El sábado en la noche falleció en Cartagena el cantante de champeta Sergio Liñán, conocido entre sus seguidores como el Afinaíto.
Conocido nacionalmente por su éxito Alguien que me quiera, Liñán era uno de los íconos de este género, nacido en el departamento de Bolívar, que integra, entre otros ritmos caribeños y africanos, elementos del reggae y el calipso.
La noticia deja un nuevo sinsabor en los seguidores de la champeta, que ya en julio habían despedido a otro de los máximos representantes del género: el Sayayín.
"Estábamos dialogando en familia cuando se sintió mal, le dio un fuerte dolor. De inmediato lo llevamos al centro de salud de La Candelaria, pero los médicos dijeron que ya estaba muerto", le dijo a el diario El Universal Amarilis Liñán, una de las hermanas de el Afinaíto.
De 36 años, padre de dos niños, Sergio Liñán compuso temas como La hamaca, Nada nadita, Palo palito y Maicol, el traqueto. De acuerdo con su familia, el artista recién había llegado de una gira por Venezuela y se encontraba grabando una nueva producción discográfica en Cartagena.
"Él grabó ayer (sábado) en su estudio personal acá en la casa y hoy (domingo) también iba a grabar, pero anoche se sintió mal por un malestar en la garganta, se tomó una pastilla y le dio algo que le produjo la muerte", narró la hermana del artista, quien añadió que la familia descarta cualquier tipo de homenaje masivo. "No queremos homenajes en estadios, ni música que acompañen el sepelio", aseguró n *Con información de El Universal
Algunos son para reírse: "La ocasión es calva. Se vende, con muy favorables condiciones, una buena casa situada en Itagüí. Entiéndase usted con Germán o Juan Antonio Robledo".
Muchas de esas empresas ya no están. Otras siguen, pero la historia ha cambiado. "Si su niño cumplió un año, cuélguelo con una mesita-comedor. El regalo ideal. Droguería Bedout". Aviso de 1923. Tiene una silla, de ilustración.
Así sucesivamente, desde 1912 hasta 2012. Cien años de publicidad antioqueña es un libro que recoge la historia de la publicidad en Antioquia, la mayoría de avisos publicados en El Colombiano.
La publicidad, por supuesto, no ha estado desligada de la historia de este diario y, a través de ella, hay elementos que se aprenden, que se encuentran. "Es una selección muy buena, que muestra la historia gráfica, de iconografía, de lenguaje, del consumidor", explica María José Jaramillo, jefe de comunicaciones de El Colombiano y quien hizo parte del comité editorial.
La propuesta llegó por José María Raventós, director del proyecto, quien durante varios años coleccionó estos avisos, más de 2.000, de los que se hizo una selección especial. Los más representativos.
"La publicidad exige la inteligencia, que Aristóteles definía como la suma de todos los sentidos. Porque el publicista, como el periodista, debe tener el ojo vigilante, el oído despejado, el tacto alerta, el gusto limpio y la naríz curiosa", se lee en el libro las palabras de José María.
Un recorrido por la publicidad, por su gente, por esa época en que los artistas, los ilustradores, dibujaban la máquina de escribir Remington, porque no había fotos.
Entonces se ve el paso de los años: el color, los mensajes, los personajes, la época. Mire este: "Señora ama de casa, barra el frente de su casa. Hágalo bien… No barra hacia afuera, utilice su recipiente de basura. Las empresas varias requieren su colaboración (...)".
Una historia en letras, en ilustraciones, en fotografías. En el paso de el tiempo.
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