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“Mayweather es del montón, no es nadie”: Manos de Piedra Durán

Mano de Piedra, una de las figuras en la Convención de la AMB. Añora sus tiempos.

  • Tener como huésped a un exboxeador de las condiciones de Manos de Piedra Durán es un orgullo para la ciudad. Ganó 6 títulos mundiales en una época de grandes. FOTO cortesía Convención amb
    Tener como huésped a un exboxeador de las condiciones de Manos de Piedra Durán es un orgullo para la ciudad. Ganó 6 títulos mundiales en una época de grandes. FOTO cortesía Convención amb
  • “Mayweather es del montón, no es nadie”: Manos de Piedra Durán
30 de octubre de 2017
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Vendió plátanos, lustró zapatos, fue camarero y pescador, y vivió en Chorrillos, uno de los suburbios de Panamá.

Al lado de Joe Louis, Muhammad Alí, Rocky Marciano y Sugar Ray Robinson, fue considerado uno de los más grandes púgiles del siglo XX.

Este exboxeador, Roberto Durán, conocido como “Manos de Piedra”, el mejor de los pesos ligeros, está en Medellín y hace parte de las personalidades que asisten a la Convención 96 de la AMB.

De nuevo en Medellín...

“Sí, y la verdad, cuando comencé a bajar del aeropuerto le dije al chofer que si un gordo se cae acá, rueda y rueda. Me siento muy contento de volver a esta bonita ciudad y con gente tan linda”.

¿Cuáles fueron sus impresiones al entrar al hotel y ver viejos conocidos?

“Me agradó mucho volver a ver a Pambelé. Aunque lo noté nervioso, es lógico, lo vi muy recuperado. Me dijo que se está cuidando y me parece muy bien, nadie lo puede cuidar si él no se cuida. Por eso estoy contento, de verlo tan bien y en medio de la gente que lo valora”.

¿Por qué usted eligió el boxeo y no otro deporte?

“Yo no iba a ser boxeador, quería ser luchador, porque había un teatro en Panamá, Tropical, en el que presentaban películas del Santo, Bludemont, Machado, Galindo, La Sombra Vengadora, entonces yo me metía al cine cuando tenía 10 y 12 años. Recuerdo que lustraba zapatos para conseguir los cinco reales para entrar. También corrí maratones y gané, y fui buen nadador. Pésimo como futbolista”.

¿Qué lo llevó a cambiar de idea y dejar su sueño de ser luchador?

“Dios me puso en el camino correcto, el boxeo. En mi primer combate profesional que fue contra Carlos Mendoza, también panameño (1968), me gané 3 dólares. La mitad para el entrenador y la otra para mí. Le di uno a mi mamá y con el resto compré galletas, Coca Cola y fui al cine”.

Si lo pusieran a comparar el boxeo de esa época y el de ahora ¿Qué diría?

“Los de antes eran buenísimos. ¡Ahora y que Mayweather (Floyd)! Ese es un peleador del montón, no es nadie. Tiene gente que lo maneja muy bien. Ojalá hubiera nacido yo en esta época y ganarme 150 o 200 millones de dólares. En mi época no se ganaba nada, todo era sangre. Si los muchachos del siglo XX nacieran hoy, serían todos campeones mundiales”.

En su paso del peso ligero al wélter le tocó enfrentar nada menos que a Sugar Ray Leonard...

“Antes de la pelea me mandó espías por todos lados. Donde yo me movía, ahí estaban. Entonces cuando lo veía, le decía: te faltan tres días, dos, uno; aunque me mandés todos tus sapos no me vas a asustar. Y cuando nos pesamos le dije: hoy se te llegó la noche. Le gané. Inolvidable, eran un gran boxeador”.

La historia dice que usted es de los pocos que se ha dado el lujo de no darle la mano a Fidel Castro. ¿Es verdad?

“Estaba yo muy pelao y acababa de ganarle a Esteban de Jesús y mi suegra me hizo una fiesta en la casa. Me acosté a las siete de la mañana. Al rato llegó a decirme que me estaban buscando dos policías, le dije, que se vayan para la m... Abro los ojos medio borracho y me dicen: oye, tienes que irte para Cuba porque allá está Omar Torrijos y te mandó a buscar, porque Fidel Castro te quiere conocer. Me agarraron, me metieron en el baño, me bañaron y llegué a Cuba borracho. Estoy de espaldas y alguien me toca, es Torrijos; me dice, mirá, este es Fidel y cuando él me va a dar la mano, me voltié a tomarme un jugo. Creo que nunca le habían hecho ese desprecio”.

¿Cuánto fue lo que más ganó por una pelea de título mundial?

“10 millones de dólares. Creo que fue contra el mismo Sugar, pero por el título supermediano”.

¿Cuál fue la mejor pelea que celebró?

“La verdad, la mejor pelea es cuando se hace por un título mundial. Esa era la mejor velada en esa época”.

Frustrado como luchador, ¿le entregó el boxeo lo que soñó?

“Como le dije, fui boxeador por equivocación, por querer comprarle una casa a mi mamá, porque éramos demasiado pobres. Cuando le compré la casa y me coroné campeón, no iba a pelear más y me dice uno de mis entrenadores, Plomo (Néstor Quiñones), cómo que te vas a retirar cuando esto está bueno. No profe, ya le compré la casa a mi mamá que era lo que quería. No, ahora te tenés que comprar la casa para ti y un carro, y eso fue lo que me hizo seguir peleando”.

¿Vive bien?

“No tengo problemas, la casa en la que vivo ahora es mejor que el Palacio de República de Panamá”.

Entonces, se queda con el boxeo de su época...

“En la mía estaban los verdugos, hoy en día no hay verdugos. Hoy, cualquiera es campeón y hay tantas asociaciones de boxeo. Antes eran solo dos. La diferencia es grande”.

Y lo de cantante...

“Mi hermano tiene una orquesta que se llama Nena Blanca, a veces lo contratan y me pongo a cantar con él. Yo no soy cantante, pero de los cantantes de reggae hoy en día, yo me río, si ellos son cantantes, ¿por qué yo no puedo ser?”.

¿Por qué Manos de Piedra?

“Hubo un periodista que ya murió, Alfonso Castillo, quien me puso Manos de Piedra, porque mis entrenadores se la pasaban alegando con qué mano era que noqueaba, si con la derecha o la izquierda. Por eso Manos, en plural”.

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peleas celebró Durán y solo perdió 16. Ya tiene 66 años y vibra con esos recuerdos.
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