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¿Qué es lo que sabe Benedetti que tiene atrapado a Gustavo Petro?

El país conoció las entrañas de un gabinete en caos por la transmisión de un Consejo de Ministros. El presidente Petro defendió de una manera extraña a un personaje que como Benedetti está llamado a juicio en la Corte Suprema por corrupción y ha tenido líos por violencia contra mujeres ¿Qué hay detrás?

  • Al día de hoy, el mayor interrogante es por qué el presidente Petro se inmoló por Benedetti, de quien dijo que “su mayor virtud es la locura”. Foto: Presidencia
    Al día de hoy, el mayor interrogante es por qué el presidente Petro se inmoló por Benedetti, de quien dijo que “su mayor virtud es la locura”. Foto: Presidencia

Lo que sucedió esta semana durante la transmisión del inédito Consejo de Ministros reveló las fracturas y líos de un Gobierno que, según sus propios funcionarios, navega a la deriva. El propio presidente Gustavo Petro lo reconoció al día siguiente de ese martes 4 de febrero: “Por poco acaba el Gobierno, como quiere la extrema derecha”, refiriéndose a Jorge Rojas, el fugaz exdirector de Presidencia, que renunció de manera irrevocable justo cuando se apagaron las cámaras encendidas durante seis horas y por las cuales el país supo de toda la ropa sucia que no se había lavado en casa.

La responsabilidad y autocrítica del jefe de Estado sobre lo sucedido es nula. Y el punto que más llamó la atención fue que cuando el gabinete casi en pleno se le insubordinó por haber nombrado al polémico Armando Benedetti como jefe de despacho de la Presidencia, lo único que se le ocurrió fue tildarlos de “sectarios” y de estar armando “sindicato”.

Es decir, a sus más leales compañeros de proyecto político los insultó para defender a un hombre cuestionado. El exsenador barranquillero no parecía inmutarse, escribiendo en una libreta y sentado a la izquierda de Petro durante el Consejo. El nombre de su cargo, jefe de Despacho Presidencial, se lo inventaron para que los ministros no pensaran que iba a ser su jefe y se repitiera la historia con Laura Sarabia. Pero no se logró el cometido.

Al día de hoy, el mayor interrogante es por qué el presidente Petro se inmoló por Benedetti, de quien dijo que “su mayor virtud es la locura” y a quien comparó con el fallecido comandante del M-19 Jaime Bateman. También explicó que fue “el primer senador uribista que durante mis debates en el Congreso se paró y me apoyó”. Ninguna de esas razones convencen a los petristas “pura sangre”, pero tampoco al país. Entre otras cosas, porque cuando ambos eran senadores a Benedetti la Corte Suprema le abrió en 2008 una indagación por parapolítica. Indagación que tan solo la Corte archivó en septiembre de 2023.

¿Chantaje de Benedetti?

La vicepresidenta Francia Márquez, que fue la primera que se atrevió a cuestionar al presidente durante la transmisión del Consejo, dijo que esperaba que no se tratara de un chantaje: “Hay una cosa en la que espero que yo esté equivocada, presidente, y es que no esté llegando gente aquí usando chantajes. Chantajes para contribuir a socavar un sueño que no es un proyecto de izquierda ni derecha. Es un proyecto de país. Camino con usted hasta donde usted diga”, insistió varias veces.

Petro no le respondió. Tampoco mencionó el papel de Benedetti durante la campaña de 2022, que es realmente de donde puede provenir la defensa irrestricta. Benedetti fue clave en esos meses. Se encargó junto a Laura Sarabia –su entonces asesora de Unidad de Trabajo Legislativo (UTL)– de organizar las correrías por todo el país: coordinar la agenda, hablar con los aliados políticos locales, pedir el transporte por aire y tierra e incluso, presuntamente, gestionar apoyos cuestionados.

“No sé en qué va a terminar el tema de las investigaciones que hay. Pero comenzaron con él. El tema del señor ‘Pitufo’ comenzó con él y no sé dónde van a terminar. Pero en la primera reunión que supe que hubo, estuvo el señor. Y lo puedo sostener”, fue una de las acusaciones más duras del Consejo de Ministros, hecha por Augusto Rodríguez, hoy director de la Unidad Nacional de Protección (UNP), pero quizás uno de los colaboradores de más larga data de Petro cuando ambos militaron en la guerrilla del M-19.

Rodríguez se refiere a Diego Marín, alias Papá Pitufo, conocido como el zar del contrabando que está capturado por múltiples delitos y que sería extraditado a Colombia desde Portugal. Según Rodríguez, Marín habría querido dar dinero ilegal a la campaña. Benedetti niega tal acusación y denunció al director de la UNP en la Fiscalía por injuria y calumnia agravada, lo que despertó la solidaridad de otras figuras del Pacto Histórico como el senador Iván Cepeda: “Augusto Rodríguez es un hombre recto, justo y transparente. Lo protegeremos de cualquier ataque aleve. La gente decente tiene quien la defienda”, dijo en la red social X.

Los cuestionamientos sobre Benedetti no son injustificados. El propio exsenador habría filtrado unos audios en 2023 de conversaciones con Sarabia en los que él, dolido por no estar al lado del presidente Petro en Palacio, explotó: “Nadie me deja tirado tres horas ahí, un man que hizo 100 reuniones en una campaña, un man que consiguió 15.000 millones (...) ¿O es que quieren que diga, hijueputa, quién fue el que puso la plata? (...) Con tanta mierda que yo sé, pues nos jodemos todos”, decía uno de los apartados.

En contexto: Benedetti denunció al director de la UNP, Augusto Rodríguez, tras señalarlo de supuestos nexos con alias Papa Pitufo

Tanto Sarabia como Benedetti salieron del Gobierno después de ese escándalo, pero regresaron al poco tiempo, triunfantes. Hoy Sarabia es la canciller más joven de la historia reciente de Colombia y Benedetti está donde siempre quiso: al lado del presidente Petro en la Casa de Nariño. Ni siquiera sus funcionarios más cercanos saben por qué la defensa del jefe de Estado a dos personajes que despiertan tanta molestia.

“Son casi el soporte emocional del presidente y él está en su derecho de designarlos o de haber tejido unos lazos con esas personas que están más allá del entendimiento nuestro”, dijo Gustavo Bolívar esta semana.

¿Vienen más renuncias?

Esta crisis de gabinete tiene dos realidades que coinciden. Una, que por estos días los funcionarios que deseen participar en las elecciones de 2026 deben renunciar para no inhabilitarse y eso motiva aún más las salidas del Gobierno. Dos, la iniciativa de un grupo numeroso del gabinete —en broma, Bolívar dijo que en WhatsApp tenían un grupo llamado “SinTrabajo”– que no está dispuesto a aceptar que Benedetti acumule tanto poder cerca al presidente.

Ese grupo se conforma por funcionarios que están dispuestos a renunciar o ya renunciaron como Jorge Rojas, un político de izquierda que fue cercano a Petro ocupando varios cargos importantes en la Alcaldía de Bogotá, y apenas duró una semana como director del Departamento Administrativo de la Presidencia (Dapre).

EL COLOMBIANO reveló en primicia el nombre de su reemplazo, Angie Lizeth Rodríguez, una joven administradora pública, que viene de ser asesora del ministro de Salud, Guillermo Alfonso Jaramillo. Su nombre poco se conoce en los círculos de poder.

Con ese nombramiento, Petro le dio aún más relevancia a Benedetti, pues Rodríguez se encargará de funciones más administrativas de la Presidencia mientras que el jefe de Despacho Presidencial se encargará de la estrategia política y en ayudar a definir, quiénes son los reemplazos de los funcionarios que van saliendo. Por ejemplo, el Ministerio de las TIC que reclama el Partido de La U para tener “representación real” en el Gobierno. Este diario conoció que esa colectividad envió una terna con tres nombres que ya no tiene la misma fuerza que hace unos días porque Benedetti —que militó en ese partido y tiene aliados— le hablará a Petro al oído para influir a quién escoger.

También renunció otro destacado funcionario, Juan David Correa, ministro de Cultura, que fue el editor del libro autobiográfico de Petro publicado por Planeta titulado “Una vida, muchas vidas”. Su crítica estuvo en sintonía con la de algunas compañeras de gabinete como Francia Márquez y Susana Muhamad: “No podía tener de jefe a un maltratador de mujeres”, dijo Correa horas después de renunciar.

Sobre Correa y Rojas, Petro publicó un largo mensaje en X en el que los ataca. A Correa lo señaló de decir mentiras: “No por culpa de Correa, sino por dejarse engañar, o no leer las normas”. Y con Rojas, su viejo aliado, fue más duro: “El que puse de director del DAPRE o secretario general de la Presidencia, comenzó a decir que el jefe de despacho es el jefe de los ministros y levantó mucha indignidad y por poco acaba el Gobierno (...) No señor, al menos lea cuál es la función del cargo antes de irradiar un infundio desastroso”.

Pero el propio jefe de Estado da muestras de lo contrario. Empezó el Consejo de Ministros de esta semana citando un informe de gestión realizado por Benedetti: “Este es el informe de incumplimiento y es fatal, y se lo digo al pueblo, porque me da vergüenza. De 195 compromisos se han incumplido 146. El presidente es revolucionario, el Gobierno no”, dijo el mandatario. Pero “el informe estaba desactualizado y no daba confianza que lo hubiera hecho Benedetti”, señala una funcionaria.

Este diario también confirmó con fuentes cercanas al ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, que su salida del cargo sería inminente. “No ha definido con el presidente Petro el día de salida”, aseguran. Cristo se va no tanto por la molestia con Benedetti y Sarabia sino porque está pensando en las elecciones de 2026 y también porque si se queda la agenda política en el Congreso no estaría dirigida exclusivamente por él como por el jefe de Despacho Presidencial.

Por su parte, la ministra de Ambiente, Susana Muhamad, es otra funcionaria que podría salir pronto del Gobierno. La ministra dijo entre lágrimas en el Consejo de Ministros que “como feminista, no puedo sentarme en la misma mesa con Armando Benedetti” y que “ni las relaciones exteriores (Sarabia) ni la jefatura de gabinete (Benedetti) están en manos de este proyecto. Están en manos de todo lo contrario a este proyecto”.

EL COLOMBIANO le preguntó a la ministra Muhamad si ya había pasado su carta de renuncia y respondió: “No la he presentado, estoy buscando hablar con el presidente”. Ese encuentro, según fuentes, no pasaría de este domingo.

También renunció esta semana la abogada Paula Robledo, secretaria jurídica de la Presidencia, que fue clave para la elaboración en tiempo récord de los decretos de conmoción interior. Sin embargo, no sale del Gobierno porque asesorará a la ministra Sarabia. En los últimos días, por lo menos 20 personas de Presidencia pasaron a la Cancillería. “La jefe a Laura tiene un equipo que hemos estado con ella siempre, donde va, vamos”, dice una de ellas, que no estaban dispuestos a quedarse a trabajar con Benedetti y él tampoco.

¿Por qué el tiro en el pie?

Una de las preguntas más difíciles de contestar es por qué el presidente decidió inmolar al Gobierno por su propia voluntad y en televisión nacional, tal cual dijeron muchos esta semana, como si se tratara de un reality para subir el rating. “Quien capta la atención y la logra mantener tiene el control y maneja el poder”, dijo el estratega político Ángel Becassino en el programa Hora 20 de Caracol Radio.

Pero lo cierto es que el error no fue calculado. Benedetti negó a este diario que la idea de la transmisión hubiera sido suya. Dos fuentes que estuvieron en el Consejo aseguraron que el presidente estaba advertido de que había varias renuncias gestándose por la decisión de ratificar a Benedetti en el Gobierno y ascenderlo a un cargo de mayor importancia.

“Ellos iban a renunciar en el Consejo. A nosotros no nos llamaron a Consejo el lunes, como se hace normalmente, pero en la noche se conoció que Benedetti iba a ser finalmente jefe de Despacho Presidencial. El martes nos llamaron a todos y cinco minutos antes de llegar nos enteramos que iba a haber alocución. No pensamos que fuese a ser todo el Consejo”, dijo un ministro bajo condición de anonimato.

El presidente sabía que varios de los miembros de su equipo iban a rebelarse por segunda vez, porque eso ya había sucedido hace más de dos meses cuando Benedetti regresó a Bogotá desde su puesto como embajador de Colombia ante la FAO en Roma, y se encargó de dejarle claro al país que sería un alto asesor “con oficina en el tercer piso al lado del presidente y al lado de Laura Sarabia”.

En esa ocasión, varios ministros en un grupo liderado por la vicepresidenta Márquez y Gustavo Bolívar, también le pidieron a Petro unos minutos antes del Consejo. Allí, se quejaron de la llegada del excongresista pero también del papel de Sarabia. En el Consejo de esta semana Muhamad, López y Rojas hablaron de “agendas paralelas”, entre líneas refiriéndose a la nueva canciller.

“El presidente sabía que iba a haber una nueva revuelta y dio la orden de transmitir el Consejo para tratar de evitarlo”, dijo una de las fuentes. También es posible que los consejos se conviertan en una herramienta de campaña. Petro habló durante dos horas y su primera intervención fue de exigencia de resultados porque “al pueblo se le prometió y se le debe cumplir”.

En análisis crítico del discurso se podría decir que su figura de exigencia representa a un gobernante que hace lo necesario para que sus promesas se cumplan y no le tiembla la mano para confrontar a su equipo. Pero en realidad varias de esas metas con las que Petro cuestionó a los funcionarios no son precisas, y otras se deben a la falta de recursos o a la imposibilidad de concretar concertación en el propio gabinete, como lo dejó claro el ministro de Defensa, Iván Velásquez, cuando dijo que no habían podido coordinar una intervención en El Plateado, Cauca, por falta de reuniones y de acuerdos internos. Es decir, falta de decisión del propio comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, quien tiene otros frentes de conflicto interno abiertos como el Catatumbo y Arauca. “Presidente, no ha habido una decisión articulada del Gobierno para entrar a El Plateado, Cauca”, dijo Velásquez.

También, la ministra de Justicia, Ángela María Buitrago, le expresó su preocupación al mandatario: “es difícil manejar la política de paz total en medio de una guerra (...) a la gente le preocupa la seguridad, presidente”.

Y la vicepresidenta Márquez, cuyo puesto estaba casi en frente que el del presidente Petro, le dijo mirándolo a los ojos: “Mis tías me dicen: ‘Francia, ¿qué hacemos? Nos van a matar aquí’. Eso me duele, presidente”.

La soledad del presidente Petro

Al final, el intento de mostrarse como un presidente con carácter frente a sus subordinados para demandar respuestas ante los incumplimientos, se convirtió en un búmeran que afectó al Gobierno, le quitó capital político a los precandidatos en la misma mesa, redujo la gobernabilidad y puso en riesgo la estabilidad institucional. Todo eso para salvar a Benedetti.

Hasta ahora van tres renuncias confirmadas, cuatro más sobre la mesa —entre ellas, la vicepresidenta Márquez quien también ofreció su renuncia— y algunas más que podrían venir en los próximos días. Esa negociación a cambio de Benedetti difícilmente podría decirse que resultó beneficiosa para el presidente, sin mencionar la vergüenza pública, la mala prensa y las críticas en la opinión pública. La pregunta sigue siendo qué es lo que hace a Armando Benedetti el hombre más poderoso del Gobierno Petro. El que tiene más teflón con seis investigaciones judiciales más un juicio en camino. Y, sobre todo, cuáles son sus secretos inconfesables.

En lo que respecta a Petro, que últimamente cita seguido a Gabriel García Márquez, conviene recordar esta frase dicha por el nobel en una entrevista de 1981 con The Paris Review: “Cuando alguien alcanza el poder absoluto ya no tiene contacto con la realidad, y esa es la peor clase de soledad que existe”.

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