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“Petro me ha hecho la campaña a la Presidencia”: Enrique Peñalosa

Enrique Peñalosa buscará ser candidato en 2026. Habla del actual Gobierno y advierte “por politiquería ambiental”.

  • El exalcalde de Bogotá reclama por la “politiquería ambiental” y asegura que el presidente Petro tiene “una obsesión antisector privado”. FOTO colprensa
    El exalcalde de Bogotá reclama por la “politiquería ambiental” y asegura que el presidente Petro tiene “una obsesión antisector privado”. FOTO
    colprensa
24 de marzo de 2025
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Por tercera vez, el exalcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa, enfila baterías para cumplir un viejo anhelo: llegar a la Presidencia de la República. Para ello, asegura que el propio presidente Gustavo Petro es quien –a través de sus tropiezos y de sus referencias frecuentes– le ha terminado haciendo campaña.

Justamente, recordando que ya una vez tuvo que atender lo que dejó Petro –cuando asumió como alcalde de Bogotá en 2016 tras el periodo del hoy presidente–, el exalcalde asegura tener la experiencia y los pergaminos para enrutar a Colombia a partir de 2026.

Lea más: Colombia y el camino hacia la elección presidencial de 2026: se avecinarían cinco jornadas en las urnas

En diálogo con EL COLOMBIANO, se refiere a los diálogos y alianzas que comienza a construir. Revela que ya ha hablado con figuras como Juan Daniel Oviedo o David Luna, al tiempo que invita a sectores que lideran Germán Vargas Lleras o el senador Miguel Uribe. Asegurando que Petro “tiene una obsesión antisector privado” reclama por “falsos ambientalismos” que tienen –según dice– frenado el desarrollo de Colombia, mientras se declara partidario de prácticas como el fracking.

¿Por qué nuevamente insiste en buscar la Presidencia tras el revés en 2014 (con los verdes) y luego en 2022 La U? ¿Cuál es su motivación?

“Me apasiona Colombia y estoy convencido que podría, así como hice en Bogotá cuando recibí una ciudad desbaratada de Petro, reorganizar el país y enrutarlo hacia donde tiene que ir: un país que sea seguro, con desarrollo e igualdad.

No soy un genio intergaláctico como Petro, pero lo que sí tengo es la capacidad de escoger gente mucho mejor que yo, hacer equipo, tener capacidad gerencial y lograr resultados, además con claridad sobre qué es lo que hay que hacer para que los países se desarrollen”.

¿Su plataforma será justamente la experiencia que de “recomponer” lo que dejó Petro?

“Petro es un obstáculo, pero obviamente antes de él hubo politiquería e ineficiencia en Colombia. Poco a poco hemos ido construyendo una maraña de trabas al progreso. Una de las más graves es el falso ambientalismo, que nos ha hecho bloquear, por ejemplo, la minería que es fundamental. Aun los países más ricos del mundo hacen minería: Estados Unidos, Canadá, Rusia, Australia... Y aquí decidimos que no.

Cuando los precios del oro son los más altos del mundo tenemos bloqueada la minería del oro, mientras que hay miles de minas ilegales por todo Colombia haciendo daño ambiental. Tampoco producimos carbón cuando tiene uno de los precios más altos de la historia y tenemos minas cerradas, frenamos nuevas minas. Tampoco dejamos hacer fracking, cuando fue eso lo que permitió que Estados Unidos se convirtiera en el principal productor de petróleo del mundo”.

¿Estaría a favor de una práctica tan controvertida como el fracking en Colombia?

“Por supuesto que sí, es que el peor problema ambiental en Colombia es la pobreza. Y ahora resultó que somos los genios que descubrimos que el fracking hace daño, mientras que en el resto del mundo sí lo hacen.

Bogotá tiene racionamiento de agua por estos falsos ambientalismos absurdos, por no dejar hacer el Embalse de Chingaza 2 de 600 hectáreas, cuando tenemos 1’400.000 hectáreas de páramos. Pero hay otra cantidad de trabas: a las carreteras, por ejemplo. Hay que hacer reformas radicales a las consultas previas. No puede haber repúblicas independientes. Los indígenas no tienen más derecho a Colombia que los no indígenas”.

¿Cómo serían esas reformas?

“En la Constitución del 91 está bien que se proteja a las minorías, pero no que las minorías tengan prioridad sobre las mayorías. Eso no es la democracia y sobre todo cuando, por ejemplo, les envían recursos a través de Bienestar Familiar a los niños indígenas en La Guajira y les entregan los recursos a la loca sin ningún control. Se roban el dinero y los niños se mueren, pero resulta que es una república independiente.

No puede haber tampoco un control efectivo de las Fuerzas Armadas sobre partes importantes del país por trabas con estas autonomías. Hay que hacer una cantidad de reformas que nos están trabando el desarrollo. Todo lo que impide el desarrollo hay que hay que cambiarlo”.

Hablaba de “falsos ambientalismos”, ¿a qué se refiere?

“Resulta que toda el área urbana de Colombia es el 3x1.000 del área de Colombia. Pero los falsos ambientalistas hacen toda clase de shows políticos en las zonas urbanas porque ahí es donde es rentable políticamente. Pero mientras tanto, están arrasando las selvas con minería ilegal, con siembra de coca y con ganadería.

No dejan hacer vías, no dejan hacer vivienda, no dejan que el país progrese. Tenemos que entender una cosa: todo el mundo quiere que Colombia sea un país rico y nos estamos quedando atrás. La gente quiere ganar más y quiere tener buenos empleos, por eso se están yendo. Se ha ido casi un millón y medio de colombianos en los últimos tres años”.

¿Cómo lograr equilibrio entre desarrollo y medio ambiente?

“En ningún momento digo que no se proteja el ambiente. Aquí lo que estamos haciendo es politiquería ambiental, porque si son tan valientes, ¿por qué no paran la deforestación en vez de hacer el show en Bogotá con el cuento de la construcción de vivienda?

Tanto Petro como Claudia López hacen show de que no se haga vivienda al norte de la ciudad y no dejan hacer vías cruciales. Imagine, por ejemplo, todo un malecón por el borde del río Bogotá, que hagamos vivienda junto al río Bogotá, como se hace en París, en Londres, en Nueva York, en Melbourne.

Pero no se deja hacer vivienda en el norte de Bogotá con estos falsos ambientalismos, pero Petro sí vive más al norte, en una casa que ocupa más espacio en un conjunto cerrado tipo gringo dependiente del carro. Eso sí, es lo más antiambiental que pueda haber, pero la vivienda en alta densidad la bloquean al norte, suben los precios de la tierra y expulsan a los ciudadanos de menores recursos a Soacha y a otros municipios, donde tienen mayores distancias de viaje; sin embargo, hacen el show de que quieren proteger unos potreros en el norte de Bogotá. Hay que proteger el medio ambiente, pero con seriedad, no con politiquería. Pero no son las únicas trabas”.

¿Qué otras trabas?

“Hay que hacer una reforma agraria, pero primero hay que hacer una reforma urbana. Aquí menos del 40 % de los hogares colombianos tienen vivienda propia y estamos poniendo toda clase de trabas a la construcción de vivienda y subiendo el precio de la tierra, encareciéndola de 1.000 maneras.

A mí sí me fascina el ambiente: tenemos que hacer parques regionales. La gente no tiene dónde ir al campo. Entonces, queremos hacer un sendero en los Cerros y no dejan que por el medio ambiente, cuando hay miles de kilómetros de cerros.

Hay que hacer parques regionales también. Hay que hacer que la gente viva feliz. Donde más se siente la desigualdad del ingreso es en el tiempo libre. Pero hay otras trabas, por ejemplo, el cuento de las de las UAF, de las unidades agrícolas familiares, que son unos topes que se le ponen al tamaño de las posibles empresas agrícolas. Podrían haber unos desarrollos agropecuarios enormes”.

¿Cómo imagina justamente ese desarrollo en el campo?

“Es urgente el tema del catastro multipropósito para que los campesinos tengan seguridad. Donde hay que hacer una reforma agraria es con los pequeños cafeteros: a los que tienen menos de una hectárea hay que lograr ampliarla hasta cuatro hectáreas. Esa sí es la reforma agraria que se necesita, pero además hay que hacerles carreteras que les mejoren el ingreso, pero con capacidad gerencial, hay que mejorar de verdad la vida de los campesinos.

Es que nadie puede decir que no hay ambientalistas en Estados Unidos. El ambientalismo no se lo inventó el señor Gustavo Petro que no entiende nada de química ni de física, nada, sino científicos del mundo en Estados Unidos, en Europa, en los países donde precisamente hacen fracking y hacen minería. No nos lo inventamos en Chapinero”.

En materia de seguridad, ¿cuál sería su apuesta para devolverles ese bien a los colombianos? Usted tuvo réditos en seguridad urbana con intervenciones como la del Bronx en Bogotá, ¿pero cómo replicar eso a nivel rural?

“En Colombia toda la criminalidad es de empresas del crimen. No tiene nada que ver con la pobreza. Son empresas del crimen, tanto las urbanas como las rurales. En el tema urbano se requiere inteligencia policial y leyes que permitan condenar a los delincuentes y cárceles para guardarlos.

Los funcionarios públicos más importantes de lejos de Colombia son las fuerzas especiales del Ejército y la Policía, y ahí va la seguridad rural. Ellos están en la mitad de las selvas arriesgando sus vidas. En los últimos 10 días han muerto 12 soldados. Es una tragedia.

Pero, ¿qué justificación hay para que jóvenes soldados de las fuerzas especiales ganen muchísimo menos que un funcionario público en Bogotá o en Medellín? Tenemos que darle prioridad a nuestras Fuerzas Armadas. Hace mucho tiempo los grupos armados criminales dejaron de tener una ideología, pero aun si se lograran acuerdos, que no los descarto sobre la base de la fuerza del Estado”.

¿Qué haría Peñalosa con la política de paz total y las negociaciones con grupos armados?

“Negociar sobre la base de la fuerza del Estado...”.

Pero, usted dice que no descarta acuerdos con alguna organización. Por ejemplo, ¿con el ELN insistiría?

“Si existe una posibilidad concreta y efectiva, pero primero fortalezcamos a nuestras Fuerzas Armadas y el control del Estado. No creo que ellos tengan unos objetivos ideológicos, pero tampoco vamos a ir a una negociación donde ellos van a decidir si en Colombia hay inversión extranjera o no, o si hacemos minería o no”.

¿Bajo qué condiciones se sentaría a hablar con una organización armada?

“Siempre y cuando se vean posibilidades de una de una desmovilización efectiva, incluyendo verdad, reparación y no repetición. El proceso de paz que se hizo en el Gobierno Santos fue serio, bien hecho. Si existe otra posibilidad para hacer algo serio, bien hecho, bienvenida, si no, no”.

¿Qué reflexión hace del pulso que se volvió a abrir en Bogotá frente al metro subterráneo y el elevado?

“Yo contraté el elevado y nadie lo hubiera podido parar, no obstante que Claudia lo demandó. Ella sí trató de pararlo, pero ya después ningún alcalde lo podía parar ni ningún presidente.

Primero, por las razones legales. Y segundo, porque los financiadores son algunas de las principales entidades financieras del mundo: está el Banco Mundial, el Banco Interamericano, el Banco Europeo de Inversiones. Si Colombia llegara a cambiar esos términos tendría costos a nivel de sus relaciones financieras internacionales muy graves”.

¿Pero qué decir de ese pulso entre el presidente Petro y el alcalde Galán?

“Eso no es un pulso, no lo llamaría así. Es una pataleta de Petro que fue un incapaz. Él tuvo cuatro años y no fue capaz de contratar el metro. Lo que dejó fue un enredo monumental. Hubiera sido más fácil arrancar de cero que arrancar con el enredo que él dejó. Nosotros en cuatro años sí lo contratamos, ¿por qué? Porque sí tenemos capacidad gerencial, porque yo no hablo, sino que hago. Esa es la gran diferencia en el Gobierno Pedro y el Gobierno Peñalosa: capacidad gerencial y no solo con el metro.

Yo hice colegios, hice 1.500 parques, ¿cuántos hizo Petro? Yo hice los hospitales de Usme, de Bosa. Hice vías, hice Transmilenio, ¿qué hizo Petro? Hice proyectos de vivienda para más de 500.000 personas y Petro ni uno. Parece que fuera otra ciudad, otro país y es el mismo la misma ciudad, la misma Alcaldía, el mismo presupuesto”.

Cuando usted encontró esa Bogotá en 2016, después del Gobierno Petro, ¿cuál fue el frente que más le preocupó, donde vio mayor despelote?

“Él dejó bloqueada toda la vivienda popular en Bogotá. Ahorita también está frenada en el país. Él tiene una obsesión antisector privado y no le ha importado dejar a los jóvenes sin financiación para la educación superior. También está desbaratando la salud porque le enferma la participación de privados en las EPS. ¿Qué fue lo que yo recibí? Mire el tema de las basuras. Fue un desorden monumental que le costó a Bogotá como 100.000 millones de pesos por ese intento chambón de estatización de la recolección de las basuras”.

¿Siente que esa situación se podría ver reflejada en lo que está pasando ahora con la salud?

“Exactamente, es exactamente el mismo el mismo tema. Es de nuevo la obsesión de él por estatizar”.

Además de basuras y vivienda, ¿qué otro frente vio en crisis cuando llegó a la Alcaldía después del mandato de Petro en Bogotá?

“En el tema de transporte no había hecho la renovación de la flota de Transmilenio, un desastre. Recibimos unos buses que debían haber sido cambiados años antes. Eran contaminantes, se varaban. Llegamos a tener buses con más de 1’300.000 kilómetros, es decir, más de tres veces la distancia de la Tierra a la Luna. El SITP además estaba completamente quebrado, eso fue un desastre. La ciudad estuvo a punto de quedarse sin transporte. Fue de las cosas menos visibles y más difíciles que tuvimos que hacer”.

¿Con qué sectores políticos ha hablado para que lo respalden en su camino a la Presidencia?

“Hay un amplio interés en que haya un grupo grande de personas que estemos de acuerdo sobre lo fundamental en temas como la seguridad o la inversión privada.

Yo he hablado con Juan Daniel Oviedo, David Luna, Marta Lucía Ramírez o Juan Guillermo Zuluaga. Entiendo que otras personas han hablado también con Germán Vargas. A mí me encantaría que en este grupo estuvieran personas como Mauricio Cárdenas, Aníbal Gaviria, Juan Manuel Galán”.

¿Ya habló con algún partido?

“No, pero yo tengo muy buenas relaciones con Dilian Francisca (Toro), de La U, y aquí hay partidos interesantes, como Salvación Nacional, que además tiene un nombre muy apropiado para el momento.

Pero si entraran estas personas en este proceso podría haber otros partidos, como el Liberal, Cambio Radical o el Nuevo Liberalismo”.

¿Sería una corriente de centro derecha?

No sé qué es eso de la derecha y la izquierda. Creo que he hecho mucho más por construir igualdad que nadie en Colombia. ¿Eso es izquierda? ¿Transmilenio qué es? Es igualdad, es quitarle espacio al carro privado para darle a transporte público. Yo sí he hecho mucho más por construir igualdad que Petro.

Si la izquierda es construir igualdad... pero si derecha es creer, por ejemplo, que tiene que haber un Ejército y una Policía fuertes, y una sanción a los delincuentes. Si creer en la economía de mercado y la inversión privada es derecha, soy de derecha. En resumen, si parecerse a Petro es ser izquierda, soy de derecha”.

¿Cómo lograr que esta tercera candidatura sea la vencida y logre llegar a Casa de Nariño?

“A veces el tiempo aclara las cosas, incluso Petro me ha hecho a mí la campaña a la Presidencia mostrando, por ejemplo, cómo él no pudo hacer el metro y yo sí, atacándome cada 15 días por haber hecho el metro que él no pudo hacer. En esto de la política las circunstancias cambian.

La vez pasada que me lancé a la Alcaldía venía de perder cuatro elecciones: a la Alcaldía y a la Presidencia. En la primera encuesta que salió Rafael Pardo arrasaba y de segunda Clara López, pero yo gané”.

En el Centro Democrático está sonando con fuerza uno de sus pupilos y quien fue su secretario de Gobierno, el senador Miguel Uribe. ¿Ha hablado con él?

“Miguel Uribe me parece excelente. Me parece muy disciplinado, muy inteligente. Es un excelente líder. Creo que los empresarios, después de este desastre Petro, tienen que empezar a darse cuenta que los políticos y la política son importantes”.

¿A través de Miguel Uribe podría hacerse algún tipo de puente para una alianza de centro-derecha?

“Sí, no lo descarto”.

PARA SABER MÁS

¿Le suena la segunda línea del metro subterráneo en Bogotá?

“Está enredada, está mal hecho ese proceso. Mi sospecha es que ese metro subterráneo cuesta muchísimo más. El metro elevado cuesta la mitad y no lo digo yo. Los sobrecostos de los metros subterráneos siempre son altísimos, porque hay toda clase de imprevistos, sobre todo con uno suelos tan malos como los de Bogotá”.

¿Como presidente apoyaría la segunda línea tal como está planteada hoy?

“Gracias a Dios en este país hay unas leyes y hay unos ingenieros. No es Peñalosa el que decidió que la línea fuera elevada o subterránea. Asumo que lo de la línea 2 está estudiado y está además en proceso de licitación. Ya hay un convenio firmado entre la Nación y el Distrito, pues obviamente hay que respetar eso”.

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