La mañana previa a la disputa del Campeonato Mundial de freestyle de fútbol, Sebastián Ortiz le había dicho a su compañero de habitación, el argentino Charly Iacono, que tenía el presentimiento de que ambos se iban a enfrentar en la final y que "Boyka" -como conocen al antioqueño- le iba a ganar.
Y resultó premonitorio. "Los dos superamos las tres rondas previas y yo le gané la final", cuenta Ortiz, de 20 años de edad y residente del barrio Planeco -el de las chimeneas, al final de la avenida Guayabal-, quien regresó a Medellín, este fin de semana, mostrando contento el trofeo de campeón mundial.
"Pura fe en Dios", dice. Y es así, porque "Boyka" asumió el reto del Mundial con un esguince de segundo grado en uno de sus tobillos. "Tuve muchas sesiones de fisioterapia e incluso el día de la final ni siquiera pude tocar el balón para entrenarme", cuenta.
Cada vez que subía a la tarima londinense a enfrentar las batallas se echaba la bendición. "Con la lesión, era tratar de evitar que el balón se me cayera lo menos posible". Y así superó octavos, cuartos, semifinal y hasta la final, doblegando a rivales de Brasil, Polonia -que son los mejores exponentes de esa disciplina-, y Argentina, entre otros.
Creatividad, estilo, control y efectividad calificó el jurado. Y Ortiz, quien practica el freestyle desde 2011 y es apoyado por Red Bull, fue el mejor.
En Dubai y China, el año pasado, había sido campeón en rutinas. En Londres, conquistó el cetro de batallas que es la modalidad que reconoce la Federación Internacional de freestyle del fútbol.
"Boyka" lo hizo con más naturalidad, relajado -como si estuviera fuera de este planeta-, y con mejores maniobras ya es el rey del freestyle. Le resta por conseguir el título de la modalidad street style, en noviembre entrante en Brasil.
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