La furia de la comunidad de Altavista tuvo que ser controlada con los gases lacrimógenos del Esmad: los habitantes de ese corregimiento del occidente de Medellín no querían soltar a un hombre acusado de violar a su propio sobrino, un niño de cinco años.
Los hechos ocurrieron a las 11:30 de la noche del lunes en un apartamento ubicado en la calle 19 con carrera 88, en el barrio Buenavista del corregimiento. Cuando los policías del cuadrante 39 llegaron al lugar para tratar de llevarse al presunto violador, la familia del menor y los vecinos ya lo tenían acorralado.
El abuso habría ocurrido el domingo 1 de octubre, cuando el niño le dijo a su mamá que le dolía al momento de orinar y le contó que su tío -un hombre de 40 años- lo tocó en los genitales y le había metido su pene a la boca.
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De inmediato, la mujer se fue para el búnker de la Fiscalía y denunció al tío del niño por abuso sexual. Luego llevó a su hijo a la Clínica SURA del centro comercial Los Molinos, donde la médica que examinó al menor pudo constatar que no tenía signos de abuso sexual violento en la zona perianal. También le tomaron muestras para los exámenes de laboratorio.
Un día después, cuando los vecinos del sector y la familia del niño se enteraron de lo que había ocurrido, una muchedumbre llegó a la casa del presunto violador con la intención de hacer justicia por mano propia.
Una muchedumbre armada con piedras y palos persiguió al hombre por todo el barrio durante más de media hora, y sólo los gases lacrimógenos y las bombas de aturdimiento del Esmad pudieron controlar la asonada.
Cuando el gentío se dispersó, los policías capturaron al hombre y se lo llevaron para la Fiscalía. Así se escuchó la asonada en la ladera occidental de Medellín: