30 km
entre el casco urbano de Santa Fe y el corregimiento Cativo son los más críticos.
Tres atentados a la Policía, una bomba que no alcanzó a explotar y la constante sensación de que podrían ocurrir nuevas emboscadas, hicieron del corredor vial entre Santa Fe de Antioquia y Buriticá un trayecto peligroso.
Los hechos se han presentando en los últimos tres meses en este importante sector del Occidente, que conecta a Medellín con Urabá y la costa Caribe, y han dejado un uniformado muerto y tres heridos, todos pertenecientes a la Seccional de Tránsito y Transporte, antiguamente llamada Policía de Carreteras.
Tal cual ha venido documentando EL COLOMBIANO, el primer incidente ocurrió el 26 de mayo en el sector El Ventiadero. Hombres armados atacaron con ráfagas de fusil una patrulla oficial, después de pasar una curva, quitándole la vida al patrullero Diego Aguirre y lesionando al intendente James Hortúa.
El 2 de junio, en inmediaciones del corregimiento Cativo, una caravana de camionetas de la Institución fue emboscada con explosivos y disparos, dejando heridos a los patrulleros Gustavo Vasco y Deiber Flórez.
El 3 de agosto ocurrió de nuevo, cerca del Alto de Cativo. Los delincuentes dejaron una bomba escondida a un costado de la carretera, la cual fue detonada al paso de otra patrulla. La fuerza de la explosión volteó el vehículo llantas arriba y por fortuna el blindaje protegió al conductor. Un patrullero que resultó ileso.
El caso más reciente fue a las 10:30 a.m. del 11 de agosto, cuando gracias a información de la comunidad, el Ejército detectó otro artefacto enterrado a la vera del camino, compuesto por cinco kilos de explosivos. Los militares lograron desactivarlo.
“Preocupante la situación. Hemos estado solidariamente como comunidad con la Fuerza Pública, pero también exigiendo resultados, porque esto genera temor en las poblaciones rurales que se mueven por esta vía para llegar a las veredas, y también en la gente que transita al Urabá”, expresó el alcalde de Santa Fe de Antioquia, Felipe Pardo.
Añadió que el tramo más complejo está entre la salida del casco urbano y el corregimiento Cativo, son 30 kilómetros de alta tensión.
La inteligencia de la Policía y del Ejército coincide en señalar que el principal sospechoso de los ataques es el frente Edwin Román (también llamado frente Occidente) de la organización criminal Clan del Golfo, ¿pero por qué?
Retaliaciones
El frente Edwin Román delinque en todos los municipios de la subregión del Occidente y varios del Norte que limitan con ella, como Ituango. Su cabecilla es el exguerrillero Wilmar Mejía (“Richard”), quien dejó la subversión para unirse al cartel narcotraficante.
En la zona también opera un grupo enemigo, la disidencia del frente 5° de las Farc, liderada por Edwin Chavarría (“Mamarrón”), con el cual se han enfrentado varias veces este año, en áreas rurales de Peque y Sabanalarga.
En el corredor Santa Fe – Buriticá es más fuerte la presencia del Clan del Golfo, que ejerce dominio en los puntos de partida y destino. El coronel José Archila, jefe de la Sección de Tránsito de Antioquia, dijo que esa estructura es la que está causando los atentados, en retaliación “a los duros golpes que le hemos dado”.
El 4 de marzo pasado, en ese corredor vial sus hombres inmovilizaron un campero que llevaba 28 kilos de cocaína; al día siguiente, detectaron otro carro con 22,5 kilos de marihuana en un compartimiento secreto en el piso del baúl; el 26 de abril les pararon otro vehículo con 22,5 kilos de la misma sustancia canábica.
En otros operativos les decomisaron armamento, municiones y chalecos blindados, que iban en dirección a Urabá.
“Tenemos un trabajo conjunto con el batallón Pedro Justo Berrío, para vigilar esa zona, y muy buena relación con las agremiaciones de transporte que transitan la vía, que nos alertan cuando ven situaciones sospechosas”, detalló el coronel Archila.
Otro apoyo proviene de la Red de Participación Cívica que, según el alcalde Pardo, ha brindado información que sirvió para evitar atentados, con el del 11 de agosto.
El general Juvenal Díaz, comandante de la Séptima División del Ejército, acotó que ya se hizo un consejo de seguridad con los mandatarios locales de la subregión, “en el que se decidió incrementar las actividades judiciales y de inteligencia, para dar con los responsables de los ataques”.
El resultado más reciente contra el frente Edwin Román fue el pasado miércoles, cuando el CTI, con apoyo de la Policía y el Ejército, capturó a Luis Santana Hernández (“Machete”), de 24 años y presunto cabecilla de finanzas del grupo.
Los agentes lo arrestaron en la iglesia de Uramita, justo cuando pretendía casarse. Ahora de nuevo hay tensión en la zona, aguardando otra posible retaliación por la boda interrumpida. Esta vez habrá que estar preparados.