Que todo está negro, salvo por ese pedacito de la esquina, que es un poco blanco, con una montañita pequeña que podría ser, quien sabe, podría ser otra cosa, el planeta ese donde vivía El Principito.
O un planeta cualquiera, o un pedazo de la luna, o un ojo. O un pedacito del seno de una mujer.
Porque a Janca le parece que quien mire su fotografía debe dejar que su imaginación piense lo que quiera, vuele incluso, y no tanto que se quede en el voyerismo, en la imagen del cuerpo desnudo.
"Que no solamente mire ¡ah!, eso es un seno, no. Que más bien dijera eso parece... lo que quiera. Es invitar al público a que entre a jugar con la fotografía. No es qué parte del cuerpo es, sino que te metas en el cuerpo a ver qué parte descubres tú".
Janca es fotógrafa. También colombofrancesa y una gran viajera. "He tenido la suerte de vivir en nueve países". Y tal vez todas esas miradas se vean en su fotografía, que tiene varias particularidades: "El blanco y negro es el más exigente. Exige más estructura. Me gusta el desafío de esa cosa difícil. Trabajo con fotografía análoga, con negativos. Es un trabajo artesanal y es un reto".
Sus dos últimas obras, Visiones y Gotas de sueño están en la pared. Las colgó ella misma, subida en la escalera, sin quitarse los tacones. Reflejan un ambiente de calma, una renovación de energías para arrancar lo que sigue. Está "abierto a la interpretación. Yo tengo mi versión, claro, pero los demás también".
Por todas partes
Janca es la primera vez que expone en Medellín. Está como invitada en la exposición de arte Cinco Sentidos en la que, literalmente como dice el nombre, lo que se quiere es "disfrutar el arte por todos los sentidos", según explica Norha Tamayo, propietaria de Mirano Mobiliario, uno de los organizadores del evento.
La muestra, que ya lleva cinco ediciones, es itinerante y colectiva. "La idea -añade Norha- es tener un colectivo de artistas, donde haya tanto pintura, como fotografía y escultura".
Se trata entonces de un espacio para reconocer el talento de los artistas locales, pero también para disfrutar del arte de quienes vienen de otras ciudades o países.
En total son 12 artistas: Jaca en fotografía. Luis Carlos Muñoz, Jorge Osorio, Margarita Vélez, Juan Camilo Velásquez, El Mono Arango y Yoris Barros, paisas ellos, y junto al caleño César Correa, en pintura. Y en escultura participan Cristóbal Gaviria, Natalia Botero y Luz María Piedrahíta.
Cada uno con sus propuestas, como la de Natalia, que pone el tema de la discriminación en general, desde una tan universal, la afro.
"Estamos untados tanto del tener, que perdemos la esencia", dice la artista, mientras cuenta que su obra es libre de tocarse, quizá para poder observar de cerca cómo se desfigura. Porque en un lado está el hombre que espera y en el otro, de forma más surrealista, un hombre que pierde la cabeza.
Y así todas las obras tienen su historia, su reflexión y su necesidad (obligación incluso) de mirarlas. De quedarse en el barco, a ver qué pasa.
Cinco sentidos dura tres días. Inició ayer, en un lugar en donde las obras no compiten con el espacio, sino que está dedicado al arte, a poder recorrer despacio, detallar y antojarse, y terminará mañana en la noche.
Porque lo de los cinco sentidos no es en vano. Si bien desde el mediodía se pueden ver las obras, a las 6:00 de la tarde el lugar toma un ambiente lounge. Es cuando llega el dj Deluxe con su música y un experto en cocteles, que hace de ellos todo un elemento estéticamente provocador.
Entonces no hay de otra: bailar un poco, tomar un coctel en la mano y mirar. De pronto esa mujer desnuda de Janca en el fondo negro, es más que una mujer desnuda que se tapa la cara.
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