En papeles, desde 2013, cuando se expidió el decreto 1609, Medellín se ha propuesto progresar en el aprovechamiento de los escombros de demolición, evitando costos de transporte y afectación al medio ambiente.
Las populares zorras utilizadas para deshacerse de los residuos de demolición —coches tirados por un caballo— dieron paso a los motocoches, pero la labor sigue siendo la de llevar los escombros generados por particulares en obras menores a tres Centros de Almacenamiento Temporal de Escombros —Cates— en Santa Lucía, La Iguaná o La Ladera.
Federico Valencia, gerente de Sinesco, empresa que tiene entre sus responsabilidades el manejo técnico en estos sitios, estima que mensualmente se depositan allí alrededor de 20.000 metros cúbicos de escombros.
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Varias de las compañías constructoras más grandes contratan con Sinesco la recolección de los escombros generados en el sitio de las obras o los trasladan en volquetas. Al final todo se dispone en escombreras oficiales en el norte del Aburrá, como El Trapiche, o los dispuestos por empresas como Mincivil o Conasfaltos.
En el momento, la normatividad nacional está siendo revisada y se prevé que en el primer semestre del año obligue a los constructores a un aprovechamiento progresivo que comience en cinco por ciento de los escombros y llegue hasta un 50 por ciento en 10 años. En Medellín la norma habla de llegar hasta el 90 por ciento de aprovechamiento.
Los objetivos
Según el nuevo secretario de Medio Ambiente de Medellín, Oscar Hoyos Giraldo, su despacho va a procurar implementar un sistema de aprovechamiento eficiente de escombros. “Esto significaría menos costos, eficiencia para los constructores y reducción de impactos al medio ambiente”, considera.
Valora la adquisición de una máquina trituradora que permita procesar los residuos de demolición para poderlos aprovechar como materiales útiles en la construcción. Sin embargo, aclara que tendrá que evaluar el tema presupuestal.
Por su parte, Sinesco proyecta el montaje de una planta de aprovechamiento donde se seleccionen los escombros y se trituren para ser aprovechados de nuevo.
Sin grandes inversiones
La gerente de la empresa Kontrolgün (Control verde), consultores que ofrecen soluciones ambientales, Diana Cardona, explica que si bien es positivo pensar en la adquisición de la máquina para triturar los escombros, más del 40 por ciento de estos residuos son partes finas y tan solo con separar por tamaños en el sitio mismo donde se originan, ya se ahorraría mucho en el manejo de los desechos de demolición, por no tener que transportarlos fuera de la ciudad, y se recuperarían arenas y llenos que se podrían utilizar en actividades como la construcción de andenes y vías, para los cuales el Municipio invierte sumas considerables en la actualidad.