La diversidad, la constancia y disposición para ceder fueron, según expertos consultados por EL COLOMBIANO, lo que posibilitaron que ayer concluyera la negociación de paz entre el Gobierno y las Farc.
Miguel Barreto De Sousa, director del Observatorio de Paz de la U. Jorge Tadeo Lozano y doctor en Resolución de Conflictos de la U. de Coimbra (Portugal), afirmó que ambas delegaciones estuvieron muy bien asesorados desde el punto de vista técnico.
“Los acuerdos en justicia transicional, por ejemplo, han sido calificados por expertos de todo el mundo como paradigma internacional. Hubo un acierto de ambas partes de tener perfiles muy diversos en la mesa, desde los empresarios, los militares y los políticos, hasta los más radicales de las Farc”, agregó Barreto.
Para Germán Darío Valencia Agudelo, investigador del Instituto de Estudios Políticos de la Universidad de Antioquia, la mesa de negociación estuvo bien conformada, y ese acierto la hizo exitosa.
“De parte del Gobierno, todos tenían experiencia en procesos de paz. En la fase exploratoria jugaron un papel vital Alejandro Eder, Jaime Avendaño y Enrique Santos, hermano del presidente, clave para retomar en momentos críticos”.
De la Calle, el hombre de la perseverancia
El filósofo estadounidense Ronald Dworkin definía al liberal como “el hombre del medio”. Y así parece ser Humberto de la Calle, en palabras de Iván Garzón, director de Ciencias Políticas de la Universidad de La Sabana.
“Es un hombre con principios, pero pragmático; firme, pero flexible; convencido de la paz; pero comprensivo con los críticos; entusiasta de la negociación, pero consciente de sus límites”.
Garzón agregó que su temperamento moderado y sereno explican su capacidad de persuasión y credibilidad. Por eso, según él, su talante fue prenda de garantía del Acuerdo Final.
El exvicepresidente, exministro, exembajador y exmagistrado de la Corte Constitucional, fue un claro representante de un sector de la clase política. Fue uno de los cerebros de la Constitución de 1991 y si bien no participó en la fase exploratoria, a través de la Resolución Presidencial 339 de 2012, fue designado jefe de la delegación del Gobierno en La Habana (Cuba).
“Su seriedad y tranquilidad hicieron que hasta en la oposición lo valoren y respeten. Fue la mejor decisión de presidente. Sin él al frente no se hubieran logrado los avances que se tienen hoy”, dijo Jorge Iván Cuervo, investigador de la Facultad de Finanzas y Gobierno de la Universidad Externado de Colombia.
Jaramillo, el pensador del posconflicto
Si a alguien se le puede colgar la medalla de oro en este proceso es a Sergio Jaramillo Caro, alto comisionado para la Paz. Fue asesor de Derechos Humanos del gobierno del Álvaro Uribe, incluso, tuvo entre sus responsabilidades la redacción de la política de Seguridad Democrática. Luego estuvo entre la academia y otros cargos públicos.
Según Germán Valencia, del Instituto de Estudios Políticos de la Universidad de Antioquia, este filósofo estuvo a cargo del segundo momento de la fase exploratoria, desde julio de 2011 hasta octubre de 2012. “Representó el interés de Santos por negociar la paz y la línea de pensamiento mesurado hasta dónde ceder y avanzar”.
Para el profesor Cuervo, es el gran artífice la negociación, porque entendió, estando en el Mindefensa, que ya habían llegado las condiciones, en la correlación de fuerzas militares, para proceder a la negociación política.
“Es el gran arquitecto. Si bien De la Calle es el político, el negociador, Jaramillo fue el estructurador y estratega. Demostró firmeza, serenidad y consistencia en momentos críticos. Mantuvo la línea de conducta de no levantarse de la mesa, de entender que era una apuesta de largo plazo, de entender la disminución del conflicto para lograr la salida negociada”, agregó Cuervo.
‘Márquez’: el segundo al mando de Farc
“Fue el director de la orquesta fariana en Cuba”. De esa manera define Darío Acevedo, experto en historia del conflicto de la Universidad Nacional, a Luciano Marín Arango, alias “Iván Márquez”. Añadió que fue el reemplazo de “Raúl Reyes”, el que salía a los medios, el gran vocero, sin ser el máximo jefe.
“En el secretariado tenía funciones políticas e ideológicas, no tanto militares, porque en eso no fue muy destacado”, agregó Acevedo.
Según Mauricio Albeiro Montoya Vásquez, docente de Historia de la Universidad Pontificia Bolivariana, “Márquez”, como plenipotenciario de las Farc, fue el que es tuvo mano a mano, face to face, con Humberto De la Calle, el plenipotenciario del Gobierno.
“Él es el encargado de hacer pedagogía con la guerrillerada para que acepten lo pactado. Además, será quien firme de manera previa el acuerdo, antes de que lo haga el jefe máximo, ‘Timochenko’. Él participó en los procesos de paz anteriores y jugó un papel importante en 1982, pues fue uno de los delegados por ‘Jacobo Arenas’ para que hiciera todo el puente en la consolidación política de las Farc, a través de la Unión Patriótica (UP). Fue concejal de Florencia (Caquetá) a finales de los años 70 y comienzos de los 80 y representante a la Cámara en la década del 80 por la UP.
Granda, diplomacia internacional de la guerrilla
El “canciller” de las Farc, como se le conoce a Rodrigo Granda Escobar, es, en palabras del profesor Montoya , una figura de representatividad a nivel internacional, con objetivos parecidos a los de canciller de un Estado: generar relaciones internacionales con otros estados, buscar apoyo, credibilidad y aceptación del movimiento.
“Es un vocero importante y referente para la ‘guerrillerada’. Su captura en el 2004, en Venezuela, y su posterior liberación, por solicitud del presidente francés Nicolás Sarkozy, con el objetivo de avanzar en la liberación de Íngrid Betancourt, demostró que el entonces presidente Álvaro Uribe, sí buscó la posibilidad de entablar diálogos con las Farc”.
Montoya agregó que en la mesa de La Habana, Granda, al igual que las demás figuras del secretariado, fue la voz que dio el mensaje de que no están derrotados, y que la negociación fue fruto de que el Estado no pudo con ellos, y estos entendieron que no era posible tomarse el Palacio de Nariño ingresando en tanques.
Según el profesor Acevedo, Granda es un personaje más secundario, importante en algunas gestiones de tipo internacional, porque no se le conoce historia en la actividad de la milicia guerrillera y en la mesa de diálogos cumplió un papel netamente político.