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No se vale profetizar sobre lo ya ocurrido, pero sin duda el de Yves Lampaert era un nombre fijo entre los favoritos para ganar la primera etapa del Tour de Francia. Por eso la cara transida de Wout Van Aert cuando se sentó en la silla caliente sabiendo que todavía faltaba por pasar el “jornalero” del Quick Step, el hombre nacido en Izegem, Bélgica, hace 31 años, y quien fue capaz de rodar a la misma velocidad de Remco Evenepoel en los recientes campeonatos de ruta de Bélgica.
Remco, su compañero de equipo, ganó la crono de Gavere volando a más de 51 kilómetros por hora, mientras que Yves, el capitán de ruta del equipo azul crema, se acercó a esa marca y poco le faltó por igualarlo.
Ese detalle debió haber servido para sospechar que este viernes, en Copenhague, los ilustres Ganna, Van Aert, Kung, Van der Poel y compañía no la iban a tener fácil.
Increíblemente, Lampaert se convirtió en el cuarto corredor belga en ganar la contrarreloj inaugural de un Tour francés, junto a Eddy Merckx, Freddy Maertens y Eric Vanderaerden.
Saldrá de líder este sábado, en la complicadísima fracción entre Roskilde y Nyborg, de 202 kilómetros sobre el borde del mar del Norte, el mar de los vikingos. Y quizás logre defender el amarillo, por la suerte o por sus propias piernas, pues ambas lo acompañan en la actual temporada.
Este viernes, en la contrarreloj de 13 km, venció porque el francés Cristophe Laporte, del Jumbo Visma, se cayó promediando el recorrido, cuando sus registros eran los mejores en los cronómetros.
Además, Lampaert es muy fuerte en el terreno llano, como pudo demostrarlo en la etapa 2 de la Vuelta a España de 2017, cuando derrotó al hábil italiano Mateo Trentin.
La fracción inicial, sin embargo, lo pondrá a prueba como coequipero. Los fuertes vientos alisios que azotan el mar del Norte tumbando pequeñas embarcaciones pesqueras y robándose los sombreros de los turistas, será un verdadero tormento para los 176 ciclistas. Tendrá, por si acaso, tres pasos por puertos de montaña de cuarta categoría, con los abanicos rompiendo la coraza del pelotón en todo momento, y ese murmullo bravo del mar siempre a las espaldas, tirando del lote, llevándolo sobre olas nerviosas hasta la meta en Nyborg.
Aventurarse a insinuar algún favorito sería arriesgado, pues cualquiera podría cazar la victoria en medio de una jornada cargada de nervios. Y es que, cuando hay abanicos, también hay caídas, y retiros, y ninguno de los perfumados, ni sus gregarios, quiere quedar por fuera de la Grande Bouclé en la segunda etapa, y cuando a la Grand Depart todavía le quedan dos días, antes del traslado a Francia.
Una dura etapa les espera a los pedalistas en el Tour, una de esas fracciones inolvidables, como ataques y traiciones bajo el chispeante mar que vio batallar a Erik, ‘El sanguinario’, y a Hakon, ‘El bueno’. Los colombianos Daniel Martínez, Nairo Quintana y Rigoberto Urán esperan estar concentrados y fuertes en la batalla