Los miembros de organizaciones no gubernamentales como Greenpeace se han convertido en una suerte de consciencia universal, en este caso, en materia ambiental.
Son ellos los que claman por un mayor respeto y manejo de nuestros recursos naturales. Los que les piden, a veces con métodos llamativos y poco diplomáticos, a los políticos que establezcan normas y que tomen decisiones de respeto al planeta.
Su trabajo de llamar la atención, a veces se cruza con acciones como la que tuvieron que enfrentar los representantes de Greenpeace España, en Dinamarca.
Allí estuvieron detenidos, incluido el director de la ONG, durante 20 días por haber ingresado sin permiso a una cena de gala.
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