La Mansión Montecasino, un lujoso espectro de mármol y habitaciones abandonadas que en el pasado fungió como centro de operaciones paramilitares en Medellín, se convertirá próximamente en un laboratorio de Medicina Legal para la identificación de cadáveres de las víctimas del conflicto armado en Colombia.
Así lo anunció este miércoles la Unidad para las Víctimas, indicando que el proyecto busca contribuir a la reparación de las familias de las víctimas reconocidas en las sentencias de la Ley de Justicia y Paz, que castigaron a los paramilitares.
Según el Registro Único de Víctimas (RUV), hay 51.984 víctimas directas de desaparición forzada. Muchos de los cuerpos sin identificar están en las morgues de Medicina Legal, a la espera de que aparezcan dolientes o de que los análisis forenses arrojen resultados concluyentes. Se espera que el laboratorio de Montecasino albergue 1.200 NN.
La mansión fue adquirida en los años 80 por el clan Castaño Gil, uno de los impulsores del fenómeno paramilitar en el país. Se la compraron, de acuerdo con los registros de la época, a los Halaby, una familia de famosos textileros y exportadores que más tarde estaría salpicada por presuntos nexos con el cartel de Medellín.
Al momento de adquirirla, los Castaño Gil eran ganaderos con tierras en Córdoba y Urabá, y habían formado su primer grupo de autodefensas en la finca Las Tangas, del municipio de Valencia. Desde allí patrocinaban la lucha contra las guerrillas que imperaban en la región.
Montecasino, ubicada en la comuna de El Poblado, le sirvió a la familia para escapar de la persecución insurgente en el campo, y al mismo tiempo para posar como empresarios de la crema y nata antioqueña.
La mansión campestre fue el escenario de fastuosas reuniones con la clase política y las fuerzas de seguridad de la época, que quedaban asombradas por los enchapes de oro de los baños, los jardines internos, los cuadros y esculturas de renombrados artistas, las columnas enmarmoladas y la bañera con forma de concha marina, entre otras extravagancias.
El recinto también albergó tragedias familiares, como la extraña muerte de Rumalda Castaño, la hermana menor de Fidel, el líder del clan. Sobre su deceso se tejieron varias versiones: que la asesinaron las milicias guerrilleras, que se suicidó y que murió de una paliza propinada por su hermano mayor, quien la fustigaba por ser lesbiana.
Montecasino fungió como centro de operaciones para la conformación de la banda Perseguidos por Pablo Escobar (“los Pepes”), entre 1992 y 1993; y las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá (1994), ambos grupos impulsados por Fidel, Carlos y Vicente Castaño.
Allí también se planearon algunos de los crímenes que más han conmocionado la historia de Colombia, entre ellos: la bomba del vuelo 203 de Avianca (1989), que mató a 110 personas sobre el cielo de Soacha; los magnicidios de los candidatos presidenciales Luis Carlos Galán, en Soacha (1989); y Carlos Pizarro, dentro de un avión en Bogotá (1990).
Con el exterminio del clan Castaño Gil, por guerras al interior de las propias autodefensas, la mansión estuvo abandonadas desde finales de los años 90.
En 2007 la propiedad fue embargada a los herederos y quedó bajo la custodia de la Dirección Nacional de Estupefacientes; tres años después, un Tribunal de Justicia y Paz de Medellín ordenó que ingresara al Fondo para la Reparación de Víctimas.
En total, el predio tiene 31.000 metros cuadrados y alberga, además de las zonas verdes y parqueaderos, cuatro grandes estructuras. En una de ellas, de 1.819 m2, se instalará el laboratorio que pretende devolverles a las víctimas algo de la dignidad y la verdad que perdieron a manos de los antiguos dueños.
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