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El calvario de la reforma a la justicia en el Congreso

Una propuesta que nació enferma y sin mayorías parlamentarias. Así fue el primer fracaso del Gobierno en el Congreso con un final predecible.

  • El 13 de septiembre de 2018 la ministra del Interior, Nancy Patricia Gutiérrez (izquierda) y la ministra de Justicia, Gloria María Borrero (derecha), radicaron la reforma a la justicia. Para ambas era fundamental lograr la aprobación del Congreso. FOTO colprensa
    El 13 de septiembre de 2018 la ministra del Interior, Nancy Patricia Gutiérrez (izquierda) y la ministra de Justicia, Gloria María Borrero (derecha), radicaron la reforma a la justicia. Para ambas era fundamental lograr la aprobación del Congreso. FOTO colprensa
06 de diciembre de 2018
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Empezó mal y terminó mal, con polémica y enfrentamientos entre el presidente de la Cámara, del Partido Liberal, Alejandro Chacón y a ministra de Justicia, Gloria María Borrero.

Chacón también tuvo un rifirrafe con el representante del Centro Democrático y ponente, Samuel Hoyos, a quién pretendía responsabilizar de no radicar la ponencia ayer miércoles en la mañana. El congresista uribista dijo que Chacón había puesto otra plenaria a la misma hora y luego notificó otro cambio, pero a medianoche. Este episodio fue el moño final de la reforma. (Ver cara a cara).

Este proyecto era la gran apuesta del Gobierno para transformar la rama judicial. Descongestionar procesos, reglamentar la tutela y aumentar presupuesto de la rama, eran algunas de sus propuestas, todas hundidas y que, por ahora, deberán esperar como mínimo, hasta mediados de 2019, cuando empiece la otra legislatura.

Los prejuicios y el pesimismo comenzaron cuando el presidente Iván Duque delegó a Borrero como ministra. Reconocida por su experticia en el ámbito judicial, a través de la organización Excelencia para la Justicia, y por conocer a fondo la rama, tenía como misión principal lograr que la reforma fuera aprobada, pero no lo logró.

¿Qué le faltó? Para analistas y para algunos congresistas: falta de tacto, de liderazgo y de coordinación.

Para el constitucionalista Héctor Riveros, el Gobierno careció de claridad. “El presidente da prioridades y los ministros ejecutan, pero aquí no está muy claro. Solo la ley de financiamiento tiene un nivel de compromiso claro. El presidente no cambió la mermelada por nada, debía cambiar por liderazgo y avanzar de otra manera”, dijo Riveros.

Lo esencial ya no estaba

En lugar de gran reforma a la justicia, a la Cámara de Representantes llegó un documento con lánguidas propuestas que no generarían la transformación que la rama requiere.

En dos debates el Senado suprimió la eliminación de las contralorías regionales por la corrupción que representan, el Tribunal de Aforados y, la apuesta más grande, la eliminación del Consejo Superior de la Judicatura. En total 17 artículos quedaron por fuera, 14 de ellos, propuestos por el Gobierno.

Un Congreso apático

El hundimiento de la reforma a la justicia es reflejo de la distante relación entre el ejecutivo y el legislativo. El presidente Duque ha sido criticado por escoger ministros más técnicos que políticos, y a su vez por falta de ingenio para reemplazar las cuotas burocráticas –comunes en la clase política tradicional– por otros métodos de negociación.

Incluso, la vehemencia del Centro Democrático para defender la reforma también ha estado en entredicho, ni siquiera el expresidente Álvaro Uribe hizo algún intento público y en su lugar enfiló baterías en la reforma tributaria.

El representante Hoyos, ponente de la reforma, indicó que “era necesaria para el país. Sugerimos cambios y buscamos consensos, pero es imposible tramitar estas reformas en un cuerpo colegiado como el Congreso”.

Otro capítulo merecedor de análisis es el papel que jugó el Partido Liberal, declarado en independencia.

Con los tiempos ajustados, el congresista Alejandro Chacón, inició un cruce acalorado de declaraciones con la ministra Borrero, quien a su vez culpó al parlamentario de engavetar la reforma.

Para Chacón la reforma era un desastre y la culpable de su trámite era la ministra de Justicia por “ineptitud y falta de conocimiento”.

La discusión llegó al punto que hizo perder las esperanzas al presidente Duque, cuando afirmó que si la reforma perdía su esencia o coherencia, sería el primero en pedir que no siguiera su trámite.

Pero más allá de la fuerte resistencia de Chacón en la Cámara, se ventila en los mentideros políticos que detrás de la postura liberal de frenar la reforma está el expresidente César Gaviria. Esto, por no contar con cuotas burocráticas en el Gobierno y perder un par de ministerios que tenían en el gobierno Santos.

Para Andrés Felipe Bernal, docente de derecho constitucional de la Universidad La Gran Colombia, “los liberales tienen la claridad de que tienen mayorías y el Gobierno no. La distancia entre el presidente de la Cámara y la ministra se fue haciendo cada vez más notoria a medida que el primero demoraba el trámite y la segunda se negaba a ceder a las pretensiones burocráticas del Partido liberal”.

Regresará en 2019

La ministra Borrero, quien había puesto a disposición del presidente Duque su cargo si la reforma no pasaba en esta ocasión, confirmó que reforzará la pedagogía y que el próximo año la propuesta entrará de nuevo al Congreso.

Colombia está en mora de transformar su sistema judicial, más de diez reformas a la justicia han fracasado y si las relaciones entre Gobierno y Congreso no mejoran, los resultados podrían ser iguales.

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