Con un minuto de silencio ambientado por los acordes de la trompeta del subteniente de la Policía Johny Caro, ayer se honró la memoria de las 13 personas que perdieron la vida en el atentado del 2 de diciembre de 1992. Ese día, a las 11:50 p.m., un carrobomba con 150 kilos de dinamita fue detonado en el cruce de la carrera 70 con la calle 45E.
En el acto conmemorativo de ayer, el secretario privado de la Alcaldía de Medellín, Manuel Villa, destacó que con estas acciones de reparación se busca hacerles frente a las narrativas del conflicto que han difundido las series de ficción que le han brindado el protagonismo a los victimarios.
“Con esto se busca hacer memoria, recordar que tuvimos un pasado difícil, pero que ese pasado también hizo que nos levantáramos más fuertes tras pasar los momentos más dolorosos en las décadas de los 70, 80 y 90. Lo que queremos con este homenaje es darles un nombre a los números, y darles voz a quienes han estado en el silencio”, concluyó Villa.
Con el mismo sentir, Claudia Mejía, capitana de la Policía, destacó la importancia de reconocer el pasado para construir a partir de él.
“En nuestra ciudad, el narcoterrorismo nos llenó de ausencias, pero no de olvido. Recordar es vivir, y el pasado por ningún motivo debe ser negado, sino convertirse en el principio de lo que vivimos y viviremos en el futuro”, dijo la capitana Mejía.
En el lugar en el que hace 27 años ocurrió el atentado, se estableció una placa que dice: “lo que resuena entre nosotros son sus nombres, no el estallido” .