Dos ingeniosas maneras de ocultar sus dineros calientes y droga de exportación, de nada le sirvieron a los mafiosos, pues ambas estrategias fueron detectadas por las autoridades colombianas antes de que lograran capitalizarlas.
El primer caso se presentó en una vía del corregimiento Cimarrones, en el municipio nariñense de Chachagüí, por donde se transportaba un camión que llevaba varios bultos de concentrado para perros.
Un informante alertó a la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA) que dentro de los costales iba dinero de una organización narcotraficante ubicada en Cali, que al parecer lo había enviado para financiar la producción de cocaína en Tumaco, Nariño.
Con esa información, la Policía interceptó el camión en plena carretera. Un canino entrenado olfateó la mercancía y detectó algo irregular.
Al destapar los bultos, los uniformados encontraron $3.000 millones de pesos empacados en plástico adhesivo.