El presidente Juan Carlos de la Cuesta confesó que se le vino la idea de exhibir en la cancha, antes del partido, las 22 copas alcanzadas en la historia del club para “meterle presión al equipo contrario y demostrarle que no se estaba enfrentado a cualquier rival, sino a un grande”.
Eso pudo ser determinante, pero como lo dijo el media punta Yimmi Chará, Atlético Nacional clasificó a la final de la Liga Águila-2 porque “ha sido el mejor”.
Y para ser el primero se necesita la combinación de varios elementos, que el verde supo mezclar y le significaron la undécima disputa del título en la historia de los torneos cortos entre 2002 y 2015.
El primero fue la capacidad goleadora, porque gracias a los tantos de Chará y Jéfferson Duque, el elenco completó 38 anotaciones en este semestre, para la media de 1,5 por juego.
“Queríamos demostrar que el plantel tenía huella y jerarquía” recordó el entrenador Reinaldo Rueda, que jugará su primera final en el país. Y lo logró, porque el talento de varios hombres, entre ellos Óscar Murillo, Sebastián Pérez, Chará, Alejandro Guerra y Marlos Moreno marcaron diferencia.
La fortaleza de local, donde su hinchada fue determinante como lo demostró anoche en el 2-0 sobre el DIM en el clásico 288, también incidió para superar la semifinal. En doce compromisos los nacionalistas consiguieron 10 victorias y apenas perdieron un duelo.
La estrategia y el planteamiento táctico, de igual forma, fortalecieron la campaña gracias a la continuidad que le dio al grupo que ha sido el mejor del semestre con 52 puntos de 72 disputados.
Finalmente, haber recuperado la “actitud que debe tener un club de tantos pergaminos”, como les recordó el exverde Jorge Agudelo, le sirvió a Nacional para sacarle provecho al buen trabajo de la temporada con una nómina que tiene cantidad y calidad .