Atlético Nacional ha logrado una hazaña sin precedentes en el fútbol colombiano: conquistar tres títulos en un lapso menor de dos meses. Esta gesta reafirma la grandeza del club verdolaga, que ahora suma 36 títulos en su palmarés.
Marino Hinestroza, tras la victoria por penaltis 4-3 sobre Bucaramanga en la Superliga, lo sintetizó con claridad: “Mostramos nuestra jerarquía y demostramos que somos el equipo más grande de Colombia. Es hermoso empezar el año con un título, ahora queda disfrutar y decirle a la gente que festeje”.
Esa jerarquía de la que habla Marino ha sido clave para que Nacional sume siete títulos desde 2021, incluso en lo que muchos llamaban “la peor crisis de los últimos años”. Pero este tricampeonato, en particular, tiene sus raíces en un momento de dificultades que llevó a la familia Ardila Lülle, principales accionistas del equipo, a reflexionar y tomar decisiones drásticas. Fue así como llegaron nombres clave como el presidente Sebastián Arango Botero y el director deportivo Gustavo Fermani.
Las decisiones definitivas
La primera gran determinación de la nueva dirigencia fue la destitución del técnico uruguayo Pablo Repetto. A pesar de que su proceso ya mostraba señales positivas, se optó por un cambio de rumbo, lo que generó críticas. Su remplazo, el mexicano Efraín Juárez, también fue recibido con escepticismo, pero rápidamente demostró su valía al conquistar la Copa Betplay y posteriormente el título de Liga.
No obstante, tras el bicampeonato, Juárez renunció alegando que no había tenido injerencia en los fichajes y que se enteraba de las contrataciones cuando ya estaban cerradas. Los directivos refutaron estas declaraciones y mostraron pruebas (chats) a este periódico que demostraban que el técnico mexicano había aprobado cada una de las incorporaciones y salidas.
Su salida, aunque molestó a la dirigencia por la forma en que se dio, no frenó la ambición de Nacional, que rápidamente buscó un reemplazo. Así llegó el argentino Javier Gandolfi, un técnico con un estilo similar al de Juárez, pero con más experiencia. Sin embargo, el nombramiento tampoco estuvo exento de críticas ya que el joven entrenador argentino llegaba con el lastre de haber perdido tres finales en su carrera. Pero el grupo de jugadores le abrió las puertas a él y al cuerpo técnico en una actitud que ha calificado como un acto de amor.
William Tesillo, capitán del equipo, lo resumió así: “Lastimosamente se presentó la salida del profesor Juárez, pero llegó un entrenador con nuevas ideas. Estamos enfocados, se mantuvo casi la misma nómina y llegaron cuatro compañeros a reforzar el grupo. El equipo está fuerte y eso es importante”.
Por su parte, Gandolfi sacó provecho de un grupo consolidado y con mentalidad ganadora. Alfredo Morelos, uno de los hombres clave en la ofensiva, destacó el ambiente dentro del plantel tras el título de la Superliga: “Ganar tres títulos en tan poco tiempo es muy difícil, los jugadores que llegaron nuevos se han integrado muy bien. Hemos creado una linda familia con mucha humildad y trabajo y estoy seguro de que vamos a lograr más cosas importantes”.
El título de la redención
Para Gandolfi, este título representó mucho más que una estrella en su currículum. Tras haber perdido tres finales, una con Talleres de Córdoba, y dos con Independiente del Valle, por fin logró levantar un trofeo como entrenador.
“Este título con Nacional tiene un sabor totalmente especial, porque era mi cuarta final como entrenador en dos años y las anteriores las perdí. Jamás perdí la confianza, la fe y la tranquilidad y hoy el fútbol nos premia”, expresó con emoción.
Refuerzos clave para el éxito
Más allá de las decisiones dirigenciales y técnicas, Nacional también acertó en los fichajes. La llegada de David Ospina potenció el nivel de los porteros Harlen “Chipi Chipi” Castillo y Luis Marquínez, así como de la promesa Mateo Valencia.
En defensa, William Tesillo le dio solidez a la zaga y ayudó al crecimiento de jóvenes como Felipe Aguirre, Juan José Arias, Simón García (hoy en la Selección Sub-20) y Roger Caicedo, quien jugó su primer partido como profesional en la fecha pasada de la Liga ante Equidad y lo hizo sorprendiendo a propios y extraños.
El medio campo se nutrió con la experiencia de Jorman Campuzano y Mateus Uribe, quienes han guiado a jóvenes como Kilian Toscano y Elkin Riveros. Además, Edwin Cardona ha disipado dudas sobre su compromiso y ha demostrado madurez, dejando atrás comportamientos reprochables de otras épocas y siendo un líder dentro y fuera de la cancha.
En ataque, Alfredo Morelos ha sido el referente goleador, mientras que Marino Hinestroza marca la diferencia con su velocidad y gambetas.
Un rompecabezas perfecto
El tricampeonato de Nacional no es obra de la casualidad, sino de una serie de decisiones acertadas que han encajado como en un rompecabezas perfecto. La hinchada está ilusionada con el desafío internacional que viene: volver a ser protagonista en la Copa Libertadores.
En estos 54 días de ensueño, el grito de “campeón” ha retumbado en la Copa Betplay, la Liga y la Superliga, dejando también importantes ingresos económicos para el club: 500.000 dólares por la estrella 18 de la Liga; 150.000 dólares por la Copa Betplay 2024; 670 millones de pesos colombianos por la Superliga; 6.000.000 de dólares garantizados por clasificar a la fase de grupos de la Copa Libertadores 2025. Así mismo se podrá embolsillar 330.000 dólares por cada victoria en la Libertadores.
La historia del tricampeonato de Nacional se escribirá en las páginas del fútbol colombiano como una de las gestas memorables de los 36 títulos que acumula el equipo más grande del país.