Por daniel cardona henao
La rutina resulta algo aburrida para Emiliano Montoya, un niño de cinco años que cada clase de bicicrós prefiere tomarla con un profesor nuevo.
Así lo relata su mamá Diana Osorio, quien cuenta que la “rosca” que tiene su pequeño le permite ser acogido por todos los orientadores. “Emiliano entró al BMX porque yo manejo la tienda de la Comisión Antioqueña, entonces, dejamos que comenzara allí y todos los profesores nos ayudan a formarlo”.
Así comenzó, arrastrando su bicicleta con los pies, hasta lograr dominar los pedales y sobrepasar los primeros morros de la pista Antonio Roldán, donde labora su mamá.
No obstante, la adrenalina del BMX no es lo único que copa el tiempo de sus días: también se le mide a las piscinas. “A él le gusta mucho nadar, aunque yo preferiría que siguiera por el bicicrós, además de eso, le gusta jugar con carros y con el play”, relata Diana.
Actualmente, este menor es uno de los que alimenta la ternura y la tenacidad que imprimen los de su edad en el Torneo Internacional de Las Luces.
De acuerdo con Diana, los niños contemporáneos de Emiliano se han animado últimamente a competir en los peraltes, rompiendo con ese estigma de que solo pueden participar los que saben montarse sobre bielas de dos ruedas y pedales.
“Es espectacular que en esta clase de eventos los incluyan desde edades tan tempranas, ellos sienten mucha diversión y tratan de dar lo máximo al competir con sus compañeritos”, dice ella, quien agradece los valores que el deporte le aporta a su hijo.