Desde que Colombia clasificó por primera vez al Mundial Sub-20 en la otrora Unión Soviética-1985, hace ya 40 años, de la mano del técnico Luis Alfonso Marroquín (murió el 2 de septiembre de 2020), muchas figuras han quedado en el corazón del hincha y se evocan cada vez que se realiza una nueva edición del certamen como sucede en Chile-2025.
¿Quién que guste del buen fútbol puede olvidar los desbordes y gambetas endiabladas del pereirano Jhon Édison Castaño, la capacidad goleadora de John Jairo Tréllez y las atajadas de René Higuita? Difícil ignorar la huella que dejaron también Carlos Mesa, Álvaro Núñez, John Álvarez, Jairo Ampudia, José Hurtado, Orlando Maturana, Wilmer Cabrera, Carlos Álvarez, Felipe Pérez (asesinado en octubre de 1996), Eduardo Niño y Wilson James Rodríguez.
De ellos, la mayoría y tras cumplir sus ciclos como futbolistas, emprendieron caminos diferentes al fútbol. Otros siguieron aferrados a la pasión que los sacó del anonimato y les dio la posibilidad de salir adelante con sus familias.
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Castaño, a quien se llegó a tildar como el “Maradona colombiano”, está vinculado hoy al fútbol con la Alcaldía de Pereira. Las lesiones y la falta de una buena asesoría impidieron una carrera más promisoria de este delantero que jugó en América de Cali, Nacional y Racing de Avellaneda. EL COLOMBIANO habló con él de su experiencia mundialista y de lo que piensa del actual seleccionado.
¿Qué recuerdos le trae esa participación en el Mundial-85?
“Recuerdo que Colombia iba sin mucho favoritismo, pero ya algunos periodistas sabían del potencial que teníamos por lo que habíamos mostrado en el Suramericano. La gente estaba pendiente, aunque nos tocó jugar en Yereván y en Oktoberian, unos estadios donde sabían más los del pueblo que la misma gente de Moscú. Y quedaron sorprendidos con nuestro juego. En ese grupo estaban Hungría, que era campeón de Europa, y a mí me dieron la distinción de mejor jugador de la zona del Mundial. Me gané trofeos y hasta un reloj. Eso fue muy bonito”.
¿Enfrentaron dificultades durante el torneo?
“Claro. Seis jugadores estábamos enfermos, casi con neumonía. Álvaro Núñez y yo éramos los más afectados. La FIFA tuvo que dar permiso para que nos aplicaran un medicamento y poder jugar. Pero después vino el partido contra Brasil, el 6-0, y ahí se acabó toda ilusión”.
Hoy, ¿a qué se dedica?
“Sigo en el fútbol, trabajando con escuelas de formación para familias vulnerables. Me gusta el tema de la comunidad, de los chicos, me apasiona mucho. Trabajo con la Alcaldía de Pereira y la Secretaría de Deportes”.
John Édison Castaño, en su tradicional celebración. FOTO ARCHIVO EL COLOMBIANO
En su momento lo llamaron el “Maradona colombiano”, ¿qué piensa hoy de ese calificativo?
“Hermano, yo creo que demostré mi potencial. Era uno de los más hábiles y rápidos de Suramérica. Incluso conocí a Diego en Buenos Aires y me sorprendió que él sabía de mí. Me dijo que jugaba como él, y yo le respondí: “No, antes usted jugaba como yo”. Se rió mucho. Eso para mí fue impactante, que me conocieran figuras como Kempes o Tarantini”.
¿Sigue en contacto con sus compañeros de la Selección del 85?
“Sí, tenemos un grupo de WhatsApp con todos. Nos comunicamos casi a diario. Milton Bernal nos comparte reflexiones espirituales y eso nos mantiene unidos”.
¿Qué piensa de la Selección Sub-20 actual?
“A mí me deja mucho que desear. Nosotros jugábamos con el alma, con el corazón. A estos muchachos les falta humildad, más amor por la camiseta. Como tienen contrato con Nike, Adidas o Puma, creen que ya hicieron todo en el fútbol. No sabemos a qué juega la Selección: si a tener la pelota, a tirarla, a la colectividad. No veo un jugador que rompa, que sea socio de todos, que se comprometa”.
¿Y qué les diría a las nuevas generaciones?
“Que el fútbol se juega con alegría. A mí me gustaba sentir el fútbol, correr con felicidad. Eso es lo que trato de transmitir a los niños: que disfruten, que respeten, y que sepan que todo pasa, pero lo que queda es la forma en que viviste el juego”.
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¿Qué hacen hoy los otros integrantes?
John Jairo Tréllez vive en su natal Turbo, en el Urabá antioqueño, donde tiene un restaurante y un proyecto turístico. Fue pionero como refuerzo extranjero del Boca Juniors de Argentina en 1994.
René Higuita, convertido en una leyenda viviente, sigue vinculado al club verdolaga como preparador de arqueros, pero más como embajador del club.
Álvaro Núñez, el exzaguero trabaja como entrenador en la Liga del Atlántico. También ha dirigido equipos femeninos.
Eduardo Niño, después de hacer parte del cuerpo técnico de la Selección Colombia en la era de José Pekerman, ahora labora en Millonarios como preparador de arqueros.
Wilmer Cabrera es el actual director técnico del equipo El Paso Locomotive FC, que compite en la USL Championship (segunda división) del fútbol en Estados Unidos. En ese país hizo una larga carrera como formador de futbolistas.
Carlos Álvarez, vinculado al Inder de Envigado y fundador del Club Deportivo As que participa en los torneos de la Liga de Antioquia .”A nosotros nos tocó otra época, ahora los jugadores se taparon de plata y el fútbol se vive de una manera diferente”, dice.
Wilson James Rodríguez labora con el Envigado como asistente de campo de categorías menores. Por estos días se recupera de una cirugía y permanece bajo tratamiento médico.