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Cuando se creía que la hegemonía del Ineos había llegado a su fin al no poder conquistar el reciente Tour de Francia, el cual lo venía ganando en los últimos cinco años, la juventud, por la que viene apostando la escuadra británica, se hizo presente para cambiar el panorama de crisis que se percibía en el ambiente.
Ayer se consagró en el Giro de Italia con el inglés Tao Geoghegan Hart (25 años) y a la vez asestó gran golpe para revolcar la Vuelta a España con Richard Carapaz (27).
El ecuatoriano, campeón del Giro-2019, le arrebató la maglia roja de líder al esloveno Primoz Roglic (Jumbo), vigente campeón de la cita y uno de los corredores más sólido desde que se reanudó el calendario tras el frenón competitivo por la covid.
En la sexta etapa, de 146,4 km entre Biescas y Aramón Formigal, un puerto endurecido por un día infernal de agua y frío, de 14,6 km al 4,6 por ciento de desnivel, Carapaz, primero en el descenso por Cotefablo -a 40 km de meta-, se lanzó al ataque acompañado de uno de sus escuderos, el costarricense Andrey Amador, para destapar las debilidades que a Roglic no se le conocían y ya en Formigal logró sacarle la diferencia suficiente para bajarlo de la primera posición, privilegio que traía desde la etapa inicial.
El triunfo le correspondió al local Ion Izagirre (Astana), mientras que Carapaz arribó a 55 segundos, el mismo tiempo del colombiano Sergio Henao (UAE), décimo en la jornada.
Roglic entró 1.38, y ahora es cuarto en la general, a 30 segundos del corredor suramericano. “Siento una alegría grande. Hemos venido trabajando muy bien y sobre todo en la última semana con un gran desempeño. Creo que el liderato es un premio y una recompensa para el equipo”, destacó Carapaz.
“Perdí la roja, pero veremos qué pasa en los próximos días, siempre doy el máximo posible y es lo que seguiré haciendo”, avisó Roglic.