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Conozca al veterano decimero de San Benito Abad en Sucre

A pocos días del inicio de la edición XVI del Festival Riberas del Río San Jorge de San Benito Abad, compartimos la historia de uno de los artistas más longevos y habilidosos de la mojana sucreña.

  • Antonio Goéz, de 84 años, es uno de los decimeros más importantes de la Villa de San Benito Abad y la región. Este año, inauguró la edición XVI del Festival Riberas del Río San Jorge en su municipio. FOTO: Cortesía.
    Antonio Goéz, de 84 años, es uno de los decimeros más importantes de la Villa de San Benito Abad y la región. Este año, inauguró la edición XVI del Festival Riberas del Río San Jorge en su municipio. FOTO: Cortesía.
hace 10 horas
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*Contenido en colaboración con Sergio Sánchez.

A la Villa de San Benito Abad, Sucre, llegó en 1947, el famoso acordeonero y compositor Abel Antonio Villa, también conocido como “el padre del acordeón”, para deleitar a la gente con sus composiciones.

En medio del público se hallaba un niño de seis años, Antonio Goéz, quien conocía el arte de la rima al oír cantar a los jornaleros de las parcelas de su padre. Ese día se lo pasó escuchando el intercambio de versos que se daba entre el artista y villeros ingeniosos.

De esos últimos surgió un anciano ciego, de voz portentosa, que se adelantó y recitó lo siguiente:

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Soy un poeta sumergido

bajo la flor del otoño.

Me place haber conocido

al cantante Abel Antonio.

Esas palabras quedaron marcadas en la memoria de Antonio Goéz y sellaron su porvenir. Se enamoró de la poesía, de la música que da el ritmo y la rima, y de ese embellecimiento mágico de las cosas comunes, como decir “flor del otoño” en lugar de “vejez”.

Abel Antonio Villa, acordeonero y compositor vallenato (1924 - 2006). FOTO: Fundación Abel Antonio.
Abel Antonio Villa, acordeonero y compositor vallenato (1924 - 2006). FOTO: Fundación Abel Antonio.

El ocio de su juventud lo ocupó en ir a los festivales que tomaban lugar en la Villa o en los pueblos aledaños, para escuchar con atención las letras que entonaban los cantantes y, poco a poco, descifrar el mecanismo que las agrupaba y creaba poemas cantabiles que llamaban décimas.

¿Qué es una décima?

La décima es una estrofa compuesta por diez versos, cada uno de esos versos es octosílabo, es decir, tienen ocho sílabas métricas. Dichos diez versos deben rimar de la siguiente manera: abbaaccddc.

Es una forma de poesía popular, como la trova o copla, con arraigo en la región caribe colombiana y en el nordeste brasileño, conocida como literatura de cordel.

Un proceso de años

Antonio recuerda que solo a sus treinta años, luego de sentarse durante horas con un diccionario, a buscar incesantemente las palabras adecuadas, consiguió pulir sus creaciones con la satisfacción suficiente para subir a una tarima y recitarlas.

Tras ese primer paso, continuó participando en festivales, incluso hasta hoy, con 84 años.

De todos ellos, al que más cariño le guarda es al Festival Riberas del Río San Jorge de San Benito Abad, -que será celebrado entre el 19 y 21 de diciembre de 2025- dado que el público está compuesto por sus coterráneos que lo conocen y aprecian, y son quienes mejor entienden la naturaleza de sus letras.

¿Cómo son sus composiciones?

En su camino artístico ha compuesto cientos de décimas, con sus rimas en los versos correspondientes y cumpliendo con el metro adecuado. Muchas de ellas tratan sobre San Benito Abad: sus paisajes, los villeros y sus historias.

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Todas surgen de un ejercicio mental que nunca alcanza el papel, ya que siempre las crea en su mente, repitiéndolas una y otra vez en voz alta hasta ajustarlas y, de paso, dejarlas tatuadas en la piel de su memoria.

Una consecuencia de dicho proceso creativo es que gran parte de sus composiciones se encuentren perdidas, ya que, si bien Antonio contó con una memoria prodigiosa en su juventud y adultez, ahora le cuesta mucho más adentrarse en sí mismo y recorrer los años en busca de sus letras.

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Al hablar con él, son varias las ocasiones en que su voz vacila y se detiene en la mitad de un verso. Sus ojos se pierden en la lejanía del agua, como si la letra estuviese escondida allí, en esa línea donde la sabana y el cielo se unen. Chasquea la lengua, frustrado consigo mismo, pero luego de unos segundos de silencio su faz se aviva de nuevo y retoma el verso, completándolo y finalizando la décima con una risa leve que acentúa sus arrugas, esas marcas nobles que le ha marcado el tiempo.

Entre los trabajos con los que se ganaba la vida y las responsabilidades del hogar, a Goéz solo le quedaban las noches para enfocarse en sus composiciones. “Cuando joven varias veces no dormí por estar pensando en la letra de una décima y puliendo los versos en mi cabeza para que fueran octosílabos. Incluso hoy en día todavía tengo noches que me las paso derecho”.

Fruto de esos periodos sin dormir son varias décimas que tratan sobre temas como el amor, la compañera, los animales y, sobre todo, la Villa de San Benito Abad:

En riberas del San Jorge

Dios dejó un paraíso,

Y con amor así lo hizo:

Jardín de hermosas flores,

Mariposas de colores,

Enjambres de pajaritos.

Y para verlo más bonito

Ese templo tan hermoso:

Iglesia del Milagroso,

Ese es mi San Benito.

Basílica Menor del Señor de los Milagros, Villa de San Benito Abad, Sucre. FOTO: Sergio Veloza.
Basílica Menor del Señor de los Milagros, Villa de San Benito Abad, Sucre. FOTO: Sergio Veloza.

La fama: entre viajes y festivales

Con el paso de los años, gracias a su capacidad creativa y memoria prodigiosa, su nombre empezó a hacerse más conocido en la región y su participación en los festivales era indiscutible. De ahí su talento lo llevó a otros lugares, como al Festival de la Leyenda Vallenata en Valledupar, recuerdo que guarda con mucho cariño por ser ese el destino dilecto de los compositores de la costa, sintiendo así que entraba a la cumbre del arte que Francisco Moscote popularizó con las coplas de El amor amor, hace casi 200 años.

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Otro viaje que lo marcó profundamente fue el de San Andrés. En el municipio de Tolú se realizó un evento para que artistas de Sucre mostraran su talento y compitieran por ser elegidos como los representantes del departamento en un encuentro para honrar al arte y la tercera edad, el cual se realizaría en las islas.

Antonio participó con su décima titulada la bendita vejez, composición que toca un tópico recurrente en su poesía pero desde una mirada cómica y pícara.

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A la semana de haberse presentado, ya estando de vuelta en San Benito, recibió una llamada en la que le comunicaron que había sido elegido para viajar a San Andrés.

En homenaje a ese lugar y a su gente compuso la siguiente pieza:

Desde niño yo soñé

Conocer un paraíso

La virgen así lo quiso:

Soy huésped en San Andrés.

De mi tierra le contaré

Lo bonito y lo hermoso.

Yo me siento muy dichoso

Cantando versos bonitos,

Le diré que San Benito

Es tierra del Milagroso.

Antonio Goéz, el decimero de la Villa

Hoy en día, bajo la flor del otoño, Antonio Goéz sigue viviendo en su casa de la Villa, cerca al puerto desde donde la ciénaga ilímite se despliega. Su andar lento y memoria vacilante denotan el desgaste que el paso del tiempo y toda una vida de labores rurales dejaron huellas sobre un cuerpo.

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Sin embargo, su voz se mantiene firme y presta para cantar con maestría los diez versos de alguna de sus creaciones que, gracias al esfuerzo y amor puestos en su elaboración, todavía guardan un lugar en su mente.

Una inspiración para las nuevas generaciones

La XIV edición del Festival Riberas del Río San Jorge fue inaugurada por Antonio Goéz, quien, tras recitar varias de sus queridas décimas, sueña con que su arte inspire a la juventud de su pueblo y que pase a una nueva generación la responsabilidad de conservar la décima costumbrista en la Villa de San Benito Abad.

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