Falleció en la ciudad de Leticia, Amazonas, Antonio Bolívar, uno de los últimos sabedores tradicionales del pueblo +buza (Okainas) y quien fuera uno de los protagonistas de la película ‘El abrazo de la serpiente’.
La causa de su muerte ha sido relacionada con la covid-19. Un responsable de la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC), citado por AFP, le dijo a esa agencia de noticias que Bolívar murió por el virus en un hospital.
Por su parte, Nelly Kuiru, coordinadora de la Escuela de Comunicación Indígena Ca Jana Uai, de la que Bolívar era parte, en entrevista con RCN Radio, afirmó que el indígena fue ingresado el jueves por “síntomas de coronavirus”. “Fue una persona que estuvo bastante abandonada, como hoy en día está la mayoría de los abuelos en el territorio”, agregó Kuiru, citada por AFP.
Bolívar “era uno de los últimos y mayores sabedores tradicionales de los pueblos Ocaina y Huitoto”, que viven en la Amazonía colombiana, escribió por su lado Ciudad Lunar, productora de “El abrazo de la serpiente”, en su página en Facebook.
En dicha película, la primera cinta colombiana en ser nominada a los Premios Oscar, Bolívar interpretó al viejo Karamakate, encargado de guiar a través de la selva al etnobotánico Richard Evans en busca de la yakruna, planta que le devolvería la capacidad de soñar. Esto lo llevó a viajar por el mundo participando en los principales festivales y galardones de la cinematografía global.
Murió a la edad de 76 años, siendo reconocido en el mundo por su actuación en la película de Ciro Guerra; pero dentro de las comunidades indígenas de esta región del país fue una figura emblemática y ancestral del Amazonas.
Siempre dispuesto a una foto con algún turista que lo reconocía o entablar una amena charla, en especial sobre lo que fue su gira mundial por los festivales de cine, entre estrellas famosas, y no tanto sobre sus conocimientos en saberes ancestrales indígenas, que eran muchos.
Antonio no quería participar en la película. Años atrás, él fue convencido, junto a otras personas de Leticia, para grabar un cortometraje documental, que al final, fue mucho trabajo y no les pagaron lo prometido, por lo que había decidido no volver a hacerlo.
Sin embargo, tiempo después, fue esa pieza documental la que Ciro Guerra vio en Bogotá y decidió buscar a Antonio Bolívar para que actuara en ‘El abrazo de la serpiente’.
Una vida en la selva
Pertenecía a la etnia indígena ocaina, la cual está a punto de desaparecer. Hablaba, además de la lengua nativa de su etnia, español, portugués, uitoto y como él mismo decía ‘algunas cositas’ de los tikunas.
Nació en La Chorrera, Amazonas, pero buena parte de su vida la vivió en Leticia, cerca de sus hijos, en una rutina que lo llevaba a levantarse cerca de las cuatro de la mañana, para dedicarse buena parte del día al cultivo de la tierra, entre plátano, yuca, piña, ají, lulo, caña, guayaba y chontaduro, de donde comía y si le alcanzaba, vendía o compartía con sus vecinos.
Muy joven se casó pero pronto quedó viudo. Con el tiempo, volvió a creer en el amor y se casó donde aparecieron sus hijos. El mayor, que ya supera los 50 años de edad, tuvo una pequeña participación al inicio de ‘El abrazo de la serpiente’. Tuvo tres más, pero uno de ellos fue asesinado hace algunos años en Bogotá.
Su sabiduría sobre la selva era única, hablando sobre sus siete capas, sobre sus poderes y reinos, dejando siempre un mensaje sobre la importancia de protegerla y cuidarla.
El respeto hacia el dios de la selva, a quien hay que pedirle permiso para cualquier acción dentro de ella, desde quitar una corteza, una raíz o una flor. Le gustaba hablar con los árboles, sobre su poder, su misterio, mientras los acariciaba. Pero lo más usual, era pedirle a la selva que le indicara qué hacer a través de sus sueños.