viernes
3 y 2
3 y 2
Con el pasar de los últimos 8 días, el covid-19 se disparó en Colombia y, de paso, le recuerdó a la sociedad la necesidad de no bajar la guardia y extremar las medidas de protección. Según el más reciente informe del Ministerio de Salud, en apenas una semana los casos de coronavirus pasaron de 3.252 a 5.336. Es decir, un aumento de 2.084 casos (en promedio, casi 300 cada día).
Por regiones, Bogotá está a la cabeza en el número de nuevo contagios, con 2.078. El top tres lo cierran Valle del Cauca, con 917; y Antioquia, con 782. Otras zonas donde están encendidas las alertas son Santander (444) y Barranquilla (170). Estas cinco regiones concentran el 82 % de los nuevos contagios.
Y si bien en este escenario la letalidad es menor, también sigue preocupando: entre el 2 y el 7 de diciembre, en Colombia 32 personas perdieron la vida por cuenta del virus.
Estas cifras tienen en alerta a las autoridades pues, si bien no se compadecen con el nivel de casos y muertos que se registraban previo a la implementación de los planes de vacunación, sí inquietan en momentos en los que la sociedad se apresta a las fiestas decembrinas y de fin de año. Justo por esta época no solo hay mayor tendencia al relajamiento de medidas, sino que se prevén las habituales aglomeraciones en establecimientos comerciales.
Para el profesor Gustavo Gámez, de la Escuela de Microbiología de la Universidad de Antioquia, ese relajamiento en las medidas encaminadas a evitar los contagios explica parte del repunte: “Debido a eso, las variantes que aún se mantienen circulando en nuestro entorno podrían tomar una especie de nueva ventaja para resurgir en número de casos de infectados”.
Gámez advierte que otra situación que ha favorecido la crisis es que al país han ingresado nuevas variantes de origen internacional, “que tienen la capacidad de transmitirse con mayor facilidad entre los individuos de nuestra población”.
No obstante, destaca que, debido a las alertas, “los sistemas de vigilancia y de diagnóstico molecular volvieron a tener un comportamiento muy activo”, lo que es un buen indicio en materia de prevención de un nuevo pico de coronavirus.
El aumento en el número de casos de covid-19 tiene al Gobierno Nacional estudiando medidas más estrictas, que evocarían los meses más difíciles de la pandemia. La ministra de Salud, Carolina Corcho Mejía, reveló la semana pasada que se está evaluando retomar el uso obligatorio del tapabocas. Sin embargo, recordó que la determinación sí aplica en el transporte público, en hogares geriátricos y centros de salud.
“Esta es una propuesta que se está contemplando. De darse, será para personas mayores de dos años en espacios abiertos y cerrados donde haya aglomeraciones, además de los tres lugares donde a la fecha se utilizan obligatoriamente”, explicó la funcionaria.
Corcho también llamó la atención por una congestión en los servicios de urgencias y hospitalización no solo por cuenta del coronavirus, sino por infecciones dadas por adenovirus e influenza. “Nos están congestionando el sistema de salud”, admitió.
Por todo esto, la funcionaria insistió en intensificar las medidas de bioseguridad y seguirle apostando a la vacunación: “Las personas que no cuentan con esquema de vacunación o que tienen sintomatología respiratoria o comorbilidades, deben usar el tapabocas quirúrgico”.
En ese sentido, el profesor Gámez manifestó que la mejor manera de prevenir un aumento todavía más alarmante de casos debe ser el uso de tapabocas, una medida que se debe complementar con los procesos de vacunación.
“El uso de tapabocas debe ir acompañado de procesos de vacunación más activos de los actuales, sobretodo en aquellas personas que aún no se han vacunado o que presentan dosis incompletas. Adicionalmente, una detección y aislamiento temprano de casos positivos, permitirá evitar un ascenso del número de casos”, agregó.
Las estadísticas indican que, actualmente, hay 36,8 millones de personas en el país con esquemas de dos dosis y a 14,4 millones les han aplicado una tercera.
No obstante, la cuarta dosis –recomendada para el personal de la salud e individuos de entre los 18 y 49 años con alguna condición crónica de salud– solo la tienen poco más de 2,1 millones de personas