Los hombres más brillantes y creativos de la humanidad, generalmente se han caracterizado por ser genios "locos". Aunque nadie lo ha podido probar, siempre ha existido un inseparable vínculo entre genio y locura.
Se cree que los genios procesan gran cantidad de información, que los demás mortales ni siquiera alcanzamos a percibir.
Isaac Newton, por ejemplo, sin grandes herramientas, descubrió la ley de la gravedad, y las que explican el movimiento de los planetas. Este increíble genio era tremendo psicópata y loco bipolar, a quien nadie se lo aguantaba.
Muchos otros genios también padecían trastornos mentales: Por ejemplo Beethoven, considerado el más brillante músico de la historia, también sufría de depresión bipolar y tenía tendencias depresivas. El extraordinario pintor Van Gogh estaba tan demente, que la policía lo tuvo que recluir en un hospital, luego de que por un ataque de rabia, se cortó una oreja para regalársela a una prostituta.
Los colombianos somos muy afortunados, y también contamos con grandes personajes brillantes. Nuestros genios, además de hacer miles de aportes a la solución de los problemas de la humanidad, tienen una gran ventaja: Fingen no estar locos.
En Colombia, por ejemplo, hay genios que con solo hacer un anuncio, pueden lograr cosas increíbles, como que las EPS dan citas en menos de tres días, y que se acaben las hoyas expendedoras de drogas antes de 60 días. Es tal su capacidad, que con un solo mensaje en Twitter, logran que no se caigan las llamadas de celulares. Lo bueno de esta clase de genio, es que además de parecer cuerdo, inventa cosas que lo hacen popular.
Existe otro tipo de genio colombiano, quien no tuvo problema en abandonar su trabajo de acusar terroristas, para inventarles una nueva función a los fiscales del mundo: Buscar el mecanismo para que los criminales de lesa humanidad no paguen cárcel, y lleguen a legislar para sus víctimas. Este exótico genio nacional no solamente disimula estar cuerdo, sino que actúa como si los demás colombianos fueran dementes y amnésicos.
Claro que sin duda, la más admirable, deslumbrante y genial mente colombiana es la de Roy, el poeta. Antes de que se agotara, miles de democráticos colombianos compraron el libro de poemas de Roy, y cada noche, sus ojitos se van cerrando dulcemente mientras les recitan sus rítmicas estrofas.
Roy el poeta, quien en sus tiempos libres se dedica a ser senador, injustamente podría ser destituido. Al travieso poeta de la paz y la democracia, le avanzan procesos en la Procuraduría por tráfico de influencias y conflicto de intereses.
Si destituyen a Roy, me harán mucha falta sus espectaculares leyes, y solo encontraré sosiego sabiendo que ese apoteósico artista, a pesar de ser cuerdo, ya se ganó un merecido puesto en la historia de la poesía universal.
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