Andrés Julián Rendón no es un gobernante que ceda fácil. Esa ha sido la principal fortaleza y también la causa de los dolores de cabeza que han marcado el primer año de mandato del nuevo gobernador de Antioquia.
Tras doce meses de una batalla política cada vez más encendida, sobre todo entre la administración departamental y el gobierno de Gustavo Petro, Rendón pasa por el mejor momento de su carrera, o al menos así lo indican las encuestas.
Junto al alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, el gobernador llegó al final de este 2024 como uno de los mandatarios locales con mayores índices de aprobación ciudadana a nivel nacional, cerrando en diciembre con el desempeño más alto en ese indicador desde que llegó al cargo: 68% según Invamer (había arrancado con un 55% en febrero).
El mensaje de Rendón es simple: hablar es más fácil que hacer y él está dispuesto a hacer. Con esa premisa, desde el primer día de gobierno, ha cuestionado duramente la gestión del presidente Gustavo Petro, a quien señala de ponerle palos en la rueda a los proyectos más importantes de Antioquia desde su cargo, al cortar el flujo de recursos proveniente del gobierno central.
Bajo esta óptica, desde los primeros meses de este año, el gobernador se embarcó en varios pulsos con la presidencia, empezando por un proyecto con el que busca mayor autonomía fiscal para los departamentos, proponiendo que impuestos como los de renta y patrimonio se queden en los territorios y no vayan a engrosar las arcas de la Nación.
Rendón señala rechazar a quienes dicen más de lo que hacen y esa ha sido una de sus principales consignas en contra de la administración Petro, sobre todo en temas como el Túnel del Toyo, una obra que desde los últimos meses de la administración del exgobernador Aníbal Gaviria ya venía tambaleándose ante varias declaraciones emitidas desde el Gobierno Nacional en las que se había advertido que el proyecto no era prioridad para el Ministerio de Transporte.
Luego que desde esa dependencia se advirtiera que no había recursos para la obra, Rendón le paró caña a una idea formulada por el expresidente Álvaro Uribe de iniciar una colecta ciudadana para terminar el túnel, señalando que si 1 millón de antioqueños aportaban $1 millón no se necesitaría del Gobierno Nacional para hacer realidad ese desarrollo.
Además de costarle fuertes roces con Petro, quien instó a suspender la colecta y hasta aseveró que podría tener “dineros sucios del narcotráfico”, la Gobernación se mantuvo firme en esa iniciativa. Si bien a mediados de este mes Rendón admitió que la expectativa de recaudo no se cumplió, alcanzado a reunir solo cerca de $6.000 millones, la controversia puso bajo máxima presión al Ministerio de Transporte, entidad que dio luz verde para la cesión de un primer contrato de las obras a cargo del Invías.
Otro frente álgido entre Rendón y el Gobierno Nacional vino por cuenta del episodio de la insólita caravana de la UNP en la que viajaban varios integrantes de las disidencias de las Farc, que fue interceptada por el Ejército en Santo Domingo, Antioquia.
Fue al interior de las mismas Fuerzas Militares que, temiendo que dicha caravana pasara de largo, se alertó a Rendón, quien denunció a la opinión pública la situación y comenzó a presionar para que los vehículos y sus ocupantes fueran inspeccionados, dejando al descubierto que allí viajaban disidentes con órdenes de captura activas, armas, fajos de billetes y hasta oro.
La seguridad, no obstante, fue también la raíz del debate político más álgido del año en Antioquia, por cuenta de un proyecto de ordenanza para crear una tasa especial para la seguridad, que enfrentó a Rendón no solamente con Petro, sino con sus propios aliados políticos.
Y es que con el mismo ímpetu que muestra en su pulso con Gobierno Nacional, Rendón también se mantuvo firme para crear ese nuevo impuesto, sin importar la lluvia de críticas y reparos por parte de agremiaciones económicas (Fenalco, Intergremial Antioquia, la Andi, entre muchos otros), así como el alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez y hasta el expresidente Álvaro Uribe, jefe natural de su partido, el Centro Democrático (CD).
Aunque Rendón salió victorioso, tras convocar a más de 100 alcaldes del departamento y hacer que su coalición de gobierno en la Asamblea cerrara filas para aprobar la iniciativa con 14 votos (12 diputados se opusieron), el logro le costó su primer gran diferencia tanto con Gutiérrez como entre varios de sus compañeros en el Centro Democrático.
“Si el gobierno Petro abandona la seguridad, abandona la dignidad de soldados y policías, nosotros en Antioquia no lo vamos a hacer, así tengamos que incurrir en costos políticos tan caros como este”, expresó Rendón luego, al ser consultado sobre esa ordenanza, que entre muchos gremios siguió dejando el sinsabor de una imposición.
A pesar de los choques durante este debate, tanto Rendón como Gutiérrez concluyeron este año negando que su trabajo en llave esté roto. Dicha alianza será clave para que las obras del Toyo puedan salir a flote, al igual que otros proyectos como la segunda etapa de Hidroituango, el Tren del Río entre muchos otros desarrollos que hoy se ven cuesta arriba.