El furor por la electrificación de Vigía del Fuerte, en el Urabá antioqueño, tuvo su reestreno este miércoles con bafles y televisores de 50 pulgadas para ver en vivo y en directo en la final a uno de sus hijos, William Cuesta, el arquero del Tolima.
La familia del guardameta, vecinos y amigos, algunos con la camiseta vinotinto y oro, se reunieron. Aplaudieron cada atajada del orgullo del pueblo, cantaron el gol tolimense y sufrieron con cada embestida del Cali. Quién pensaría que de la cancha de Chipichipi, un rectángulo arenoso, lleno de huecos y de líneas marcadas con aserrín, saldría el arquero que disputó la estrella.
“Es que si tuviéramos escenarios adecuados, no solo sería Cuesta, sino 50 jugadores y contando”, dijo Danilo Perea Vivas, cazatalentos de Vigía que ha llevado una decena de pelaos al profesionalismo.
Además de Cuesta, de este pueblo, el último de Antioquía en ser electrificado hace apenas un par de semanas, se cuentan Duvier Mosquera (México), Juan David Cuesta (Sol de América de Paraguay), Arley Felipe Mosquera (Portugal), Andrés Morales (Alianza Petrolera), Royman Romaña (en el fútbol de ascenso de España) y Daniel Palacio (en Bolivia). Otros 10 esperan su turno en los clubes aficionados.
Con una cancha sin baches y con líneas de cal, no habría televisor que no transmitiera una final de un vigieño. Ya por lo menos hay electricidad