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Lila Downs es color, alegría, pero también nostalgia y sentimiento. Su música ha trascendido el folclor de su país para adentrarse en otras regiones latinoamericanas y Colombia no ha sido ajena a su talento y fuerza interpretativa.
La cantante oaxaqueña está de gira en el país y no pisaba tierra paisa desde hacía 10 años. Ella misma notó al regresar cuánto ha cambiado la ciudad: “Fuimos llegando a esta hermosa tierra y nos van presentando con ese maravilloso túnel que nos trae desde el aeropuerto para acá, muy impresionada, ha cambiado mucho Colombia desde la primera vez que vine”, dijo al iniciar el show.
La mesa estaba servida en medio del escenario: un par de botellas de agua, una pashmina con tejido artesanal mexicano, una maraca, una guacharaca y una botella de mezcal. Adelante un micrófono con pañoletas coloridas amarradas, atrás una pantalla gigante y en medio de todo siete músicos que acompañaron a la mexicana en este show en Medellín.
Lila Downs salió a las 8:15 p.m. vestida de flores, era su manera de celebrar su regreso a Medellín. En una conversación previa con EL COLOMBIANO contó que prepara la vestimenta con tiempo, pensando en el simbolismo de la ciudad o si su nombre tiene algún significado particular. Para Medellín eran las flores y estas también adornaron su peinado, el pelo se lo recogió en dos largas trenzas adornadas con bandas elásticas, también de muchos colores.
El traje lo complementaban unas botas brillantes y accesorios artesanales.
La primera canción fue pura alegría, el Son de chile frito sonaba mientras en la pantalla pasaban imágenes de este ingrediente tan tradicional en la comida mexicana. Luego vinieron canciones como Soy la campanera y Tortolita.
Hubo espacio para estrenar un par de canciones nuevas, de cantar rancheras como Urge de Vicente Fernández o En el último trago de Jose Alfredo Jiménez, en la que se tomó un par de tequilas y brindó con el público.
También homenajeó a Colombia con su versión de Los caminos de la vida y Cariñito. Y los músicos también dieron el guiño al país en sus solos de presentación con melodías como La Piragua.
No podía faltar Zapata se queda, La cumbia del mole y Cucurrucucú paloma. El concierto terminó a las 9:30 p.m., y se quedaron por fuera canciones como La llorona o Paloma negra.
“Compré a última hora porque me detenía el alto costo de la boletería. Sin embargo, la calidad de su voz y de su espectáculo movió mi indecisión inicial. De ahí que esperaba al menos dos horas para escuchar su trayectoria artística, que la sé muy productiva. Lástima lo corto de su paso por el escenario del Metropolitano y por la expectativa de sus seguidores en Antioquia”, dijo Patricia Vargas, una de las asistentes.
“Obviamente fue un concierto muy lindo, con unos momentos muy hermosos, pero nos dejó empezados, fue demasiado corto. Alguna razón poderosa tuvo que tener para tener un set tan corto, teniendo un repertorio tan amplio y conocido por sus seguidores”, anotó Carlos Ignacio Cardona, otro de los asistentes al concierto.
Lila Downs regresaba al país, a presentarse en vivo, sin su compañero de vida, Paul Cohen, quien falleció el pasado mes de diciembre. El público de Colombia la llenó de fuerza: “Mi querida Medellín, Colombia, fuimos muy felices porque vinimos a pasar unos conciertos hermosísimos, con un público querendón, alegre, hermoso e inspirador. Me voy con mi corazón llenito de cariño y amor, muchas gracias”, dijo en un video en su cuenta de Instagram.
Periodista, presentadora y locutora. Fui DJ de radio, reportera de televisión y ahora disfruto el ejercicio de escribir a diario. Melómana, cinéfila y seriéfila.