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Cardona y Quintero, dos cracks de la barriada paisa que engalanan el duelo entre Nacional y América

Estos dos magos del fútbol engalanan el clásico entre Nacional y América que se disputa este domingo (7:45 p.m.) en el Atanasio.

  • Edwin Cardona es capitán, goleador y líder del Nacional dirigido por el técnico argentino Javier Gandolfi. Mientras que en los partidos que suma con el América este semestre, Juanfer ha demostrado que su calidad está intacta. FOTOS JAIME PÉREZ Y COLPRENSA
    Edwin Cardona es capitán, goleador y líder del Nacional dirigido por el técnico argentino Javier Gandolfi. Mientras que en los partidos que suma con el América este semestre, Juanfer ha demostrado que su calidad está intacta. FOTOS JAIME PÉREZ Y COLPRENSA
  • Cardona y Quintero, dos cracks de la barriada paisa que engalanan el duelo entre Nacional y América
  • Cardona y Quintero, dos cracks de la barriada paisa que engalanan el duelo entre Nacional y América
  • Cardona y Quintero, dos cracks de la barriada paisa que engalanan el duelo entre Nacional y América
  • En las imágenes se observa el compromiso social de Juan Fernando Quintero con los habitantes de los barrios donde pasó su niñez. FOTOs cortesía
    En las imágenes se observa el compromiso social de Juan Fernando Quintero con los habitantes de los barrios donde pasó su niñez. FOTOs cortesía
09 de marzo de 2025
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Ambos son jugadores distintos, de esos que hacen valer la boleta, que roban sonrisas y suspiros con sus jugadas. Ven en la cancha lo que otros no ven, siempre ubican al compañero en mejor posición y, además, se atreven a hacer lo que otros no son capaces. Son de esos futbolistas que están en vía de extinción, porque en el fútbol actual prima lo físico, la velocidad y lo atlético, pero ellos desafían eso con su inteligencia para jugar, su magia y su talento.

Por ahí dicen que se juega como se vive, y tanto Edwin Cardona como Juan Fernando Quintero tienen historias de vida parecidas: surgieron de dos barrios de Medellín y gambetearon las dificultades para triunfar.

Esta noche, ambos se verán las caras en el estadio Atanasio Girardot y, seguramente, se irán aplaudidos por las picardías que realicen en la cancha cuando Nacional y América se enfrenten en un nuevo clásico del fútbol colombiano desde las 7:45 p.m.

Edwin y sus inicios

Edwin Cardona nació en el barrio Belén Buenavista de Medellín, un 8 de diciembre de 1992, en el seno de una familia humilde y trabajadora. Su vida nunca fue sencilla, pero desde pequeño supo que el fútbol sería su refugio, su motor y su destino.

Creció junto a sus padres y sus tres hermanos en una habitación compartida. Cada noche, su madre, Paula Bedoya, y sus hermanos dormían en la cama, mientras él o su padre, Andrés Cardona, descansaban sobre un colchón en el suelo. La precariedad era una constante, pero también lo era el amor que los mantenía unidos. Su padre hizo de todo para sacar a la familia adelante: albañil, conductor, vendedor de frutas, lavador de autos... cualquier trabajo era válido si aseguraba el sustento diario.

Pero Edwin tenía claro su sueño, y estaba dispuesto a todo para alcanzarlo. Su trayecto diario hasta el Atanasio Girardot era una odisea. Su madre lo despedía con una bendición y le daba una moneda de $200 para que avisara su llegada desde un teléfono público. Subía a su bicicleta naranja, la misma que su padre había soldado con sus propias manos, y emprendía un viaje de una hora y media solo para entrenar en las divisiones inferiores de Atlético Nacional. Si el cansancio lo vencía, su padre lo ayudaba: Edwin se montaba en las barras de la bicicleta, y juntos vencían el camino. Si llovía, le pedían monedas a un tío para el bus, ese que decía “Guayabal” o “Comercial Hotelera” y que lo dejaba cerca del estadio. A veces, debía subir por la puerta trasera para ahorrar dinero. No era por viveza, sino por necesidad.

Desde pequeño, su vida giraba en torno al balón. A escondidas, jugaba en la cancha del barrio hasta que su padre, preocupado por su ausencia, lo encontraba ahí, inmerso en su mundo. Sus primeros pasos los dio en Campo Amor, destacándose en el Pony Fútbol. Fue allí donde Atlético Nacional puso los ojos en él. Y sus padres, con los escasos recursos que tenían, lo acompañaban a los partidos. En una ocasión, su madre y su padre viajaron hasta Bello en bicicleta; ella tuvo que bajarse en las lomas más empinadas para poder llegar.

El fútbol comenzó a retribuir los sacrificios: Nacional le otorgó un auxilio de $35.000 para transporte y almuerzos. Luego, el club facilitó el traslado de la familia al barrio Antioquia, donde por fin dejaron atrás el hacinamiento. Con sus primeros ingresos, Edwin ya no tenía que compartir los tenis con sus hermanos; ahora podía comprarles unos nuevos. Sus promesas de “voy a salir adelante y vamos a dejar de sufrir” se volvían realidad.

Sin embargo, la vida le tenía pruebas difíciles. A los 11 años, fue padre por primera vez de Ana, en una etapa en la que aún era un niño. Su madre, Paula, también enfrentó una dura batalla contra el cáncer de ovarios. Durante 10 meses de quimioterapia, Edwin combinó sus entrenamientos con el cuidado de su madre. Él la consolaba, la ayudaba a caminar y, aunque la veía debilitada, nunca perdió la fe. “Mamá, vas a ver que te vas a aliviar”, le decía. Y así fue.

Luz al final del túnel

El esfuerzo rindió frutos cuando debutó como profesional con Atlético Nacional en 2009, a los 16 años. Seis meses después, marcó su primer gol, precisamente contra América, equipo que se convirtió en un amuleto para él. Su talento lo llevó a las selecciones juveniles de Eduardo Lara y, tras un breve paso por Santa Fe y Junior, volvió a Nacional en 2014, bajo la dirección de Juan Carlos Osorio. Con la influencia de Juan Pablo Ángel, se convirtió en el conductor del equipo y pieza clave en la estrella 14.

Luego, su carrera tomó rumbo internacional. Monterrey, Pachuca, Tijuana, Boca Juniors y Racing fueron testigos de su talento. Sin embargo, en su proceso de maduración, cometió errores y enfrentó problemas de indisciplina. Pero hubo alguien que le ayudó a estabilizar su vida: Carolina Castaño, su esposa y madre de sus tres hijos menores. Su relación no fue sencilla, y Carolina también atravesó momentos duros, como cuando fue diagnosticada con un tumor cerebral. Edwin, recordando su experiencia con su madre, se convirtió en su pilar. Su fortaleza en el campo también se reflejó fuera de él.

Después de un paso complicado por Racing, regresó a Colombia. América le dio una oportunidad, pero su anhelo era volver a Atlético Nacional. La nueva dirigencia, liderada por Sebastián Arango Botero, le cumplió el sueño. Atrás quedaron las dudas sobre su disciplina. En el segundo semestre de 2024, demostró su vigencia con 6 goles y 8 asistencias, guiando al equipo a los títulos de Liga y Copa. Su rendimiento fue tan alto que fue elegido el mejor jugador del torneo. En la actual Liga, es el máximo goleador del equipo con 4 tantos y suma 2 asistencias en 6 partidos.

Las críticas se han transformado en aplausos. Ya no se escuchan los comentarios despectivos sobre su físico. Ahora, vuelve a ser “Crackdona”. Porque Edwin, el niño que pedaleaba kilómetros para entrenar, el que dormía en un colchón en el suelo, el que nunca se rindió a pesar de las dificultades, sigue demostrando que su talento es inquebrantable. Su fútbol nació en el barrio y, por eso, nunca olvidará sus raíces. Porque, sin importar cuántos títulos o goles consiga, Edwin Cardona siempre será del barrio. Y a mucha honra.

Quintero, orgullo de la 13

En la cancha de arenilla del barrio El Salado de Medellín, sector de San Javier, hay una pancarta gigante que expresa el cariño que esa comunidad siente por su ídolo: “Gratitud a Juan Fernando Quinterio Paniagua, orgullo de la Comuna 13. Fuente de inspiración para la juventud”.

Y el zurdo, que se convirtió en el fichaje más importante del actual torneo colombiano al llegar al América de Cali proveniente del Racing de Argentina, flamante campeón de la Copa Sudamericana 2024, corresponde a ese amor de la misma manera. En la parte izquierda de su cuello dejó impregnado para siempre un tatuaje con el nombre del lugar donde creció y dio sus primeras patadas al balón: “Comuna 13”.

Cada vez que puede, Juanfer resalta sus orígenes, a las personas que lo vieron crecer en las calles y potreros de El Socorro, donde vivía, y en los barrios vecinos que frecuentaba para jugar los picaítos con sus compañeros de infancia y juventud.

Basta solo recordar el mensaje que llegó a millones de televidentes de todo el mundo el día que ganó la Copa Libertadores jugando para el River Plate, ese 9 de diciembre de 2018. “Un saludo muy especial a toda Colombia y a mi Comuna 13. Acá estamos haciendo historia”, dijo emocionado cuando dedicó la hazaña a los suyos en el estadio Santiago Bernabéu de Madrid, donde el paisa marcó un golazo en el triunfo 3-1 sobre Boca Juniors para luego alzar el codiciado trofeo.

En San Javier, ese pedazo de ciudad de casas coloridas que ha transformado su imagen con emprendimientos turísticos y culturales, conoció a Johana Orozco, la mujer con la que se casó en 2016, la mamá de María José, su única hija. Un amor que se ha prolongado en el tiempo y que afianza el contacto permanente con su gente, pues ella, cuentan los habitantes del lugar que la vieron crecer, apoya programas en favor de esa población vulnerada que ha tenido que cargar con el pesado estigma de la violencia.

Por estas razones, y porque con el solo hecho de pronunciar el nombre de su barrio revive en el creativo de la Selección Colombia el recuerdo de muchos amigos, vecinos y familiares que aportaron en su crecimiento, el arraigo se mantiene. Un apego que también se ha reflejado en otros festejos internacionales de Juanfer, portando sobre sus espaldas la bandera de Colombia con un letrero en la mitad: “Comuna 13”.

El compromiso social de Juanfer

En diciembre pasado llegó a la sede del Club Semillas de Paz y Vida del barrio El Salado una encomienda: cajas con 50 pares de guayos enviados por Quinterito, como cariñosamente lo llaman muchos aficionados, para aportar en ese proyecto social y deportivo. Inclusive, cuenta el líder Willington Cano, en ocasiones les ha pagado las inscripciones de los equipos para participar en los torneos de la Liga Antioqueña de Fútbol.

Este domingo, 100 niños del sector lo acompañarán desde la tribunas del Atanasio Girardot, gracias a la donación de las boletas que hizo Atlético Nacional. “Juanfer, gracias por inspirarnos, el fin de semana te vamos ir a ver jugar”, dicen varios chicos en un video que puso a circular el club aficionado, en el que de fondo se ve un mural con la foto del futbolista con su esposa e hija.

“Yo conozco a Juanfer desde que él tenía unos nueve años. Lo vi jugar y crecer, y hoy en día soy un admirador número uno de él. Me apoya, me acompaña, me ayuda con los muchachos. Cuando hay alguna necesidad, escucha y me ayuda en el proceso. Es un muchacho muy noble e inteligente”, relata Willington, amigo de Johana desde que ella vivía en El Salado y que también ha tendido su mano en esa labor social, como lo hizo durante la pandemia del covid 19, aportando mercados, ropa y otras ayudas.

El líder comunitario (Cano) no ahorra elogios para Quintero y su familia: “Han sido bondadosos con la gente más necesitada, con la gente vulnerable. Siempre tratan de darle esperanza, vida y acompañamiento. Son personas muy nobles”.

Juan Fernando participaba antes en los partidos que organizaban los 30 de diciembre en El Salado, pero ahora los compromisos profesionales se lo impiden. Sin embargo, su presencia solidaria lo mantiene cerca de la 13. Cómo olvidar las canchas, las calles donde descubrieron su talento que más tarde pulirían los profesores de la Escuela de Fútbol de Envigado, a donde un día llegó de la mano del exfutbolista José de Arco (vivía con una tía de Juanfer), quien recuerda que una vez lo encontró llorando porque un técnico lo regañó.

“No te pongás a hacer berrinches, así es el fútbol, tenés que aguantar, estar calladito, porque vos tenés muchas condiciones para triunfar”, le aconsejó De Arco, quien coincide con Willlington al afirmar que Quintero “es un grande, no solamente en la Comuna 13, sino en todo el país y de Suramérica”.

Un mago con el balón que, al igual que Edwin Cardona, lleva el barrio en sus entrañas.

Ficha técnica

Evento: Fecha 8 de la Liga Betplay-1

Estadio: Atanasio Girardot

Árbitro: José Ortiz (Norte)

Hora: 7:45 p.m.

Tv: Win Sports+

Probables formaciones

Nacional: David Ospina; Andrés Román, Juan José Arias, William Tesillo, Camilo Cándido; Jorman Campuzano, Sebastián Guzmán, Edwin Cardona; Marino Hinestroza, Dairon Asprilla y Alfredo Morelos.

Técnico: Javier Gandolfi.

América: Jorge Soto; Castillo, Pestaña, Medina, Mina; Carrascal, Balanta, Quintero; Vergara, Lucumí y Ramos.

Técnico: Jorge Da Silva.

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