En la cancha Sebastián Macías Correa parece un gigante, aunque apenas mide 1,75 metros. Y cuando lleva el balón cualquier hincha desprevenido podría pensar que está apreciando a un jugador de amplio recorrido.
Todo porque luce muy técnico y en pleno estadio Atanasio Girardot hace lo mismo que lo hizo diferente en la cancha El Polvorín de Robledo Miramar: gambetear, explotar su técnica y divertir.
Esas son las características principales del lateral izquierdo del Deportivo Independiente Medellín, a quien el talento lo transforma para bien en el terreno de juego, ya que por fuera se muestra como un chico tímido y hasta inocente.
Haber recibido un balón de regalo de sus padres cuando tenía ocho años fue determinante para que este bachiller de 19 años de edad empezara desde la niñez a proyectarse como grande. Ahora que juega en la Liga Águila-1 se siente pleno y feliz. “Estoy haciendo realidad todos los sueños que tuve” señala sin titubear este muchacho salido de la zona noroccidental de la capital antioqueña.
Confiesa que no fue fácil saber que se tiene la misma responsabilidad que ídolos como David González y Mauricio Molina, pero cuando está en pleno partido se olvida que es un principiante. “Aprovecho al máximo las recomendaciones que me dan y con mi fútbol trato de ser igual a ellos, que tienen más experiencia y cuentan con el cariño de la hinchada y de muchos de los que apenas arrancamos a construir nuestra historia en el Medellín”.
En las selecciones de Antioquia llevaba el 10, porque tiene ideas, técnica y cambio de ritmo. Recién ascendido por el técnico Leonel Álvarez, quien asegura que “si sigue aprovechando su oportunidad continuará en el equipo, porque sabe con el balón y nos puede aportar”, también actuaba en el medio campo.
Sin embargo, el hijo de Alexánder y Sandra Liliana no dudó cuando Álvarez le pidió que actuara por la banda y es por esa zona en la que ha cautivado a los aficionados escarlatas con su alegría en la titular del equipo que no conoce la derrota con él en la cancha.
“Desde que comencé en el semillero de Álex Fernández en Miramar jugué de creativo; lo mismo hice con la escuela Barcelona de Castilla y en las selecciones de Antioquia; cambié y la estoy pasando bien, porque hago lo que me gusta: divertirme con la pelota sin descuidar las responsabilidades con el equipo”.
Tener libertad para hacer travesuras en el campo le ha hecho más fácil la adaptación a Sebastián, que hoy completará el cuarto compromiso seguido de titular en remplazo de Luis Tipton, quien no satisfizo las expectativas en el triunfo 1-0 ante Envigado.
Para aquellos que apenas empiezan a referenciarlo, Macías, hermano de Jéssica y Juan David, les confiesa que le gusta el juego de barrio y el fútbol picaresco sin olvidar que cuando toca defender lo hago sin problema. “Y si el juego se presta para atacar, también estoy listo”.
Partiendo de esa claridad de su estilo le ha brindado otras alternativas al Poderoso en plena competencia, porque tiene la facilidad de desbordar, hacer respaldos en el medio y centrar para que sus compañeros concreten los goles.
Ya no vive en Miramar, pero allá están sus “parceros” y cuando puede los visita, porque Sebastián tiene presente que “nunca se puede olvidar el lugar de origen ni perder el contacto con la gente que te apoyó”. Gracias a esa humildad es que se ha hecho apreciar en el Medellín que de superar hoy a los azucareros podría ser puntero.
Todavía le tiene fobia a los disfraces y a largo plazo desea ser ingeniero gracias a que de estudiante le iba bien en matemáticas. Sin embargo, su objetivo inmediato es ser alguien en el fútbol y para ello debe consolidarse en el DIM, club en el que se visualiza como campeón este año.
Esto lo puede alcanzar, cree Sebastián Macías, apostándole al buen fútbol que viene mostrando el equipo en los últimos partidos y que le facilitó el despliegue de talento que lo convirtió en el juvenil de más continuidad y proyección este semestre en el Medellín.