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¿Por qué una secta judía ultraortodoxa buscaba casafinca en Antioquia?

El hallazgo de 26 miembros de la perseguida secta extremista Lev Tahor, incluyendo a 5 niños buscados con alerta de Interpol, causó gran revuelo en Yarumal, donde aún no se explican cómo lograron pasar de incógnitos durante un mes y por qué se querían quedar. Reconstruimos la historia.

  • Dos de los pequeños de la secta judía Lev Tahor vestidos con los trajes de su religión. FOTO Cortesía
    Dos de los pequeños de la secta judía Lev Tahor vestidos con los trajes de su religión. FOTO Cortesía
  • ¿Por qué una secta judía ultraortodoxa buscaba casafinca en Antioquia?
  • ¿Por qué una secta judía ultraortodoxa buscaba casafinca en Antioquia?
hace 1 hora
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En las esquinas, en las bancas del parque, en los negocios al lado de las empinadas vías, en las cafeterías donde los contertulios espantan el frío con café, mejor dicho, en todo Yarumal solo se ha habla en los últimos días del tema que se volvió noticia mundial y que tuvo como epicentro a este municipio del Norte de Antioquia.

Y es que la noticia del hallazgo de 26 miembros de la secta judía ultraortodoxa Lev Tahor en uno de los hoteles a las afueras del municipio ha sido la fuente de múltiples teorías que buscan, sobre todo, resolver la gran incógnita: ¿por qué esta gente expulsada de cinco países y señalada de múltiples delitos vino desde el norte del continente para afincarse con el mayor secretismo en un pueblo donde todos se conocen?

Y es que las teorías se han exacerbado al conocer dos nuevos datos sobre la presencia de la extremista congregación. El primero es que junto al grupo de nueve adultos, encontraron a 17 niños y adolescentes, de los cuales cinco tenían Circular Amarilla de Interpol, lo que permitía que fueran buscados en 196 países. El segundo dato es que Lev Tahor estaría buscando una finca para asentarse en el territorio.

Pero, ¿por qué causó tanto revuelo su presencia? Resulta que Lev Tahor, que en hebreo significa corazón puro, es una secta que enfrenta graves denuncias en países como Israel, Canadá, Estados Unidos, Guatemala y México por delitos como trata de personas, abuso sexual, explotación sexual infantil, pornografía infantil, tratos esclavizantes, matrimonio forzado entre menores de edad y hasta embarazo forzado.

La secta fue fundada en los años 80 por el rabino Shlomo Helbrans, un predicador famoso por su exagerada rigidez para interpretar la Torá, la ley judía, que a la postre se habría convertido en una efectiva forma de manipulación psicológica y física, particularmente contra mujeres y niños. Tras su paso por las cárceles de New York, su salida de Israel y su huida a Canadá, Helbrans y sus discípulos se diseminaron por Guatemala y México. En este último país murió ahogado en un río en 2017.

Su hijo, Najman Helbrans, lo sucedió en el cargo y convirtió a Lev Tahor en un culto aún más hermético que llegó a ser denominado como el “talibán judío”, dado el mayor radicalismo, aislacionismo y tratos crueles y controladores contra sus mujeres y niños, llegando al extremo de obligarlos a casarse entre primos.

Tan radical es Lev Tahor que hasta la Confederación de Comunidades Judías de Colombia rechazó su presencia en el país, señalando que esta no representa al judaísmo ni a sus tradiciones y que sus prácticas son técnicamente “acciones delictivas”.

Además, en los últimos años —y a raíz de las graves acusaciones— ha tenido que salir de Centroamérica dada la presión implacable de las autoridades. Es su nueva huida es que habría llegado a Yarumal.

“Parecían disfrazados”

Según pudo corroborar este diario, la llegada de Lev Tahor a Yarumal se dio en la tarde del miércoles 22 de octubre cuando los nueve adultos y 17 niños arribaron en un bus —al parecer, de servicios especiales— que paró en un hotel del sector La Estación, luego del reagrupamiento de los miembros, toda vez que estos ingresaron a Colombia por los aeropuertos de Rionegro y de Cartagena.

Una de las preguntas que se hacen en Yarumal, y en el país, es por qué si algunos menores eran buscados por todo el mundo, la secta pasó los controles migratorios por dos de las terminales más vigiladas. Según trascendió, un tío de uno de los niños notó que su sobrino había sido integrado a esta secta por parte de sus padres, por lo que solicitó ante la justicia de los Estados Unidos la custodia del menor de edad.

Un tribunal gringo le dio la razón, pero infortunadamente el menor de edad ya había salido de ese país. Tras esto, se activó de inmediato con las agencias internacionales la circular de búsqueda.

La cuestión es que la alerta se habría emitido tras la llegada de la secta a Colombia. Por eso habrían pasado los controles migratorios sin problemas.

Volvamos al faldudo Yarumal. El grupo que llegó al municipio estaba compuesto por siete familias que tras registrarse con sus pasaportes habrían ocupado una de las plantas de un hotel desde ese día. Su estadía allí duró exactamente un mes. Al parecer, la idea era solo quedarse por ese periodo en el municipio.

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Desde esa fecha la comunidad se clausuró en el espacio y según detallaron en Yarumal nunca hablaron con nadie más y tampoco ocasionaron problemas en el hotel. De vez en cuando se les escuchaba cantar y orar, sobre todo en la noche, en su lengua. Al parecer, hasta los niños tenían prohibido jugar en la calle.

Del grupo solo habría dos miembros que hablaban algo de español, y serían los encargados de abastecer de alimentos y de salir al municipio a realizar diligencias, todas durante el día ya que presuntamente sus duras reglas les impiden salir en la noche; tampoco los sábados, bajo ninguna circunstancia.

“Solo se veían uno o dos porque nunca salían y cada día por medio se movían en un taxi de acá del municipio a comprar el mercado y otras cosas. La verdad, nunca dieron problemas. Lo único maluco fue que una vez los vieron tomándole fotos a unos niños de La Estación que estaban montando bicicleta”, detalló un vecino.

Teniendo en cuenta que Lev Tahor tiene entre sus mandatos preparar sus propios alimentos, las paradas habituales de los dos “elegidos” para recorrer Yarumal incluían una venta de frutas y verduras y un almacén. Allí llamaban la atención por la gran cantidad de bolsas de avena que compraban así como de botellas de agua. En sus canastas también resaltaban la leche, los pañales y los productos de baño.

¿Por qué una secta judía ultraortodoxa buscaba casafinca en Antioquia?

“La primera vez que los vi fue como el 31 de octubre y yo juré que estaban disfrazados. Luego cuando venían compraban la caja completa de avena que trae como 24 bolsas de 400 gramos cada una ¿Pa’ qué tanta avena? No sé, no dijeron. Ellos no hablaban español, o bueno, había uno flaquito que medio hablaba, pero todo era a punta de señas. Eso sí, esperaban que la caja se desocupara para poder pagar. Siempre lo hacían con tarjetas de crédito gringas. Ellos le hicieron entender a una compañera que venían desplazados de una guerra y que habían salvado a todos esos niños. ¿Si será verdad?”, añadió un testigo.

Con el transporte era igual: todo con señas. ¿Que parar para comprar unos zapatos de niños? A punta de señas. ¿Qué había que sacar plata de un cajero? A punta de señas. ¿Qué había que hacer una vuelta extra? A punta de señas. “Comunicarse con ellos era muy complicado. Ellos nunca dijeron qué estaban haciendo aquí, a veces se hacían entender que estaban de ‘paseo’. Eso sí, en los últimos días sí preguntaron que dónde habría una casa finca acá en Yarumal para alquilar a donde se pudieran ir a vivir. Pero creo que no alcanzaron a ir porque luego llegó el operativo”, detalló otro yarumaleño bien enterado del asunto.

¿Bajos de peso?

El 18 de noviembre, una familia de la secta buscó los servicios de un médico. Este diario pudo establecer que los niños extranjeros fueron llevados a un consultorio particular, pues así lo solicitaron los adultos, toda vez que señalaron estar preocupados por el estado de salud de los infantes. Y por lo mismo preguntaban por cada uno de ellos tras las valoraciones médicas de los 17 niños.

Los galenos hicieron la valoración el 18 y el 20 de noviembre. En ellas encontraron que, si bien los niños se hallaban en buenas condiciones generales, sí mostraban un aspecto algo descuidado en su aseo personal —pues varios llevaban su ropa sucia— así como una salud oral deficiente. También se notó una baja leve en su talla y peso corporal, teniendo en cuenta su edad.

Los médicos no habrían encontrado sospechas de que los niños eran víctimas de algún tipo de maltrato o abuso toda vez que su comportamiento antes y durante las valoraciones no daba pistas de ello. En el consultorio se habrían comportado como chiquillos normales: jugando, bromeando, hablando duro y mirando todo con ojos claros y curiosos.

A raíz de los hallazgos en la valoración, los padres se habrían comprometido a volverlos a llevar para así iniciar las respectivas historias clínicas. Sin embargo, esto se truncó tras el operativo.

El operativo

Al fin llegó el 22 de noviembre, cuando el pueblo conoció los alcances de lo que sucedía en sus extramuros. Ese día, en pleno Sabbat —el día sagrado de los judíos en el que en Lev Tahor habría que ponerse ropas especiales— y cerca de las 5:15 p.m., hasta La Estación llegaron cinco oficiales de Migración Colombia, en compañía de miembros del Gaula Militar Oriente y de personal del Icbf con la misión de rescatar a los menores de edad.

Ante la presencia de las autoridades, al interior del hotel todo eran gritos y llanto por parte de mujeres y pequeños. Tal vez en sus mentes adoctrinadas se volvía realidad la constante amenaza con la que sus líderes posiblemente les amedrentaban y en la que los “impuros” irrumpían en el día más sagrado y en las horas prohibidas para llevárselos a quien sabe dónde.

Hasta las 8:00 p.m., que duró el operativo, fueron saliendo los miembros de Lev Tahor hacia los vehículos destinados por Migración con destino a Medellín, ante la mirada curiosa de uno que otro yarumaleño que pensaba que tanto uniformado era por un golpe contra algún capo.

Desde entonces, las reacciones en Yarumal han sido de impacto pues nadie se explica cómo en un espacio tan relativamente pequeño había tanta gente. En el pueblo hay desde quienes han mostrado su preocupación por el futuro de los niños y alivio tras su rescate; hasta quienes muestran su indignación por la presencia de una secta tan peligrosa.

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También han aparecido los que señalan que a Lev Tahor se la “montaron” solo por resultar diferentes y llamativos en un pueblo conservador. “Para mí, todo eso es una persecución contra ellos por el miedo que les tienen. Leí mucho comentario en redes diciendo cosas horribles, y dizque que incluso eran de esos talibanes que se inmolaban. Pero lo poquito que vi fue gente que se manejó bien”, dijo un mecánico de La Estación.

“Vea señor, esto acá cogió a todo el mundo ‘con los calzones abajo’. Ni la Policía de Yarumal ni la Alcaldía sabían que había tanta gente de esa secta en ese hotel. Como que vino fue puro funcionario de Medellín a hacer el operativo. Uno sí veía de vez en cuando a esta gente tan rara, y uno distinguía que eran judíos... Pero si le soy sincero, en 28 años trabajando acá en este pueblo nunca habíamos visto una cosa tan rara. Eso nunca había pasado y eso que acá pasa de todo”, añadió un residente.

¿Por qué una secta judía ultraortodoxa buscaba casafinca en Antioquia?

Con el paso de los días se han conocido más detalles, por ejemplo, desde Migración Colombia han tratado de explicar la elección de Yarumal como destino de la secta. Aparte de la observable equidistancia entre Rionegro y Cartagena, Migración indicó que reportes de agencias homólogas han señalado que Lev Tahor habitualmente busca lugares rurales para establecerse. Además, Yarumal —al ser un municipio más o menos cercano a Medellín y con abundantes sectores rurales donde pasar desapercibidos— era una ubicación más que estratégica.

Pero si nos ponemos espirituales, encontramos otra explicación: una posible semejanza de la palabra ‘Yarumal’ con algunas palabras en hebreo. Por ejemplo, está la palabra Yarum, que podría significar “será elevado” o “se alzará”, o Yarón, que podría traducirse en aspectos religiosos como “él se regocijara”. ¿Simple casualidad o seña de que Yarumal era la tierra prometida de Lev Tahor? Solo el “de arriba”, judío o cristiano, lo sabe.

Lea más: ¿Cuál es el origen y las estrictas costumbres de Lev Tahor? La secta ultraortodoxa que planeaba asentarse en Yarumal, Antioquia

Lo último es que los 26 miembros de Lev Tahor fueron trasladados a la sede de Migración en Medellín y ya se especula sobre la eventual expulsión de los adultos.

Eso sí, la única realidad es que dado lo complejo del caso, los funcionarios de Migración y el Icbf están “acuartelados” y sumergidos en largas reuniones para dirimir el asunto que hasta ahora se mantiene con total hermetismo, toda vez que también se estaría decidiendo la suerte de 17 niños y adolescentes cuya protección y cuidado es la máxima prioridad de las autoridades colombianas. Por su parte, los adultos están prácticamente aislados y en espera de que se defina si son expulsados del país. Y aunque intentamos hablar con ellos, las autoridades migratorias indicaron que no era posible.

En últimas, solo ellos saben el porqué querían quedarse en la tierra de Epifanio Mejía, que ni judío era.

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