Que lo pique el “bicho verde” de la mano de este botánico

“El humano debe reorientarse hacia una cultura más biológica”

Arturo Aristizábal es docente de la Universidad CES desde que se graduó del pregrado a los 24 años. Foto: Manuel Saldarriaga.

Los organismos más amenazados del planeta Tierra, por encima de los anfibios y los corales, son unas plantas que alimentaron a los dinosaurios y que aún hoy se destacan por su belleza: las zamias. Son 86 especies en el mundo, todas en vía de extinción. Estas son parte del motor que mueve al “parcero botánico”, como se llama en redes sociales, aunque en los pasillos de la Facultad de Ciencias y Biotecnología de la Universidad CES lo conocen como el docente Arturo Aristizábal.

En el mundo digital y en el académico su misión es acercar a la gente a las plantas y enseñarles cuánto dependemos de ellas. A Arturo lo aterra pensar en la caótica relación que tienen los seres humanos con las plantas, pero lo tranquiliza pensar que, desde la pedagogía, él puede influir para tomar mejores decisiones.

¿Qué definición le da a cultura y qué significa, para usted, ser líder?

“La cultura de hoy es estrictamente humana. Mi propuesta de vida es entablar una relación cultural, pero ecosistémica, holística, más amplia. El humano debe reorientarse hacia una cultura más biológica, porque somos entes biológicos. Tú le preguntas a alguien qué es la naturaleza y señalan todo, menos a ellos mismos. Además, para mí un líder es alguien consecuente con lo que hace, con lo que dice y lo que piensa.”.

¿Por qué lo hace, qué lo motiva a hacerlo?

“Lo que más me hace palpitar es el hecho de poder disfrutar el mundo vegetal. Lo hago de manera visual, pero es que todo el mundo también lo hace. Lo que me impulsa es que el humano se tiene que acercar más al mundo natural. El verde está metido en el inconsciente”.

¿Qué o quién lo inspiró y cómo inspirar a los demás?

“Mi maestro directo es el docente y experto taxónomo Dino Tuberquia. También otro emérito científico que fue el maestro de mi maestro: Ricardo Callejas; y su esposa, Lucía Atehortúa. La inspiración para nuevas generaciones no es una persona o una ley. La biología uno la tiene que sentir en el corazón”.

¿Quiénes están detrás de los procesos que lidera?

“La familia ha si do un sustrato a partir del cual he podido enraizarme en múltiples aspectos. Desde el apoyo hasta los cuestionamientos más básicos. Yo soy biólogo, en las redes y la fotografía no soy el más diestro. En eso me ayudan mi hermana Olivia y mi novia Alejandra. Lo mío es la botánica y la relación planta-humano. Lo clave es que el equipo tiene que ser dinámico”.

¿Cómo visibilizar más procesos como el suyo?

“Debe haber un hilo transversal sobre el ambiente desde que se está gateando hasta que se va a escoger carrera. Todo empieza en casa. Aprender a no tirar una bolsa por la ventana es biología. Las cosas pequeñas suman en el largo plazo. No se trata de amarrarnos a un árbol, sino entender que todos estamos conectados”.