Con más despidos que vinculaciones en los clubes profesionales, el fútbol colombiano se agita en el arranque del segundo semestre de 2020.
A la terminación de contratos de trabajo de varios deportistas, se suman los avatares que ha traído la pandemia del coronavirus, que obligó a la Fifa a aprobar enmiendas transitorias al reglamento del Estatuto y la Transferencia de Jugadores, en busca de “evitar problemas relativos a futbolistas desempleados”.
La situación económica de los equipos tras el receso, que van a completar 4 meses sin ingresos por taquillas, comercialización y derechos de televisión, es crítica y estos aprovechan cualquier oportunidad para evitar gastos; comprar no está en sus planes.
El DIM es un caso evidente con cinco bajas (Laurito, Caicedo, Pertuz, Balanta y Ruiz) y ninguna contratación, pues como dijo el técnico Aldo Bobadilla, no estaría bien exigir refuerzos en esta época tan compleja. Igual manifestó el entrenador de Rionegro, Francesco Estifano, al señalar que remplazará con juveniles a los tres integrantes que se fueron (Jéfferson Mena, Anthony Uriba y Maurico Restrepo).
Nacional, que recibirá dinero por la transferencia de Daniel Muñoz al fútbol belga, aún no anuncia a nadie. Tolima fichó a Juan F. Caicedo que salió del DIM; Junior recibió, con la mira de transferirlo al exterior, a Michael Rangel que estaba a préstamo en América, y le dijo adiós a Carmelo Valencia. Y Millonarios, que transfirió a Wuilker Faríñez a Francia, contrató a Christian Vargas y a Ricardo Márquez (Magdalena) en el negocio más sonado hasta ahora, pero sacó cuatro futbolistas. El resto de los equipos aprietan sus bolsillos.
