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Durante este año, periodistas, activistas y opositores enfrentaron estigmatizaciones, acoso judicial y amenazas, en un clima marcado por la polarización y el discurso combativo del presidente alrededor de un supuesto golpe de Estado.

  • Arriba, de izquierda a derecha: Ricardo Calderón, Paula Bolívar y David Luna. Abajo, en el mismo orden: Katherine Miranda, Daniel Briceño y Catherine Juvinao. FOTOS: COLPRENSA-CORTESÍA
    Arriba, de izquierda a derecha: Ricardo Calderón, Paula Bolívar y David Luna. Abajo, en el mismo orden: Katherine Miranda, Daniel Briceño y Catherine Juvinao. FOTOS: COLPRENSA-CORTESÍA
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29 de diciembre de 2024
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A lo largo de 2024, la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP) documentó al menos 73 casos de estigmatizaciones de autoridades o figuras públicas contra periodistas. A ello se suman 41 hechos de acoso judicial y 210 amenazas contra reporteros. Por su parte, la más reciente encuesta de Invamer Poll puso de presente que apenas dos de cada cinco personas (40 %) considera que en Colombia hay garantías para hacer oposición democrática.

Lo ocurrido con estos sectores –encargados, cada uno desde su rol, de ejercer vigilancia, actuar como contrapoder y hacer veeduría al Gobierno–, evidencia con creces las dificultades y desafíos que implica no solo informar con veracidad y rigurosidad en tiempos de Gustavo Petro, sino atreverse a denunciar y alertar por lo que no marcha bien.

La situación adquiere otros matices si se tiene en cuenta que en este año que concluye el país vio la faceta más combativa y agresiva del jefe de Estado que –al reclamar una y otra vez por un supuesto golpe de Estado–, azuzó a sus seguidores y adeptos para ponerse en contra de cualquiera que alzara la voz y alertara por irregularidades.

La hoguera digital pareció convertirse en el escenario de escarnio más efectivo para señalar, acosar y denigrar a quien se atreviera a contradecir o cuestionar al jefe de Estado. Lejos de una discusión entre diferentes, el país ha presenciado ataques morales, linchamientos y difamaciones que merman no solo la credibilidad de sus protagonistas, sino que representan afrentas que han afectado su esfera más íntima y privada.

Por ello, EL COLOMBIANO revisó la labor y habló con apenas algunos de los que, enarbolando la democracia y poniendo de presente el interés general, han dado la batalla y –bien sea desde el periodismo, el activismo o la política–, han expuesto con datos, veracidad y ecuanimidad los yerros del Gobierno. ¿Esperan cambios en 2025? ¿Qué costo han pagado por su labor? Esto dijeron.

Melquisedec Torres, periodista

El periodista Melquisedec Torres ha expuesto con detalle las decisiones cuestionables de la administración Petro. Entre sus investigaciones más resonantes de 2024 se encuentra el escrutinio de la firma del convenio entre la Cancillería y la Imprenta Nacional que abría la puerta a que “el multimillonario negocio de los pasaportes termine en firmas extranjeras, a dedo, sin licitación con la fachada de la mexicana Accesos Holográficos u otra empresa de papel”.

Torres venía advirtiendo que la Imprenta Nacional no contaba con “capacidad técnica, infraestructura ni experiencia para ese trabajo, que es de seguridad nacional”. Y es que la Imprenta, quien será responsable de la expedición de pasaportes junto con un aliado internacional, no ha logrado explicar cómo realizará dicho proceso a partir de septiembre de 2025.

Otra de las investigaciones del periodista, que incomodaron al presidente, fue sobre los millonarios ingresos a costa de recursos públicos de Edwin Palma, exlíder sindical de la USO —que le aportó a la campaña de Petro $1.033 millones— y actual miembro de la Junta Directiva de Ecopetrol.

Torres puso en el foco los ingresos cercanos a $100 millones mensuales que devenga de Palma y en sus beneficios del retiro con un costo aproximado de $2.500 millones hasta que sus hijos se gradúen de carrera y él se pensione, investigación que desató reacciones airadas desde la Casa de Nariño.

Ricardo Calderón, periodista

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El periodista Ricardo Calderón no solo fue el responsable de sacar a la luz el llamado ‘pacto de la Picota’ durante la campaña de Gustavo Petro, el supuesto respaldo de un narcotraficante a esa campaña en Casanare o los pormenores de la presunta corrupción en la UNGRD desde el Ministerio de Hacienda. El país le debe también hallazgos periodísticos sobre las chuzadas, los falsos positivos o líos en entidades que van desde el extinto DAS hasta el Ejército.

Con ello, se ratifica que su labor periodística trasciende cualquier gobierno y se centra en lo que le da consistencia al oficio: informar con neutralidad y solo a favor de la ciudadanía. Sin embargo, las huestes petristas no le perdonan esa condición en tiempos del “Gobierno del cambio” y su trabajo ha llegado a estar en duda.

Sus más cercanos colaboradores advierten que, pese a contar con una carrera de más de tres décadas y varios gobiernos, sin duda cubrir a Petro ha sido el más complicado. “Por el simple hecho de hacer una pregunta o hacer control al Gobierno termina siendo criminalizado. Eso termina en una andanada bastante efectiva. Es sicariato moral a través de las bodegas”, dice uno de sus más cercanos compañeros que accedió a hablar bajo el anonimato.

Para Calderón, dicen, lo más difícil hoy ha sido llegar a tener interlocución con los miembros del Gobierno y obtener las respuestas que, en pro de la transparencia, sí conseguía en otros gobiernos con cuestionamientos mayores. “Hay una actitud de cerrar el acceso que tienen los ciudadanos a la información para saber qué es lo que está haciendo el Estado y eso no había pasado antes”, asegura otro de sus colaboradores.

Este reportero, célebre por su bajo perfil y una rigurosidad milimétrica, está acostumbrado a toda suerte de amenazas e intimidaciones; sin embargo, aún no se acostumbra y no deja de ser difícil ahora encarar los ataques en redes.

“Son bodegas, pero también es gente real. No ven los informes, solo se suman a ataques que propicia directamente Petro. Nunca hemos tenido que rectificar, pero la dinámica siempre es que el periodista miente”, precisa otro de sus cercanos, quien insiste en que lo más difícil de las agresiones es cuando saltan al ámbito privado y familiar.

Paula Bolívar, periodista

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Fue la periodista Paula Bolívar la que, con sagacidad y olfato periodístico, logró revelar las dimensiones del escándalo de corrupción en la UNGRD a través de las irregularidades en los carrotanques para La Guajira.

La periodista del año, reconocida así en los premios Simón Bolívar, ha sido cuestionada por su labor y frecuentemente es víctima de sectores petristas –tanto anónimos como oficiales– que ponen en tela de juicio su profesionalismo y la buscan encasillar como opositora.

“Si esperan de mí un comité de aplausos no lo van a encontrar, no es mi trabajo”, le dijo Bolívar a la concejal petrista Heidy Sánchez, del Pacto Histórico, quien la acusó de tener una posición política y atacar al Gobierno.

David Luna, congresista

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Al margen de la virulencia y agresividad que abundan en las redes sociales, para el senador David Luna no hay mejor ni más eficaz oposición que la se ejerce no solo con evidencias y respaldo, sino con respeto.

Sin embargo, advierte que los niveles de polarización en Colombia bajo la batuta del Gobierno Petro han llevado a que discusiones en democracia terminen permeadas por agresiones personales, calumnias y acusaciones sin fundamento que conducen a la violencia.

“No es fácil tratar de hacer las cosas para que no se cometan errores y solo recibir golpes, insultos y amenazas permanentemente. El presidente, con unas tesis poco creíbles y con tan poca evidencia, nos ataca”, reclama el congresista, quien defiende que, lejos de tratarse de un tema personal, también ejerció oposición en el Gobierno Uribe.

“Su narrativa de golpe de Estado solo busca ocultar la incapacidad a la hora de gobernar. Él cree que el que más se victimice, el que más confronte e insulte gana y así no se resuelven los problemas”, agrega.

Katherine Miranda, congresista

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La puja por llegar a la Presidencia de la Cámara, en julio pasado, le significó a la representante Katherine Miranda que se intensificaran los señalamientos, agresiones y acusaciones de todo tipo por parte de sectores afines a Gustavo Petro.

Su “falta” fue atreverse a ofrecer una mirada independiente y neutral frente al Gobierno, un compromiso que decidió ejercer desde que, aun integrando la bancada del Ejecutivo en la Alianza Verde, comenzó a advertir y cuestionar lo que no marchaba bien.

Ha reforzado el cuero duro que demanda la política, pero reconoce que hay situaciones y ataques con los que es cada vez más difícil lidiar.

“El presidente continuamente se ha dedicado a atacarme. La violencia que él ha ejercido en mi contra y contra otras colegas es inaceptable. Soy y seguiré siendo independiente y coherente, así al presidente le incomode”, dijo a este diario en noviembre pasado.

Daniel Briceño, concejal de Bogotá

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A punta de veeduría, cuestionado y revelando los montos, destinos y modos de contratación del propio Gobierno, Daniel Briceño logró abrirse pasó en la política, pasando del activismo a ocupar una curul en el Concejo de Bogotá. Si bien su labor está centrada en la capital, no deja de advertir lo que no marcha bien en el Ejecutivo y sus líos en materia contractual.

Esa tarea de control político le ha significado toda suerte de ataques en entornos digitales, donde no solo han llegado a polemizar por el trabajo de sus familiares, sino que le han puesto todo tipo de rótulos. “Lo más difícil son los ataques. Contra mí los resisto y ya estoy acostumbrado, pero la mayoría de ataques pasan a un tema personal y familiar”, reclama.

El cabildante, quien se declara “enemigo del estatismo extremo”, asegura que, lejos del discurso que pregona el presidente, este Gobierno “ha tenido todas las herramientas para ejercer su rol, desde la forma de nombrar, hasta el presupuesto y los cargos. Ha podido sacar adelante la mayoría de sus reformas. Tiene todas las garantías institucionales y las herramientas, pero no sabe utilizarlas”.

Para Briceño, de fondo “hay una incapacidad y ahora lo que se hace es ocultarla y tratar de perfumarla con un discurso barato y vacío: que a Petro le van a hacer un golpe de Estado. Es un disparate para que la base dura del petrismo se mantenga alerta y activa políticamente”.

De acuerdo con el concejal, en 2025 esa faceta del jefe de Estado “se va a poner peor”, por lo que desde ya anuncia no solo que acentuará su rol de control, sino que formará a más ciudadanos en temas como datos abiertos y contratación estatal para formar una red de veeduría mucho más grande que, sin distingo del Gobierno de turno, ejerza vigilancia y participe activamente.

“Lo que cuestiono es algo que le voy a cuestionar siempre a Petro, inclusive a mi partido y a gobiernos amigos. El control es el eje articulador de nuestro trabajo y ese va a seguir siendo”, precisa.

Catherine Juvinao, congresista

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Para la representante Catherine Juvinao lo que diferencia a un proyecto progresista de otras corrientes es su capacidad de autocrítica. “Hemos abogado por años por una transformación y no estamos para venir a quedarnos callados ante nuestros errores, no estamos para venir a aplaudir como focas cuando las cosas están saliendo mal”, explica.

Ratificando que votó por este Gobierno, la congresista niega cualquier rótulo de oposición e insiste en que lo suyo es la independencia, asumiendo costos como las agresiones que frecuentemente recibe en redes sociales como X. “Soy independiente y hago control. El Gobierno lo está haciendo mal y los liberales progresistas no asumimos que votar por alguien sea entregar un cheque en blanco”.

Para Juvinao, en aspectos como la seguridad, la salud o la educación hay retrocesos bajo la batuta de Gustavo Petro, por ello ratifica que seguirá llamando la atención por lo que no marcha bien; sin embargo, pide un alto en el camino y no vapulear al otro por pensar diferente.

“Hay estrategias de aniquilamiento moral y aniquilamiento digital. Yo no puedo simplemente llegar al Congreso y olvidarme de la promesa de control político sea el gobierno que sea. He visto muchos equivocaciones en este Gobierno y para mí sería inmoralmente inaceptable quedarme callada”, precisa.

Según la congresista, lo más seguro es que en este 2025 el presidente Gustavo Petro se va a radicalizar con miras a las elecciones y de cara “a su nicho, que es un 30 %. Es gente que se va con él a muerte, no importa los errores que cometa, ni los escándalos de corrupción”.

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