Miguel Alejandro Calero siente que el 4 de diciembre, fecha en la que murió su padre Miguel Ángel, es una ocasión para recordarlo con amor y alegría, a pesar de no evitar la tristeza lógica del momento.
Miguel Jr., hijo del icónico golero colombiano que pasó por Cali, Nacional y Pachuca, expresa que lo más importante es pensar en su padre como un show: “Él es único, fue alguien a parte, una persona que yo quiero que se recuerde como alegre totalmente, un ser humano increíble”.
Miguelín, como lo llaman cariñosamente y quien mide 1,90 metros y nació en Bucaramanga, se encuentra escuchando ofertas para seguir su carrera como portero, puesto que le heredó a su padre, ídolo en México y que marcó una era en el arco colombiano con sus locuras. No quiere que se lo mida con la vara del gran Cóndor, aunque reconoce que la genética es “tan brava” que le imita los mismos gestos.
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A cinco años de la partida del “Show”, Miguel Jr. rememora los regaños de su padre cuando se enteraba que no estaba estudiando por irse a atajar. “Él no era bravo, en verdad era bromista y alegre, pero cuando le tocaba regañar, se tenía fe”, relata con gesto jocoso.
Por último, afirma que tenía un padre ejemplar con el que, aunque no compartía mucho, pasaba momentos inolvidables, los cuales recuerda con cariño y con la idea de sostener el legado del gran Miguel Ángel Calero, quien pensaba dedicarse a ser entrenador, pero al que la vida le frenó esa oportunidad con una trombosis cerebral. “Hubiera sido de los mejores, como lo fue en el arco, no tengo duda”.