Juan Esteban Garcés Pérez y Helena Soto Angarita son las dos caras de una moneda. Él, arrojado, extrovertido e inquieto; ella, tierna, dulce e intrépida. En lo que sí coinciden estas dos promesas del skateboarding antioqueño, es en el amor, la pasión y el talento que tienen para esta disciplina.
Con 12 y 10 años, respectivamente, estos dos deportistas se destacan a nivel nacional por sus condiciones, gracias a la destreza que tienen para maniobrar en la tabla.
Helena empezó en el skate hace dos años, sostiene que sentir el viento sobre su rostro mientras hace piruetas en su tabla es lo que más le gusta de este deporte, al que llegó gracias a que su hermano tenía una patineta guardada y ella la empezó a usar en la casa.
Al ver su dedicación, sus padres decidieron inscribirla en la escuela de skate y fue allí cuando descubrieron que no solo era gusto, sino que Helena tenía las condiciones para practicar este deporte olímpico.
Empezó en Parche Escuela y, aunque aún le da susto hacer algunas piruetas, su desempeño ha sido sobresaliente y por eso ya ha ganado varios eventos en los que ha participado.
Todavía no sueña ni se ve en competencias de gran nivel, pues como dice Martha Helena Angarita, su mamá, lo que la pequeña hace en la actualidad es disfrutar. “No queremos que ella se presione con el tema de la competencia, ganar o cosas así, pero estoy segura que ese amor y esa pasión que tiene para entrenar le va a servir para seguir subiendo su nivel. Lo importante es que ella se divierte mucho, por eso la cambiamos de colegio para que pudiera tener más tiempo de estar en la pista”.
Cuando está en el Skate Park Helena se esfuerza, busca superarse cada día y siempre trata de sacar adelante sus trucos. Allí, deja a un lado el miedo y la timidez, pues sobre la tabla todo se le olvida. “Me da un poco de susto y pena, pero cuando estoy en la patineta voy perdiendo el miedo y disfruto mucho”, dice Helena a quien le encanta mostrar sus condiciones en las rampas, barandas y escaleras.
En sus ratos libres le gusta dibujar, disfruta con sus amigos, le encanta comer sushi y escuchar música (rap, pop, clásica, variada) . Cada mes estrena zapatos, pues su constancia en la pista es total y por esos sus tenis se desgastan rápido.
En su casa ya tiene dos trofeos y tres medallas. En medio de su dulzura dice: “Pienso en Olímpicos porque sé que a mi papá le gustaría verme allá, a mi también me gustaría, solo que me da miedito”.
Sobre las caídas y los golpes, Martha Helena sostiene que desde el principio ha sido muy cuidadosa y su hija practica con todas las protecciones. “Al poderla acompañar he aprendido mucho de este mundo del skate, veo la tenacidad y las ganas con las que todos vienen a entrenar, y Helena trata de aprender de cada uno. Es muy lindo verla retarse y que logre sacar adelante los trucos”.