En diciembre de 1928 el poeta español Federico García Lorca dictó en la Residencia de Estudiantes de Madrid una conferencia sobre las nanas (canciones de cuna), según el autor, el primer acercamiento de los niños a la literatura, la etapa ideal del deslumbramiento: “Muy lejos de nosotros, el niño posee íntegra la fe creadora y no tiene aún la semilla de la razón destructora. Es inocente y, por tanto, sabio”, decía el escritor andaluz en su ensayo sobre estas melodías en España.
Con la poesía se lleva “esa imaginación a las palabras”, explica Daniela Cañaveral, poeta, educadora y tallerista del proyecto Gulliver, una iniciativa del Festival Internacional de Poesía que surgió en 2005 y que desarrolla habilidades en niños de 8 a 12 años en temas como lenguaje oral y escrito, autoconocimiento, empatía y comunicación asertiva (enfoque de derechos).
A esta edad, ellos tienen la “mirada limpia” que encontró el profesor Javier Naranjo cuando daba clases de Granja, Creación Literaria y Fotografía en una escuelita rural de Llano Grande, en los años 90, a las afueras de Medellín. Un día le preguntó a sus estudiantes qué era el miedo. Orlando Vásquez, de seis años, dijo que “es que mi mamá maneja un carro y unos señores de la cañería que no pueden comer le rompen el vidrio y la matan, a ella y a mi papá, vivo solo”. Otro definió que miedo “cuando llega alguien a casa y me levanto a ver quién es”. El docente preguntó qué era un hogar, una niña dijo que es algo que de repente se separa. Sus definiciones fueron recogidas por Naranjo durante 10 años y se publicaron en un entrañable y revelador libro, Casa de las estrellas. El universo contado por los niños (1999), con decenas de reediciones.
Una editora, una escritora, una pedagoga musical y un promotor de lectura hablan de las múltiples formas de acercar la poesía a los niños, un género que nace con ellos, sin siquiera leer.
El primer contacto
Cómo en las nanas de Lorca, la tradición oral es la primera poesía de los niños. No es leída sino cantada y expresada a través del cuerpo. “Cuando una mamá le canta un arrullo no solo le tranquiliza para que duerma, tiene un lado poético y otro sonoro”, señala Pilar Posada, pedagoga musical, con experiencia en familiarización y enseñanza de los música en las edades más tempranas.
Los juegos corporales señala la experta, son fundamentales, como aquel de Este huevo compró un huevito... o Por aquí pasó una hormiguita buscando una casita...: “Son versos de algún modo escritos en el cuerpo que tienen una estructura corta”, dice Pilar. Similares a estas formas de entretención hay retaílas de conteo –Zapatico cochinito cambia de piecito.... Por mi casa pasó una avioneta tirando papeleta...–, juegos de palmoteo –Érase un angelito que del cielo bajó...– y otros juegos que combinan versos, métrica, rima y juegos del lenguaje con lo que se empieza a “poetizar a los niños”, antes de entren en contacto con el código escrito.
Para comenzar
Dejar a un lado pantallas y leerle a los hijos desde el nacimiento hasta los cinco años estimula el desarrollo del cerebro, según un estudio publicado a principios de este año por Reading & Literacy Discovery Center of Cincinnati’s Children’s Hospital. “Esto es importante porque el cerebro se está desarrollando más rápidamente en los primeros cinco años “, dijo el pediatra John Hutton a CNN, uno de los investigadores.
¿Cuándo es la edad para empezar a leerle poesía escrita? Depende de varios factores y no hay una norma escrita en piedra, dice Diego Alejandro Ruiz, promotor de lectura. Desde su experiencia es complejo poner etiquetas en las edades ya que un niño de 12 años podría leer poemas de amor, aunque desde los 8 años puede estar preparado, ya que a esta edad se sienten este tipo de emociones.
“Hay niños que crecieron con padres que les recitaron desde muy temprana edad a Lorca o Neruda, otros que tienen otra sensibilidad”, señala Ruiz, licenciado en Educación Básica con énfasis en Humanidades y Lengua Castellana.
“Muchas veces me preguntan que les recomiende un libro para un niño de siete años o otra edad... les recomiendo no poner etiquetas, como sucede al recomendar géneros. Lo mejor es que el adulo sea el puente: póngale el libro sobre la mesa, léale en algún momento (en la cama, en las mañanas), mándeles un audio por WhatsApp, léale por teléfono”, comenta el promotor, de manera que el pequeño sienta ese contacto permanente con la lectura. Por ahí puede ser un buen inicio.
Lo otro es que a una edad temprana la experiencia es fundamental. “La poesía en la escuela tiene un velo negro, los niños y profesores sienten miedo de abordarla y generalmente recurren a las formas tradicionales (Siglo de Oro, la poesía rimada) y ahí es donde se equivocan, hay que hablarles desde la experiencia: el amor, miedo, odio”, señala Daniela Cañaveral sobre el método que aplica en sus talleres para que detonar la imaginación a partir de palabras.
“La poesía no tiene una fórmula para enseñarla, más bien se transmite el gusto. Es como si me pidieran enseñar la tristeza o el amor, es un intangible”, dice.
Qué recomiendan
Según la edad hay varios textos que pueden detonar la lectura y la creatividad a esta edad. Diego recomienda a niños que empiezan a leer la colección Clave de Sol de la editorial Ekare, libros ilustrados con canciones de la tradición hispanoamericana como Estaba la rana o La pulga y el piojo. Así mismo, Juguetes de palabras, de David Cherician, un texto didactico para conectar al niño con el idioma de una manera divertida. Otro: El libro de los chicos enamorados, de Elsa Bornemann, “un clásico de la poesía para niños”.
Lucía Donadío recomienda los libros de adivinanzas que tienen en la colección infantil de Sílaba, seleccionados por Horacio Benavides.