Sentía la cabeza embombada. No lograba pensar con claridad. Moverse le exigía un esfuerzo adicional al normal. Sus reflejos se redujeron de manera considerable. Además, por algunos momentos del partido se sintió mareado. Era la noche del 4 de abril del 2024 y el arquero del DIM, Éder Chaux, no se sentía bien en el arco del estadio municipal de El Alto, Bolivia.
El DIM visitó a Always Ready en la primera fecha de la fase de grupos de la Copa Sudamericana. Los 4.095 metros de altura sobre el nivel del mar a los que está ubicado el escenario le pasaron factura de inmediato. De poco sirvió la preparación que hicieron con cámaras hiperbáricas. Tampoco funcionó la estrategia de llegar un par de horas antes al inicio del partido para amainar el efecto de la condición atmosférica adversa.
La altura hizo lo suyo: la presión atmosférica bajó y cantidad de oxígeno que entró a la sangre de los futbolistas del equipo colombiano disminuyó. El mal de montaña para quienes no están acostumbrados a jugar a más de 2.500 metros de altitud llevó a que el juego en la ciudad boliviana se convirtiera en un “infierno”.
“Las sensaciones que tuve en el cuerpo fueron raras. Jugar allá es realmente difícil. Por un lado, la mente no está clara y las piernas tampoco. Uno se siente pesado, lento. Además, realmente sí se te dificulta mucho más respirar. Es verdad que por momentos uno tiene la sensación de estar ahogado”, le contó Chaux a este diario.
Además, la disminución de la presión en la atmósfera lleva a que el balón se mueva más rápido. Eso hace que, para un arquero, por ejemplo, sea más difícil tenerle la medida y el tiempo al desplazamiento de la pelota cuando rematan desde afuera. “Es terrible. El balón se mueve muy rápido y no da tiempo de pensar con claridad para responder bien”.
Lo mismo le pasa a los jugadores de campo. Si un delantero veloz corre como lo haría en Medellín o Barranquilla, antes del final del primer tiempo se siente más fatigado de lo normal. Además, por lo rápido que gira el balón, da la sensación de que se vuelve un poco más liviano: intenta dar un pase cerca que, en otras condiciones haría con facilidad, pero le sale errado, como si hubiera puesto un exceso de fuerza al golpearlo.
“Por eso allá hay que hacer un juego muy inteligente. Hay que tratar de tener el control de la pelota y no correr tanto. Los bolivianos saben aprovechar la altura. Por algo hicieron el cambio de sede para el estadio de El Alto: esa es una ventaja que ellos tienen porque saben jugar allá”, concluyó el arquero Chaux, quien fue habitual de la Selección Colombia en el proceso del portugués Carlos Queiróz como entrenador.
¿Sirve la estrategia criolla?
Jugar en el Alto sí le da alguna ventaja a Bolivia. Eso lo tienen claro en el cuerpo técnico boliviano. De hecho, desde que escogió la sede, el entrenador Óscar Villegas manifestó que una de los motivos que lo llevó a cambiar de sede es el juego psicológico que se arma antes del encuentro.
Villegas sabe lo que dice. Por eso, cuando en la rueda de prensa que dio le preguntaron si servía o no la estrategia utilizada por Colombia de llegar algunos días antes a Cochabamba funcionaba, dijo que no. “Es diferente jugar a 2.558 que a 4.000 metros”, manifestó.
Pero Néstor Lorenzo no cayó en la provocación del entrenador boliviano, que ha dicho que Colombia tiene “ventajas” como que en la prensa de su país se ha filtrado cómo juega en las prácticas. No. El timonel argentino manifestó que no hay fórmulas mágicas para enfrentar un partido en La Altura y que están haciendo todo lo posible para que los futbolistas estén bien preparados, tanto en lo físico, como en lo mental. En Bolivia el partido lo quieren calentar antes de jugar. Todo se resolverá en la cancha.
Argentina, ¿en riesgo por huracán?
La Selección Argentina, que el jueves enfrentará a Venezuela en el calor fuerte de Maturín (la temperatura promedio para las cuatro de la tarde, hora a la que está programado el partido, es de 33 grados centígrados).
Por eso, el entrenador argentino Lionel Scaloni decidió concentrar a los futbolistas del seleccionado albiceleste en Miami, Florida. Las instalaciones del Inter de esa ciudad estadounidense, donde entrena de manera habitual Lionel Messi, fueron el centro de entrenamientos del equipo.
Los campeones de América tienen que llegar a Venezuela el miércoles. Sin embargo, el trayecto se ha visto en dificultad debido al fuerte paso del Huracán Milton por la costa este de Estados Unidos. Tienen que buscar alternativas.
