Andrés Parra ya había tenido papeles protagónicos en cine con películas como Sanandresito, y había alcanzado reconocimientos como el Premio Mayahuel de Plata a mejor actor por su papel de sacerdote en La pasión de Gabriel.
Sin embargo, su nombre se popularizó ante el público por las series. El hecho de interpretar al narcotraficante Pablo Escobar, y encarnar a un líder político polémico, Hugo Chávez Frías, lo hacen uno de los actores más versátiles.
Andrés habló de su papel en El Comandante, que se estrenó ayer en Colombia.
Dijo que fueron difíciles las grabaciones para Escobar. ¿Cómo fue con Chávez?
“He sido feliz porque logré tener unas condiciones de trabajo buenas, me he gozado a Chávez. El equipo de trabajo ha sido chévere y esta vez siento que no he tenido ninguna conexión personal con el personaje, puede ser quizá madurez. No he sentido odio ni amor, sí un privilegio por compartir con la gente estos ocho meses”.
¿Cuál es la responsabilidad al interpretar personajes de la vida real?
“Es gigante porque estos lo ponen a uno en muchos más problemas. En un personaje de ficción las decisiones las toma uno y el director, nadie tiene ninguna expectativa. Con un personaje histórico, uno tiene el reto de hacer una interpretación creíble. La idea era ser lo más cercano a Hugo Chávez, no es una simulación. Hay mucha más presión y trabajo”.
¿Qué pasó con Andrés Parra al interpretar a Chávez?
“Lo que más me impactó es descubrir un poco el mundo de la política latinoamericana. Salgo menos ingenuo, y con una decepción política porque no es como nos la tienen pintada. Creo que eso fue lo que nos pasó a quienes pudimos estudiar a profundidad el tema. Ahora tenemos una conciencia más clara, por ejemplo, del papel de la prensa en la política, no toda es honesta, tampoco toda es vendida. Si quieres beneficiarte tienes que hacerte político. Me voy a volver presidente”.
¿Qué piensa de hacer personajes odiados?
“Interpretar personajes odiados me ha pasado sin querer queriendo. Aunque mi búsqueda como actor es lograr poner en la pantalla a ese tío que ustedes no invitan a pasar Navidad o porque es pobre o tiene una enfermedad mental, y saben que si va se caga en ella. Me interesa ser ese tío para mostrarles qué está pensando él de eso. Me gusta ser espejo para que ojalá después digan que deben invitarlo y entenderlo. A mí me interesan personajes que nos permiten reflexionar como espectadores
Con Chávez estamos en una secuencia muy divertida, porque ayer hicimos el famoso discurso de la ONU donde dijo que olía a azufre. Ya sabemos que estuvo en la ONU y dijo eso, pero, ¿qué le pasó antes de decirlo? ¿Lo planeó, se lo inventó, lo improvisó? Creo que esa intimidad es lo que el público quiere ver. Me parece que lo interesante es ver cómo se le ocurrió”.