Le dicen “El Toro”. Es moreno, mide 1,80 metros, tiene brazos y piernas fuertes con varios tatuajes. Por lo general lleva unos crespos cortos en la parte de arriba de la cabeza con los costados bien motilados. También algunos pelos en la barbilla que le adornan el rostro.
Sin embargo, cuando Nezareth Segura ingresó al minuto 81 del encuentro entre el DIM y Tolima, que se jugó el jueves en el Atanasio, estaba rapado. El cabello se lo quitó algunas horas antes, cuando lo confirmaron en los convocados para el duelo ante los pijaos: fue la primera vez que Alejandro Restrepo lo llamó para estar con el equipo profesional.
Antes del calentamiento, los compañeros le hicieron el ritual de siempre para los debutantes: cortes asimétricos en el cabello. Al final se rapó. El partido empezó y Segura, un joven de 17 años nacido en El Charco, Nariño, pero criado en Tumaco, en la costa pacífica de nuestro país, estaba en el banco de suplentes.
El cuadro rojo, que con sus volantes genera muchas llegadas al área rival, no logró concretar ninguna de las 26 opciones de gol que generó. Por eso, cuando faltaban diez minutos, Restrepo buscó la solución al problema en el banco de suplentes: envió a Nezareth, que juega de centrodelantero en el equipo sub-20 dirigido por Sebastián Botero a la cancha.
El joven atacante, que vive en la Casa Hogar del club en la sede del barrio Pilsen de Itagüí, entró bien. Luchó, cuerpo a cuerpo, balones con los defensas del Tolima. Se desmarcó bien, buscando espacios y tuvo una opción clara de gol que pegó en el palo, después de controlarlo como un profesional de viaje data dentro del área. Su presencia llamó la atención.
¿Quién es Nezareth Segura, el debutante del DIM contra Tolima?
De sus 17 años de vida, Nezareth lleva siete en Medellín. El delantero zurdo, nacido el 11 de junio de 2007 –está próximo a cumplir la mayoría de edad–, arribó a la Casa Hogar del DIM cuando tenía once, en 2018. Un veedor de El Equipo del Pueblo en el Suroccidente del país lo vio jugar y, de inmediato, quedó “flechado” con su talento.
Habló con los familiares. Aceptaron que viniera a la ciudad. Llegó a la casa hogar de Belén Rosales, a cargo de doña Omaira y don Siro. Después pasó a la vivienda de Leicy, en La Floresta. Luego, cuando el club hizo un edificio para que vivieran sus futbolistas en formación en el sector estadio, se fue para allá. Hace tres años vive en Itagüí.
“Cuando llegué aquí fue difícil. Uno a esas edad depende mucho de la familia en el lugar donde vive, pero después de varios meses se termina adaptando. Vivir aquí es bueno porque hay una hermandad grande. Todos nos llevamos bien. Hay mucho respeto y compartimos momentos en nuestros tiempos libres jugando dominó en una mesa que está afuera de las habitaciones de la casa hogar”, aseguró Segura.
Nezareth, quien este año termina el colegio de manera virtual –estudia todos los días en las tardes, después de los entrenamientos–, duerme en la cama de abajo del camarote contiguo a la ventana de la habitación central de la casa. En el colchón de arriba está Leiner Cuesta Arias, un jugador de Apartadó que también hace parte del equipo sub-20.
Debajo de su cama tiene una colección de tenis Nike. Hay diez zapatos de diferentes referencias. “Los tengo porque siempre me ha gustado verme bien”, dice con orgullo Segura, quien cada que tiene vacaciones regresa a Tumaco, donde están su abuela, la hermana, quienes lo reciben con mucho amor cada que regresa y lo impulsaban, con palabras a cumplir el sueño de debutar joven con el Medellín. El jueves 15 de mayo del 2025 lo logró. Cuando regrese a su casa, seguro harán fiesta. El camino de Nezareth en el fútbol profesional apenas empieza.
