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¿Por qué hay tantos desmayos en las estaciones del metro?

Aunque se dice que la ventilación y los tumultos podrían resultar en desmayos,

la empresa y expertos afirman que la mayoría de casos responde a enfermedades.

  • Las congestiones, según los expertos, no explican necesariamente los desmayos en el metro. El botón rojo es la opción inmediata para los reportes. FOTO Jaime Pérez
    Las congestiones, según los expertos, no explican necesariamente los desmayos en el metro. El botón rojo es la opción inmediata para los reportes. FOTO Jaime Pérez
  • ¿Por qué hay tantos desmayos en las estaciones del metro?
31 de enero de 2023
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El metro está transportando diariamente un millón de personas. Las congestiones, en las horas pico de la mañana y la tarde, regresaron luego de la temporada de vacaciones. Ya con la operación de nuevo a tope, vuelven las preocupaciones: algunos usuarios han contactado a este diario consultando por los desmayos en las instalaciones del sistema, sus causas y los protocolos de atención habilitados.

Es que nada más 723 de las 1.817 emergencias de salud atendidas el año pasado en el metro estuvieron relacionadas con casos como estos: ataques de epilepsia, infartos o pérdidas de conciencia prolongadas se contaron entre las causas que hicieron que los usuarios terminaran en el suelo de los vagones, siendo atendidos por personal APH y, en otras ocasiones, trasladados a centros médicos.

Otros viajeros también han reportado desmayos en las contingencias del sistema, en medio de la parada inesperada y a veces prolongada de los vagones. Alegan falta de aire y sobrecarga de usuarios, lo que conduciría a pérdidas de conciencia en el interior de los trenes. Aunque el Metro afirma que la mayoría de casos se debe a comorbilidades previas, estos episodios superan las caídas (689) y las lesiones (405) reportadas en 2022.

Pero los desmayos pueden ser tramitados de diferentes formas: el sistema cuenta con protocolos de primeros auxilios y también hay recomendaciones médicas que, de ponerse en práctica, impedirían que las emergencias escalen. Tanto quienes las viven como quienes las presencian tienen opciones para mitigar riesgos y evitar otros traumatismos en la operación del sistema.

El parte del Metro

Hugo Loaiza, coordinador de Servicio al Cliente del Metro, reconoce la frecuencia de desmayos que se presentan en el sistema, pero aclara a su vez que no se cuenta con una estadística detallada para contabilizarlos. Dice que de por medio hay varios factores, además de la particularidad de los casos: se pueden registrar mareos, síncopes, lipotimias y convulsiones.

De hecho, en el metro se han atendido partos, afirma Loaiza, tras recordar que en diciembre pasado se presentó un caso en la estación Acevedo. El recorderis del funcionario no es en vano: lo hace para enfatizar que el personal que trabaja con la empresa —conductores, guías, policías y APH— cuenta con la formación en primeros auxilios. Son 1.000 las personas con este conocimiento en el sistema.

“La mayoría de afecciones que los usuarios comparten con el personal de salud son inherentes a su estado previo: largas horas de ayuno o enfermedades que vienen de tiempo atrás y se materializan en el sistema”, dice Loaiza. Y, a paso seguido, agrega: “Son bajas las razones o causales que se pueden presentar para impulsar los casos. La ventilación está en óptimas condiciones y tenemos protocolos para atender las contingencias”.

Esta lectura es respaldada por Natalia Pino, coordinadora de Urgencias de la Clínica CES. La doctora explica que en el metro confluyen personas con diferentes factores de riesgo que multiplican las posibilidades de emergencias de salud. En particular, adultos con comorbilidades que pueden resultar en riesgos neurológicos o cardíacos. También personas con algún tipo de discapacidad. “Hay más de cuatro tipo de episodios (mareos, síncopes, lipotimias y convulsiones) que pueden llevar a pérdidas de la conciencia”, expresa.

En total, según el reporte de la empresa, las atenciones por problemas de salud subieron en 324 casos el año pasado. Buena parte de los casos generó novedades en la operación del sistema, más que todo al interior de los trenes, buses y tranvías. Las estaciones con más reportes fueron San Antonio, Poblado, Industriales, Aguacatala y Parque Berrío.

¿Qué hacer en estos casos?

El sistema cuenta con un contratista que presta los servicios de APH en estas situaciones. Los usuarios pueden activar el botón rojo para emitir la alerta al interior de los vehículos e incluso en las plataformas, que también cuentan con esta tecnología. Hay una red que mediante el servicio de ambulancia traslada a centros médicos a los usuarios cuando es procedente.

“Por normativa, tenemos el Dea (desfibrilador externo automático) en las estaciones, que nos permite medir el ritmo cardíaco cuando un usuario requiere la atención. Pero no es tan común: con el personal APH, que tiene su propio equipamiento, logra prestar soporte en la mayoría de situaciones”, sostiene Loaiza.

La doctora Pino, previo a recomendar el uso de este dispositivo, recuerda que la calma es lo primero en estas situaciones. Luego procede la búsqueda de un espacio adecuado para prestar primeros auxilios, además de evitar aglomeraciones y movimientos que puedan arriesgar el bienestar de quien sufre el desmayo. La empatía, que va desde activar el botón rojo de emergencia hasta ceder un asiento previamente, también puede ayudar.

Algunas recomendaciones:

1) Lo primero, según la doctora Pino, es mantener la calma. Hacerlo permite evitar acciones que afecten el bienestar de quien padece el episodio.

2) Buscar un ambiente seguro, ojalá un espacio abierto con óptima oxigenación. La idea es contar con un espacio suficiente para la intervención.

3) Evitar las aglomeraciones. Se recomienda que algunas personas construyan una barrera de contención mientras la persona recibe atención médica.

4) La posición del cuerpo es vital. Hay que prestar atención a la cabeza, que quede lo mejor ubicada posible, y no introducir elementos en la boca.

5) Si el paciente no tiene pulso, se recomienda apelar al DEA (desfibrilador externo automático). Ese elemento salva vidas y su uso no está restringido a profesionales.

6) Recordar la cultura en el sistema: ceder la silla a personas mayores, embarazadas o bajo condición vulnerable, así como dar a conocer el reporte con el botón rojo.

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