El 30 de agosto de este año, Efraín Juárez pronunció unas palabras cargadas de compromiso y esperanza al ser presentado como técnico de Atlético Nacional.
”Estoy bastante preparado y listo, sé dónde estoy y de dónde vengo... Que los hinchas recuerden que vamos a darle muchas alegrías, porque no vengo a pasar el tiempo. Créame que no dejé a mi familia 12 mil kilómetros para ver qué pasaba aquí, no dejé a mis hijos llorando para eso, sino con la ilusión de dejar huella. ¿Alcanzará? ¿Quién sabe? El tiempo lo dirá”.
Cuatro meses después, esas palabras se hicieron realidad de la manera más épica. El 22 de diciembre, en las escaleras del estadio Atanasio Girardot que conducen del camerino a la cancha, Juárez se fundía en un abrazo con sus padres, su esposa y sus hijos. Había cumplido con creces su promesa: llevar a Nacional a lo más alto. En un mismo mes, logró un doblete histórico, alzándose como campeón de la Copa y de la Liga. El trayecto no fue sencillo. Juárez tuvo que superar desafíos significativos, incluyendo problemas de indisciplina dentro del plantel, sanciones impuestas por la Dimayor y una inusual amenaza de sanción por parte de una inspectora de Policía, que intentó marginarlo de los estadios colombianos por tres años. Sin embargo, la resiliencia y el enfoque del técnico mexicano fueron clave para sortear estas adversidades y mantener al equipo enfocado en sus objetivos.
A sus 36 años, Nacional marcó su debut como técnico en propiedad, y lo hizo con un impacto inmediato. Juárez llegó con un bagaje único, siendo un exfutbolista con experiencia internacional en clubes como el Celtic de Escocia y el Real Zaragoza de España. Además, brilló en el fútbol mexicano con equipos como Pumas UNAM, Rayados de Monterrey y el Club América. Con la Selección Mexicana, Juárez disputó 39 partidos, marcó un gol y participó en el Mundial de Sudáfrica 2010, logrando además el título de la Copa Oro en 2009 y 2011.
Su transición al banquillo comenzó gracias a la influencia de Ronny Deila, un entrenador noruego que conoció en el Celtic. Inspirado por la filosofía barcelonista de Deila, Juárez dio sus primeros pasos como técnico asistente en equipos como el New York City FC de la MLS, el Standard Lieja y el Club Brujas en Bélgica. Fue en estos roles donde perfeccionó su enfoque táctico y estratégico, conocimientos que ahora aplica con éxito en Nacional.
Con los dos títulos bajo el brazo, Efraín Juárez ha demostrado estar más que preparado para liderar a Atlético Nacional en la búsqueda de nuevas metas. En 2025, su próximo gran desafío será la Copa Libertadores, un escenario donde buscará consolidar su legado y escribir un nuevo capítulo de gloria en la historia del club.