El ministro del Trabajo, Antonio Sanguino, está convencido —igual que el presidente Gustavo Petro— de que el Gobierno puede ganar la consulta popular sobre la reforma laboral que hundió el Senado. En esta entrevista con EL COLOMBIANO, el ministro se refiere a la actitud beligerante del jefe de Estado, a las cuentas que tienen en el Senado para la aprobación de la convocatoria a la consulta y de la estrategia para sacar una cifra que parece imposible: 13,5 millones de votos.
¿Qué de la consulta laboral va a ir en los decretos que está preparando el Gobierno y qué va para la consulta en forma de pregunta?
“Nosotros ya tenemos redactados nueve borradores de decretos y están en este momento para el examen de la Secretaría Jurídica de Presidencia y está también para la validación y para la decisión final del Presidente de la República. Son decretos que acuden a las competencias que tenemos como Poder Ejecutivo para adoptar decisiones que tienen que ver con cambios en el mundo del trabajo, en la perspectiva que siempre hemos defendido el trabajo digno y decente para los colombianos y colombianas, que es el espíritu de la reforma laboral que ocho senadores en la Comisión Séptima han pretendido evitar con una ponencia de archivo. No me puedo anticipar a decir el contenido de los decretos hasta que el presidente no los examine y además hasta que el presidente no exprese sus opiniones y sus consideraciones a ser incluidas en esos decretos”.
Pero sobre los decretos, ¿qué nos puede adelantar del contenido?
“En términos generales son decretos que cumplen compromisos internacionales de Colombia que han sido ratificados en el Congreso de la República, porque son compromisos expresados en convenios internacionales sobre todo de la OIT (Organización Internacional del Trabajo) y que recogen recomendaciones de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico), pero que se refieren fundamentalmente a derechos individuales y colectivos de los trabajadores”.
¿Se tiene previsto alguna fecha de cuándo se conocerán los decretos?
“Una vez el presidente de la orden se publicarán. El procedimiento normativo es que una vez se publiquen, los ciudadanos tienen 15 días para hacer observaciones y luego de esos 15 días el ministerio las recoge y formula o redacta los decretos las versiones finales de los decretos que se convierten en norma legal. Eso debe estar ocurriendo en unos 20 días más o menos, cuando los decretos queden en firme”.
¿Esta reforma laboral acabaría con empleos como dicen algunos empresarios y opositores? ¿Qué va a pasar con las pequeñas y medianas empresas?
“Esta es una reforma que protege a los pequeños empresarios. No solo los protege porque incorpora unas disposiciones de incentivos a las empresas de menos de 10 trabajadores sino que además de eso, esta es una reforma que establece unos periodos de transición para que todo el aparato productivo, incluyendo pequeñas y medianas empresas se vayan adaptando a las nuevas circunstancias. Los cambios se van implementando progresivamente con acompañamiento del Estado, no solo del Ministerio del Trabajo, para proteger los empleos y proteger las pequeñas y medianas empresas. Por ejemplo, hay disposiciones que no se cumplen para esas empresas. Incorporar el 2% de trabajadores en condición de discapacidad solo aplica para empresas de más de 100 trabajadores; incorporar aprendices del SENA solo aplica para empresas de más de 10 trabajadores. Pero además es que buena parte de las empresas pequeñas y medianas, en vez de oponerse al contrato de aprendizaje como lo hacen las grandes empresas, más bien solicitan que hayan aprendices porque esos aprendices o algunas poblaciones específicas son en su salario subsidiadas en un porcentaje a manera de incentivo por parte del Estado. Así que, digamos, esta reforma lo que busca, por el contrario, es formalizar el empleo”.
“Incluso en el sector público, 60.000 madres comunitarias deberían ser formalizadas como producto de esta reforma laboral. Las manipuladoras de alimentos del programa de alimentación escolar deberían ser formalizadas con contratos a término fijo o a término indefinido. Se crea el contrato agropecuario para reducir la informalidad en el campo que llega al 83%; se establece en fórmula de contratación y se garantiza la seguridad social para los trabajadores de plataformas de repartidores tipo Rappi y similares; se estimula la formalización de los periodistas porque en actividades que son formales también hay un mundo de informalidad que la gente no conoce y no ha logrado identificar. La gente piensa que el informal es el vendedor ambulante, el vendedor callejero y no. Hay periodistas que trabajan en la informalidad, hay trabajadores del arte y la cultura que trabajan en la informalidad, hay trabajadoras domésticas o personas dedicadas al cuidado que también están en la informalidad. Así que lo que hay aquí es un gran esfuerzo por reducir la informalidad porque la regla general sea el contrato a término indefinido y porque además a la gente se le remunere por horas extras, por nocturnos, por dominicales y festivos tal como ocurría antes del 2002 cuando esos derechos fueron sacrificados y fueron negados por la contrarreforma laboral del entonces presidente Álvaro Uribe Vélez”.
Expertos como el jurista Rodrigo Uprimny han advertido que la reforma laboral no debe ser aprobada a través de una consulta popular, ¿qué le responde?
“A lo dicho por Uprimny le cito lo dicho por Humberto de la Calle, que fue uno de los arquitectos de la Constitución de 1991; yo fui activo promotor de ese proceso constituyente y del movimiento de la séptima papeleta y recuerdo muy bien que una de las grandes conquistas de esa Constitución, la más democrática en la historia republicana de Colombia, fue la complementariedad entre democracia representativa y participativa. Y el artículo 103 de la Constitución, que establece el plebiscito, el referendo y la consulta incluso el cabildo abierto, como mecanismos de participación ciudadana, fueron concebidos precisamente para resolver situaciones de bloqueo institucional como el que hemos estado padeciendo por parte de ocho senadores de la Comisión Séptima del Senado. Precisamente para esos asuntos es que tiene sentido, cobra validez, acudir a la ciudadanía, que es finalmente la depositaria del poder de la soberanía popular en una democracia”.
de alta intensidad como diría el sociólogo Boaventura de Sousa Santos: una democracia viva, una democracia de calidad, es aquella en la que no se resignan los ciudadanos a que las decisiones queden en manos de quienes los representan en los cuerpos de elección popular. Cuando esa representación traiciona o se pone de espaldas a las demandas de los ciudadanos, estos deben tener el poder para convocarse y para expresarse más allá de quienes reciben un mandato temporal y condicionado, porque el voto del ciudadano no es un cheque en blanco, ni para los congresistas ni para quienes gobernamos, en este caso para el presidente de la República. Que la ciudadanía tenga la última palabra es absolutamente constitucional, es absolutamente conveniente, es absolutamente necesario, contrario a lo dicho por el profesor Uprimny, a quien además le tengo un inmenso respeto, pero en este caso no coincido”.
Citando al mismo Humberto de la Calle que usted cita, hace algunos días dijo que el presidente Petro acude a un “lenguaje beligerante” que propicia un “ambiente de guerra”, ¿usted cree que esa actitud del presidente le hace bien al debate y a la consulta? ¿Decirle “nazis” a los jueces, la oposición y los medios está bien?
“En un país donde la guerra de verdad silenciaba la palabra con los tiros, las masacres, las motosierras, por la violencia de las armas, que el discurso o la discusión pública tenga, digamos, un alto volumen, creo que es una manera de civilizar la contienda política en Colombia. A mí no me preocupa, creo que en toda democracia ese es el tono de la discusión. Vaya y mire cómo es la discusión pública en Estados Unidos, España, Francia o Alemania. Esa es la discusión pública en democracia. Las democracias son la controversia y la polarización política o la expresión de posiciones políticas que resultan contrarias. Los ciudadanos escogen y alternan en el poder a una u otra opción y además el presidente es un protagonista del debate como lo son en la otra orilla otros protagonistas de la política colombiana. ¿O usted cree que Vargas Lleras tiene un tono muy tranquilo para discutir y para defender sus tesis políticas? ¿O Álvaro Uribe Vélez? ¿O el propio Juan Manuel Santos? ¿O el propio expresidente Pastrana? No, no son tonos especialmente tranquilos, son tonos altisonantes también. Y así es el debate político, no ahora, sino siempre, en toda democracia y Colombia no es la excepción”.
Pero ministro, le insisto, ¿decirle “nazis” a todos los opositores está bien? ¿No cree que todos los actores políticos, empezando el presidente Petro, deberían bajarle a la hostilidad de sus ataques de cara a un mecanismo como la consulta?
“Pues mire, yo tengo un tono más tranquilo, pero no censuro a quienes hacen uso de tonos altisonantes. Incluso hasta los que se reclaman tranquilos pues hablan duro. Sergio Fajardo a veces habla duro. Claudia López a veces habla duro o casi siempre. O sea, esa es la naturaleza del debate público y ese es el tono del debate público en Colombia”.
Ministro, ¿qué va a hacer el Gobierno si en la plenaria del Senado no se aprueba la convocatoria de la consulta popular?
“No, yo soy optimista. Creo que el Senado no va a repetir la torpeza de los ocho senadores de la Comisión Séptima, no va a bloquear institucionalmente una iniciativa de convocar a los ciudadanos. En este país no le han negado acudir a esos mecanismos a nadie. Claro, al presidente Petro le han hecho una oposición brutal, a veces hasta infame. Pero a Uribe no le negaron el referéndum en el Congreso, a Santos no le negaron el plebiscito. La consulta anticorrupción, que en su momento promovieron las congresistas Claudia López y Angélica Lozano, no se la negó el Congreso. Entonces no veo por qué razón ahora le van a negar al presidente Petro la solicitud de una consulta para un asunto que tiene que ver con una reforma que se había alimentado de un proceso de concertación en la Cámara: 65 de 82 artículos habían sufrido modificaciones respecto al proyecto original. Que ahora el Congreso le niegue al presidente que la ciudadanía se pronuncie sobre ello, no creo que sea factible que eso ocurra. Confío en que hay por lo menos 60 senadores o más que respaldarían la convocatoria de esta consulta popular. Porque en una democracia el pueblo habla y el pueblo manda”. Y eso es lo que se quiere desde el presidente y desde el Gobierno con la convocatoria a esta consulta.
Digamos que pasa la prueba en el Senado, ¿le va a alcanzar al Gobierno para sacar más de 13,5 millones de votos en la consulta y que cada pregunta supere el umbral de 6,5 millones?
“Por Petro votaron 11 millones, ¿cierto? Por Rodolfo Hernández votaron poco más de 10. Yo creo que además de los 11 millones que votaron por el cambio, por lo menos 5 millones adicionales de los que votaron por Rodolfo Hernández están de acuerdo con nosotros en la reforma laboral que torpemente hundieron ocho senadores en el Senado. La vida, la suerte de 22 millones de colombianos que compone nuestra fuerza laboral no puede ser decidida por ocho personas que además gozan de jugosos salarios y que ejercen el poder desde la comodidad de una curul en el Senado”.
Finalmente, ¿qué piensa de la división en el Partido Alianza Verde al que pertenece?
“Hay un grupo, un sector que es minoría en el partido, hay que decirlo, tanto en el Congreso como en la dirección del partido y en las bases del partido, que ha venido ejerciendo una oposición cerrada, brutal contra el Gobierno del cambio y contra la agenda de transformaciones que lidera el presidente Gustavo Petro. Creo que ellas y ellos han entendido, son cinco congresista de más de 20, que el Partido Alianza Verde, comprometido con un proyecto de transformación democrática de Colombia, no es el lugar indicado para que ellas sigan ejerciendo su ejercicio político. Así que está muy bien que soliciten la decisión y está muy bien que el partido les permita pues buscar otros rumbos, ubicarse en el lugar que se corresponda con sus ideas colocadas al otro extremo del espectro político colombiano que no es el espectro de las fuerzas alternativas y de izquierda en las que debe estar y en las que ha estado el partido Alianza Verde. Ahora, esa disidencia ha tenido una disidencia o sea, hay una disidencia de la disidencia pero eso es un asunto que ellos tendrán que resolver a su interior digamos ese grupo de personas que decidieron coger otros rumbos y en ese escenario, en esa controversia, pues los que estamos de este lado no tenemos por qué intervenir. Pero lo que sí podemos hacer es abrir las puertas para que salgan a recorrer otros rumbos y para que no utilicen el partido Alianza Verde y lo que significamos para ejercer una oposición tan cerrada, a veces más radical, que la oposición de la derecha uribista”.
Ministro, ¿usted tiene la expectativa de terminar como ministro este mandato junto al presidente en agosto de 2026?
“Pues el presidente me invitó, estaré aquí con él hasta que él lo quiera y por supuesto que mi decisión y mi disposición es acompañarlo hasta el último día de su mandato y por supuesto ayudar también a que esta propuesta de cambio, ojalá tenga continuidad en el próximo cuatrienio, desempeñando un papel desde el Gobierno a la altura de lo que los colombianos esperan de nosotros”.