<img height="1" width="1" style="display:none" src="https://www.facebook.com/tr?id=378526515676058&amp;ev=PageView&amp;noscript=1">
x
language COL arrow_drop_down

Sabíamos lo que pasaría con el río, pero era el mal menor: EPM

Casa de máquinas tendría que ser reconstruida en un 70 %. Prioridad
al entrar es llenar la oquedad.

  • Jorge Londoño indicó que a finales de febrero recibirán de la firma Scava el estudio causa-raíz sobre qué generó la emergencia. FOTO Edwin Bustamante
    Jorge Londoño indicó que a finales de febrero recibirán de la firma Scava el estudio causa-raíz sobre qué generó la emergencia. FOTO Edwin Bustamante
08 de febrero de 2019
bookmark

Un dilema ético representó para el gerente de EPM Jorge Londoño de la Cuesta, y su equipo de trabajo, la determinación que se tomó el lunes en la noche de cerrar el paso de agua a la casa de máquinas, porque estaba en juego la vida de las comunidades aguas abajo y la afectación al río Cauca, por la inevitable disminución de su caudal, producto de la maniobra.

La decisión llegó de la mano de un estudio que realizó la firma diseñadora Integral que concluyó que la estructura de captación estaba por fuera de su capacidad de diseño para soportar la presión del agua y el aire. Esto debido a que los túneles 1 y 2 estaban conectados por la oquedad (vacío) hallazgo confirmado tras el cierre de la primera compuerta, el pasado 16 de enero.

En menos de 24 horas se aceleró el proceso de cierre de la compuerta uno, a sabiendas del impacto ambiental que significaría para el Cauca, ante la imposibilidad de tener el embalse en la cota 401 para verter y alimentar el caudal.

¿Cuál era el riesgo de que se destruyera esa estructura de captación?

“El riesgo es que las compuertas no están diseñadas para trabajar con flujo, con caudal. Si nosotros perdemos la reja, que es un filtro, el cálculo es que podrían entrar hasta 900 m3/seg de agua y nos quedamos sin la posibilidad de cerrar la compuerta”.

¿Eso significa que se desestabilizaría la montaña?

“Eso significa que si perdemos la captación, el agua entra de forma descontrolada. Podría ocurrir que el embalse se conecte con la casa de máquinas y rompa toda la estructura saliendo por ahí el agua embalsada. Estamos hablando de una presa de 75 kilómetros de extensión por 200 metros de profundidad, millones de metros cúbicos de agua. La contingencia del 12 de mayo arrojó 6.000 m3/seg. de agua. Imagine lo que serían millones”.

En todo caso, la decisión sí afectó comunidades aguas abajo por el tema ambiental del río Cauca...

“Como teníamos clara la existencia de la oquedad, desde el cierre de la primera compuerta, sabíamos que debíamos cerrar en cualquier momento la otra. Y había dos escenarios: cerrar sin que el vertedero estuviera botando, o esperar a que llenara el embalse. Iniciamos a la par el diseño del plan de contingencia ambiental, con la contratación de los 700 pescadores, la disponibilidad de carrotanques para el suministro de agua potable y todo lo que se determinó para atender la emergencia”.

Es decir, ¿ustedes ahí ya sabían que la operación significaba disminuir el caudal del río Cauca hasta los niveles que vemos hoy?

“Sí, cuando tomamos la decisión el lunes sabíamos lo que esto significaría. Lo que se quería era esperar a que saliera el agua por el vertedero, si la oquedad no avanzaba. Pero no contábamos con que la presión en los túneles ya no era solo de agua sino también de aire, por la conexión de la oquedad entre los túneles 1 y 2. Eso nos cambia la diferencia de presiones, nos aumenta la fuerza sobre la rejilla y entonces el estudio concluye que la estructura está por fuera de norma de diseño. Entonces el cierre ya no es por la oquedad sino por la reja”.

¿El riesgo está latente porque aún no se sabe si la oquedad ha crecido?

“No ha mostrado evolución en estas últimas tres semanas. Solo cuando ingresemos determinaremos la magnitud real y hasta dónde ha llegado. Con sistemas geofísicos se ha hecho una proyección. Con respecto al macizo esa oquedad puede no ser significativa, pero en la estructura de captación está muy cerca de conectarse con el embalse”.

¿Hoy existe ese riesgo?

“Se aminoró significativamente, porque ya no hay paso de agua. Si planteáramos el escenario de mayor riesgo, si esa oquedad está muy cerca del embalse y este sigue presionando y se conecta, es una posibilidad remota, pero es posibilidad y por eso la prioridad, una vez entremos a casa de máquinas, es trabajar en la oquedad”.

¿Qué consideraciones se hicieron a la hora de tomar la decisión?

“Hemos tenido un código de conducta que primero es preservar las vidas, segundo el medio ambiente, tercero el proyecto. Con esas consideraciones hemos tomado las decisiones en estos diez meses. Si la decisión afecta el proyecto, pero va en favor de las vidas, se toma. Por eso tiramos el agua por casa de máquinas, para salvar las vidas, sabiendo que era un alto costo para el proyecto. Aquí dijimos: vamos a proteger el medio ambiente o salvamos las vidas. Protegimos las vidas. No quisiéramos hoy estar contando víctimas”.

Hay en curso un proceso sancionatorio de la Anla por la afectación al caudal ecológico ¿han medido ese alcance?

“Lo sabemos y nos defenderemos, daremos las respuestas. Tenemos la conciencia tranquila de que estamos actuando correctamente”.

¿Aún con el río en esas condiciones? Se dice que el río está seco...

“No se secó el río. Del proyecto están saliendo cerca de 30 m3/seg desde el momento en que se hizo la operación”.

Las sanciones que se vienen podrían incluir la suspensión de la licencia ambiental al proyecto. ¿Que implicaría esto?

“Lo que nos dice la Anla es que hagamos todo lo que esté a nuestro alcance para superar la contingencia. Y eso es lo que está dentro del plan. Son decisiones que se tienen que tomar, que tienen un dilema ético, pero era la decisión indicada, la decisión correcta. En ese sentido como no hay dolo ni mala fe, no creemos que llegue allá una sanción”.

Pero si eso ocurriera, y las obras de construcción se frenaran, ¿qué ocurriría con el proyecto?

“El proyecto no se va a frenar. Es que frenarlo es peor. Cómo deja uno este proyecto a mitad de camino”.

Sin embargo, el debate está servido, la comunidad pide que se sancione...

“Estamos superando una contingencia y la gente tiene que entender que mientras se supera la contingencia habrá que asumir algunos costos de tipo ambiental. Reconocemos que los hay, pero van en pro del beneficio de las comunidades y del medio ambiente. Si se llega a perder el control del proyecto, el daño al medio ambiente es 100 veces mayor que el actual. Hemos hecho un trabajo también de limpieza del río. Tenemos dos actividades permanentes, una recolección de material flotante en el sitio de la presa extrayendo basura. Eso le quita contaminación al río aguas abajo. Y en segundo lugar, las aguas detenidas en la presa generan un proceso de decantación de algunos sólidos y cuando cae sale más limpia”.

El director de la Anla dijo que no fue informado debidamente de estos procesos. ¿Eso es cierto?

“No. Tuve la oportunidad de hablar con el director de la Anla y lo que me manifestó es que lo que quiso decir es que no había sido informado oportunamente. Como tuvimos que tomar la decisión el lunes en la noche, ellos no alcanzaron a tener dispuesto personal en la zona para la operación al día siguiente. Pero no es que no se haya informado”.

El debate es álgido también por lo que implica para las comunidades en su sustento económico. ¿Cuáles son las compensaciones que EPM proyecta para estas comunidades?

“Hoy el impacto principal es el ambiental. Aquí es importante hacer las reposiciones de peces. Esa es la compensación más importante en este momento, porque afectaciones de tipo económico y social, son bajas. La actividad económica del Bajo Cauca no se afectará por una reducción de caudales de tres días. Es más, hoy con esta contingencia están sacando material y oro”.

¿Pero cómo van a mitigar esta afectación ambiental?

“Una vez que hagamos la recolección de fauna, veremos de cuántos peces estamos hablando para reponer. Hay varios criaderos de alevinos de diferentes especies que habitan el río Cauca, entonces haremos esas siembras, en el río o en las ciénagas”.

¿Tienen algún estudio sobre cómo estaba antes y cómo quedará el río Cauca tras esta emergencia?

“Tenemos un equipo de 30 biólogos que viene trabajando el tema, conocen el río, la fauna. El río tiene una cifra cercana a las 160 especies y una vez que termine la contingencia haremos un inventario de cuáles especies se pudieron haber visto más afectadas y vamos a reponerlas en la cantidad en la que se requiera”.

Todos los días hay una situación por resolver en Hidroituango. ¿Se ha improvisado en alguna decisión o acción?

“No. De hecho, solo con decir que llevamos 10 meses haciendo todo lo posible por mantener el proyecto significa que venimos haciendo la tarea correcta, día tras día, en forma juiciosa. Lo que pasa es que hemos estado diez meses en emergencia y cada día nos muestra alguna situación adicional que nos obliga a actuar con prontitud. Pero para resolver la emergencia tenemos un plan de trabajo muy detallado, que lo hemos venido ejecutando. Algunas acciones son de corto plazo y otras de mediano y largo plazo. Las de corto plazo son, en muchos casos, de urgencia”.

¿Se tiene hoy un escenario de mayor optimismo frente al futuro del proyecto? ¿Se puede salvar?

“Hemos tenido cuatro grandes riesgos de cara a las comunidades, que tenemos que afrontar, eliminar, mitigar, para entrar al proceso de recuperación como tal. Lo que hemos hecho hasta ahora no es otra cosa que mitigar el riesgo para las comunidades. Esos cuatro grandes riesgos son: 1. elevar la presa y fortalecerla. Ya se hizo. Riesgo mitigado. 2. Teníamos que terminar el vertedero y confirmar que funcionara. Ya se hizo. Riesgo mitigado. 3. Tenemos que taponar los túneles que se nos afectaron con los derrumbes en forma natural, pero hay que hacerles un taponamiento técnico. Allí venimos avanzando bien. 4. Teníamos que cerrar el paso de agua por casa de máquinas. Ya se terminó. Entonces de los cuatro riesgos, tres ya los tenemos mitigados. El taponamiento de los túneles pensamos tener uno muy adelantado en febrero y el otro estará bastante taponado en el segundo trimestre”.

Algunas de esas decisiones que tendrán que tomar, ¿podrán afectar de nuevo el caudal del río?

“No. En este momento, ya sabiendo que la presa está funcionando bien, que el vertedero está funcionando y que quitamos el paso de agua por casa de máquinas, lo que va pasar en los próximos días, meses y años, es que el agua que traiga el río es la que va a estar entregando el proyecto a través del vertedero. Lo mismo que traiga el río lo vamos a entregar aguas abajo”.

Los críticos afirman que EPM ha sido arrogante en el manejo de esta contingencia, tomando decisiones sin tener en cuenta a las comunidades...

“Siempre hemos tenido presente a las comunidades. El problema es que estamos en una emergencia de proporciones mayúsculas. Entonces hay decisiones que terminan siendo costosas, generando incomodidades para las comunidades indudablemente, pero dentro de la dificultad era la mejor de las decisiones. No se puede mirar como arrogancia o que no las hayamos tenido en cuenta, sino que dentro del mal mayor, esas decisiones eran, quizás, el mal menor”.

Algunos han insistido en que no era aconsejable construir allí la represa por las condiciones de la zona...

“Desde la década de los 70 se han venido haciendo estudios geológicos de ese macizo donde está construida la obra y todos los estudios dan cuenta de la calidad de esa roca para emprender este tipo de proyecto. El fallo del túnel donde ocurrió el derrumbe es objeto de estudio, ya estaremos conociendo por qué falló y eso nos determinará con mayor claridad las responsabilidades y las condiciones mismas del macizo”.

¿Hoy se puede decir que la montaña es estable?

“Al dejar de entrar agua a la casa de máquinas estamos hablando de una estabilización. Repito: estaban entrando cerca de 470 m3/seg, eso es una caída de 470 toneladas por segundo en una caverna, obvio que ponía a vibrar. Hoy ya tenemos una vibración normal”.

¿Qué tan cerca se está de tener el control del proyecto?

“Nos queda pendiente el cierre de los túneles. A la par vamos a avanzar en la desinundación de la casa de máquinas, evaluar sus daños y emprender su recuperación. Desinundar casa de máquinas nos toma dos meses. No podemos entrar sin hacer una exploración geológica de los techos, quitar la sedimentación de una estructura de nueve pisos de altura, y de tener la evaluación geotécnica. Eso nos puede llevar dos meses. Estamos asumiendo que la reconstrucción de casa de máquinas será de un 70 por ciento y eso nos lleva a que la tendríamos lista en el segundo semestre del 2021”.

En estos 10 meses, ¿cuál ha sido la decisión más difícil que ha tomado?

“Aquí, casi todos los días hay que tomar decisiones muy, muy difíciles. Quizás esta última (la del cierre de la compuerta dos) es la más dolorosa, porque en nuestro esquema de prioridades está primero la valoración de la vida, de las personas, lo segundo el medio ambiente y lo tercero el proyecto. Esta decisión que tomamos el lunes afectaba el medio ambiente y eso es doloroso y triste. Confiamos en que podamos revertirlo”.

¿Usted puede dormir hoy tranquilo? Digo, más tranquilo que hace diez meses...

“Hasta el domingo no podré dormir tranquilo. Hasta que el río vuelva a su caudal normal. Sin embargo, puedo decir que vamos muy adelante en la eliminación de riesgo a las comunidades. Pero lo que es la recuperación del proyecto nos falta todavía mucho trayecto, al menos dos años y medio. Eso no es poco y cada día es un arduo trabajo con más de 3.500 personas laborando, 24 horas, sin parar”.

El empleo que busca está a un clic

Te puede interesar

Las más leídas

Te recomendamos

Utilidad para la vida

Regístrate al newsletter

PROCESANDO TU SOLICITUD