Con una apariencia que inspiraba confianza y atractivas ofertas de empleo en el extranjero, Lix Verónica Novoa Montenegro convencía a sus víctimas para involucrarlas en una red transnacional de trata de personas con fines de explotación sexual.
Según la Fiscalía, la mujer identificaba a sus víctimas a través de redes sociales y les ofrecía trabajos en un hotel cinco estrellas en Cancún, México. Además, gestionaba la documentación, los tiquetes aéreos y el dinero necesario para el traslado.
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La investigación revela que, al llegar a México, las mujeres eran recibidas por un grupo que las trasladaba a Playa del Carmen, en la costa de Quintana Roo, donde comenzaba su calvario.
Testimonios indican que, una vez allí, les quitaban sus documentos y las obligaban a ejercer actividades sexuales en un establecimiento nocturno para pagar supuestas deudas relacionadas con manutención, alimentación y otros gastos.
La red fue descubierta tras la huida de una de las víctimas, quien acudió a las autoridades y permitió la captura de Lix Verónica, en Villavicencio, Meta, señalada como reclutadora de la organización.