Hay un robot en el quirófano. Y tiene un escalpelo eléctrico en una de sus manos. No, no es una película de ciencia ficción, un HAL 9000 a la espera de salirse de control, es el futuro que ya está aquí, hace rato.
El más famoso es el Da Vinci, un gigante de cuatro brazos que apareció en el año 2000 y suma más de tres millones de operaciones, algunas de ellas en Colombia.
“Su tercer modelo es en 3D, es decir, le permite al cirujano mayor profundidad de campo, que es supremamente importante”, cuenta el cirujano cardiovascular Juan Santiago Jaramillo Isaza, de Cardiovid, quien se ha entrenado en su uso.
El robot permite rotaciones de 360 grados, por ejemplo, capacidad que no tiene la muñeca de ningún ser humano. “Una gran ventaja e importancia desde el punto de vista quirúrgico”, agrega Jaramillo Isaza.
Permite también magnificar la visión, para ver con mayor detalle las diferentes estructuras de los órganos que componen el cuerpo humano.
“El robot, en ciertas especialidades, ha demostrado que tiene unas bondades especiales. En urología y cirugía de tórax ha tenido desempeños muy importantes para intervenciones mínimamente invasivas”, agrega Jaramillo Isaza, pero reconoce que en cardiología aún no es la opción más útil. Aunque no duda que la cirugía robótica se impondrá en muchas especialidades, por ejemplo, en cirugía plástica, urología, ortopedia, dermatología y otorrinolaringología ha demostrado ser efectivo, con mejoras en los tiempos de intervención y mayor precisión en incisiones y suturas.
El gran enemigo de la masificación de esta tecnología es el costo. Según un informe del diario El País, de España, el hospital Imed Valencia pagó por el robot Da Vinci XI 2,5 millones de euros, alrededor de 80 mil millones de pesos, cerca de una tercera parte de lo que costó la nueva torre del hospital Pablo Tobón Uribe, inaugurada el año pasado, en la que se invirtieron 270 mil millones de pesos.
“Además, hay que reemplazar con frecuencia los dispositivos que se ponen en cada uno de los brazos del robot, lo que incrementa el costo de cada intervención”, concluye el cardiólogo.