Pico y Placa Medellín

viernes

0 y 6 

0 y 6

Pico y Placa Medellín

jueves

1 y 7 

1 y 7

Pico y Placa Medellín

miercoles

5 y 9 

5 y 9

Pico y Placa Medellín

martes

2 y 8  

2 y 8

Pico y Placa Medellín

domingo

no

no

Pico y Placa Medellín

sabado

no

no

Pico y Placa Medellín

lunes

3 y 4  

3 y 4

Perros ferales se adaptan y se vuelven amenaza en Antioquia

Una matanza de reses en el Suroeste puso en evidencia nuevamente esta problemática a la que, a pesar de sus potenciales impactos devastadores para la salud humana y la biodiversidad, las autoridades siguen sin pararle bolas.

  • Perros ferales han causado ataques masivos en el Suroeste y Oriente antioqueño, y también hay registros de impactos negativos a la fauna nativa de los valles de Aburrá y San Nicolás. FOTO JULIO HERRERA
    Perros ferales han causado ataques masivos en el Suroeste y Oriente antioqueño, y también hay registros de impactos negativos a la fauna nativa de los valles de Aburrá y San Nicolás. FOTO JULIO HERRERA
hace 11 horas
bookmark

A pesar de los graves hechos y alertas que se conocen con frecuencia, la gente sigue creyendo que cuando se habla de perros reconvertidos a un estado salvaje causando estragos se trata de una mera historia de ficción. Pero nada tan real como lo que está ocurriendo en los bosques de Colombia, Antioquia y el Valle de Aburrá.

Los perros ferales son aquellos que descienden de caninos callejeros, es decir que perdieron su línea de contacto con los humanos y crecen integrándose en manadas y retornando progresivamente a un estado salvaje, siguiendo comportamientos y patrones de los cánidos antes de su proceso de domesticación.

Le puede interesar: Resuelto el misterio: familia de ciervos avistada en Antioquia desciende de otra especie que introdujo Pablo Escobar

En Colombia hay cerca de 3 millones de perros y gatos callejeros y desatendidos; en el Valle de Aburrá, según cifras bastante conservadoras, serían más de 10.000 animales en este estado. No se sabe aún cuántos perros y gatos viven en las montañas en estado asilvestrado, pero sí existe evidencia amplia de su impacto: especies en vía de extinción terriblemente cazadas, transmisión de enfermedades que podrían diezmar poblaciones de especies nativas y contagiar a humanos, desplazamiento de felinos y mamíferos de fundamentales corredores biológicos y peligrosas adaptaciones.

En las últimas semanas comenzaron a aparecer en fincas ganaderas de Urrao reses atacadas salvajemente. Los reportes que recibió Corpourabá provinieron de las veredas San Agustín, La Lucía, El Salvador y Aguas Chiquitas. En total, 27 reses aparecieron muertas y mutiladas y más de 10 heridas de gravedad.

Ante el desespero de productores y campesinos, lo único que lograron dilucidar inicialmente las autoridades locales con Corpourabá es que en las veredas donde se presentaron los ataques se cruzan unos corredores biológicos para especies como el puma concolor que se mueve por la cordillera Occidental donde tiene santuarios naturales como los farallones del Citará y el Nudo del Paramillo.

Lea también: ¿De dónde salió la historia del monstruoso río subterráneo en Antioquia, y a quién le interesa difundirla?

Pero según el secretario de Agricultura de Urrao, Eibar Cañola, lo que no pudieron corroborar de entrada fue qué tipo de animal causó los ataques, pues los patrones de las mordidas, la forma en la que fueron consumidas las reses y otros rastros encontrados no parecían corresponder a lo que causaría un felino como el puma. Por eso tuvieron que pedir apoyo para realizar investigaciones a fondo.

La tarea quedó a cargo de la Unidad Forense de la Facultad de Medicina Veterinaria de la Uniremington, que en ocho años de operación ha sido responsable de esclarecer casos emblemáticos, relacionados tanto con maltrato a animales domésticos, como sendas investigaciones con especies silvestres en riesgo.

Según el decano de Medicina Veterinaria de Uniremington, Julio César Aguirre, las pistas que les servirán como punto de partida para la investigación que adelantarán es que actualmente existe nutrida evidencia sobre la cada vez mayor interacción de felinos como el puma concolor con animales de granja, como reses, gallinas y cerdos.

La aparición cada vez más frecuente de pumas en zonas de pastoreo está relacionada con la fragmentación de los bosques nativos, la consecuente reducción de presas naturales (como pequeños mamíferos y reptiles), y también con la responsabilidad directa de campesinos y productores al implementar malas prácticas como ausencia de corrales y ganadería extensiva en la que irregularmente arrasan con bosques para ampliar zonas de pastaje.

Los pumas no basan su dieta en animales de granja, pero ante la oportunidad ocasionada por las malas prácticas en la tenencia de granjas y hatos ganaderos, estos solitarios felinos que por naturaleza le huyen a la interacción con humanos aprovechan para alimentarse de estas presas.

Siga leyendo: Histórico avistamiento en Sabaneta de un yaguarundí, el felino más misterioso que habita en Colombia

Los verdaderos ataques de especies silvestres como pumas, jaguares u osos andinos a animales de granja son realmente escasos cada año. Por eso son tan preocupantes los indicios sobre este caso. Según Aguirre, detrás de esta ola de ataques estaría una insólita asociación entre especies; pumas solitarios cazando ante la oportunidad y manadas de perros asilvestrados, que conformarían grupos de entre ocho y hasta 15 animales, y que estarían progresivamente adaptándose para convivir con su competencia y, en este caso, aguardando a que el puma cace para luego alimentarse de las presas muertas o heridas, aprovechando también la cercanía y exposición de otros animales de granja para atacarlos gracias a su ventaja numérica.

Validar científicamente este tipo de comportamientos, como la convivencia por conveniencia entre pumas y perros ferales puede tardar años de observación y análisis, pero lo cierto es que ya existen cuantiosos registros que comprueban que canes asilvestrados están compitiendo directamente por los recursos de los bosques con otros depredadores y están causando notorios impactos en poblaciones de especies nativas.

Está pasando aquí mismo en el Valle de Aburrá. Después de tres años de investigación, los biólogos Juan David Sánchez, Sebastián Botero y Hugo López publicaron un estudio a nivel internacional sobre la diversidad de carnívoros en el paisaje periurbano de los valles de Aburrá y San Nicolás. Entre varios hallazgos reveladores, encontraron que el perro doméstico (Canis familiaris) es el carnívoro más abundante y mejor distribuido en los bosques periurbanos de ambos valles. Su presencia en áreas silvestres no configura en sí un problema, han estado allí durante siglos. El verdadero riesgo son las interacciones negativas que están provocando con la fauna nativa. En el Valle de Aburrá hay registros de perros cazando cusumbos, otra especie carnívora, lo que podría impactar en el bienestar de poblaciones de pumas que se mueven por los corredores periurbanos, y solucionan el problema de la escasa comida y el arrasamiento de bosques debido a la expansión urbana alimentándose de pequeños mamíferos como estos.

Está ocurriendo en todo el país. El año pasado se conocieron videos de cámaras trampas que mostraron persecuciones, ataques y muertes de dantas de montaña a manos de perros ferales en bosques de Risaralda. Solo existen 2.500 dantas de montaña en Colombia y cada muerte las acerca a la extinción rápida.

Todo juega en favor de los animales ferales: cada año, según autoridades ambientales, abandonan entre 800 y 1.000 perros y gatos en el Aburrá, los descendientes de estas mascotas abandonadas están mostrando una inteligencia y enorme capacidad de adaptación en manadas grandes, y para colmo ninguna autoridad ambiental o de salud está haciendo algo al respecto. Hace cuatro años, ante una matanza de mascotas y de animales de granja en Guarne, las autoridades desplegaron un costoso operativo para capturar a decenas de perros ferales responsables de los ataques, pero los soltaron después de esterilizarlos, mejor dicho, no hicieron nada. La negligencia y omisión para tomar las verdaderas medidas de fondo, que son la captura y eutanasia, según organizaciones expertas como Bioethos, están facilitando que el problema se salga de control a pasos agigantados.

En cambio para las especies silvestres todo juega en contra. A medida que aumenten los ataques de jaurías de perros a ganado, aumentarán también las retaliaciones de campesinos y productores contra especies como el puma, el jaguar, tigrillos u osos, los pobres paganinis que siempre pagan los platos rotos de la inacción humana.

El empleo que buscas
está a un clic

Nuestros portales

Club intelecto

Club intelecto

Las más leídas

Te recomendamos

Utilidad para la vida

Regístrate al newsletter

PROCESANDO TU SOLICITUD