El hallazgo de un cadáver dentro de un automóvil en el barrio San Diego se convirtió en el caso número 17 de este tipo en Medellín, en el que las víctimas son abandonadas en una vía pública con signos de mordaza, envueltas en cobijas, bolsas o costales.
Según los registros del Sistema de Información para la Seguridad y la Convivencia (Sisc), adscrito a la Secretaría de Seguridad, los episodios presentados este año tienen causas múltiples y hasta ahora no se ha encontrado un patrón que los asocie, salvo el modus operandi de los victimarios.
El hecho más reciente fue detectado en las 9:30 de la mañana de este lunes, en la carrera 43A con la calle 39A, de San Diego. Allí encontraron el cadáver de José Arcadio Orozco Zapata, de 38 años, en el baúl de un automóvil Chevrolet Aveo.
El reporte policial señala que el finado tenía cinco impactos de bala en la espalda, estaba maniatado y con una soga amarilla en el cuello, y yacía en ropa interior, envuelto en cobijas. Su hallazgo se presentó cuando los residentes de la zona, al notar un olor extraño proveniente del carro, que llevaba estacionado tres días en la calle, alertaron a la Policía.
En la investigación preliminar se estableció que Orozco Zapata, nacido en Támesis (Antioquia), vivía hacía un año y tres meses en Panamá, donde administraba un bar y comerciaba con ropa. Hacía 15 días había llegado a Medellín en compañía de su cónyuge y pernoctaban en Belén.
Sus allegados declararon a las autoridades que desconocían de amenazas en su contra. Lo último que supieron de él fue que el sábado pasado salió conduciendo el automóvil de su hermana (el mismo en el que hallaron el cadáver), con la intención de llevarlo a lavar a Niquitao, un sector vecino de San Diego. Como no regresó esa noche ni la siguiente, la familia fue a instaurar el denuncio por desaparición este lunes, y estando en la Fiscalía fueron informados del hallazgo.
De acuerdo con los registros del Sisc, la comuna de La América es la que registra más episodios de cadáveres “embolsados” o “enmaletados” (tres hechos), seguida de Castilla (con dos).
Sobre las 17 víctimas, las indagaciones preliminares sugieren que la mayoría murieron por retaliaciones asociadas al crimen organizado. Algunas provenían de sitios donde hay enfrentamientos de bandas, como el municipio de Bello o las comunas de Castilla y Villa Hermosa.