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Cerca de la esquina sur del aeropuerto Olaya Herrera, en una oficina cuyas luces permanecen encendidas las 24 horas, un grupo de 40 funcionarios monitorean en tiempo real el comportamiento de las 1.420 camas de cuidado intensivo (UCI) que hasta la mañana de este domingo 18 de abril estaban habilitadas en Antioquia.
Cumpliendo el papel de un cerebro que coordina y conecta a todo el sistema de salud del departamento, los operadores del Centro Regulador de Urgencias y Emergencias (CRUE) se han convertido en uno de los actores más importantes para atender la pandemia.
Desde el pasado viernes 26 de marzo, cuando la Gobernación declaró la alerta roja hospitalaria (la cuarta desde el inicio de la pandemia), las clínicas y hospitales del departamento entraron en uno de los momentos más críticos de su historia reciente.
El acelerado incremento del número de contagios diarios, que pasó de 493 el 1 de marzo a un récord de 4.371 el pasado sábado 10 de abril, convirtió a Antioquia en el epicentro de la pandemia en Colombia.
De acuerdo con los datos oficiales, hasta el pasado sábado 17 de abril, las UCI de los hospitales del Oriente registraban una ocupación promedio del 97,14 %, el valle de Aburrá del 98,16 %, Urabá de 88,06 % y Bajo Cauca del 83,33 %.
En medio de este panorama, conectar en una sola red al creciente número de enfermos dispersos por todo el territorio, y encontrarle a cada uno una cama, se ha convertido en una tarea de vida o muerte. Desde hace un año, esa misión ha recaído en las manos del CRUE departamental.
Para explicar en qué consiste esa labor, Yerlis Patricia Bertel Serrano, coordinadora del CRUE Antioquia, se remonta al 12 de abril de 2020 cuando el Gobierno Nacional emitió el Decreto 538, con el que adoptó un paquete de medidas para contener y mitigar la pandemia.
Según explica Bertel, una de las decisiones más importantes que se tomaron a través de ese decreto fue la de otorgar a los CRUE el control de la oferta y la disponibilidad de camas UCI.
Tal como lo demandaban en ese momento las agremiaciones médicas, esa medida se proyectaba como una forma de impedir que los pacientes con menos recursos económicos o no asegurados, se quedaran sin recibir atención especializada en los momentos más críticos de la pandemia.
Bertel advierte que, aunque en gran medida el CRUE ya tenía experiencia en monitorear el sistema hospitalario, la responsabilidad de coordinar la atención de los enfermos por covid-19 implicó varios cambios.
En medio del sonido de los teclados, teléfonos y las voces cruzadas de sus compañeros hablando con los hospitales de todas las subregiones, Elio Manco Marín, un auxiliar administrativo que ha trabajado en el CRUE por cerca de 26 años, señala que la llegada de la pandemia no los tomó por sorpresa, gracias a décadas enfrentando otras calamidades.
Según reconstruye, durante sus cinco lustros de trabajo, desde atentados terroristas, accidentes aéreos y desastres naturales los han curtido en su tarea.
“La primera emergencia grande que a mí me tocó fue la del parque San Antonio. Todavía tengo en mi memoria que fueron 32 personas fallecidas y 236 personas lesionadas”, dice Manco, detallando que durante la década de 1990 el equivalente al CRUE lo constituía el Comité Operativo Metropolitano de Emergencias, que reunía a las centrales de Metrosalud, la Cruz Roja y la Gobernación.
Junto con aquel atentado, perpetrado el 10 de junio de 1995, otra emergencia que lo marcó, sostiene, fue la ocurrida el 29 de noviembre de 2019, cuando un vuelo chárter en donde viajaban los integrantes del club de fútbol Chapecoense se estrelló contra una montaña en la vereda Pantalio, en el municipio de La Unión, dejando 71 personas fallecidas.
Manco explica que gracias a la atención de ese tipo de sucesos, a lo largo de los años, el CRUE fue depurando su método para cumplir con la mayor eficiencia posible su misión de monitorear la capacidad y los recursos disponibles del sistema de salud departamental.
Desde el inventario de los bancos de sangre hasta la disponibilidad de camas tipo UCI, el centro ha vigilado estos indicadores desde antes de la pandemia, para anticiparse a la ocurrencia de algún desastre natural o accidente.
De igual forma, añade Manco, otra tarea que el centro desempeñaba antes de la declaratoria de la crisis sanitaria era encontrar que los migrantes y los pacientes denominados como PPNA (Población Pobre No Asegurada) encontraran atención especializada cuando lo requirieran, a pesar de no estar amparados por el sistema.
La coordinadora Bertel Serrano añade que luego de que el Gobierno Nacional emitiera el Decreto 538, el CRUE emprendió un proceso de modernización en sus sistemas de información.
Aunque a diario el equipo técnico levantaba informes sobre el estado de la red hospitalaria, la complejidad de los enfermos de covid-19 y las dificultades logísticas que su atención representa para el sistema, obligaron al centro a buscar cómo monitorear, segundo a segundo, el estado de las Unidades de Cuidados Intensivos.
Tras invertir en una modernización informática, el CRUE pudo crear un sistema para mantenerse en permanente comunicación con todos los hospitales de Antioquia y tener las herramientas para distribuir mejor a los pacientes.
Así mismo, añade Manco, para canalizar ese nuevo flujo de información y atender la congestión del sistema, el centro dobló su personal, pasando de 40 a 100 funcionarios que trabajan las 24 horas del día en varios turnos.
Pese a la expansión de la capacidad de camas UCI, el incremento de los contagios desatado desde mediados de marzo de este año puso al sistema departamental en frente de varios dilemas que van desde definir a quién priorizar para acceder a las pocas camas disponibles, hasta encontrar caminos para efectuar traslados a otras ciudades del país.
Según detalló la Gobernación el pasado martes 13 de abril, luego del desbordamiento de los principales hospitales del Valle de Aburrá y el Oriente, ciudades como Bogotá, Montería, Bucaramanga y Pereira estaban recibiendo pacientes remitidos desde Antioquia.
Bertel Serrano explica que, en este último escenario, el papel de CRUE regional ha sido el de crear lazos con los demás CRUE departamentales del país, los cuales han construido un puente para que los pacientes de Antioquia puedan acceder a las clínicas y hospitales y salvar sus vidas.
Cuando uno de estos traslados se hace posible, añadió la funcionaria, el protocolo indica que mientras el CRUE se encarga de buscar ese cupo en otras ciudades, las aseguradoras se encargan de gestionar la logística (ambulancias y transporte) para transferir a los pacientes.
Sin embargo, cuando el sistema de ambulancias está copado o no hay vuelos, el CRUE entra de nuevo en acción para hacer posible la reubicación.
“Hemos llamado a todos los departamentos para saber qué UCI nos pueden ofrecer. Nosotros somos un puente”, reitera Bertel.
Frente a la pregunta sobre cuáles criterios se contemplan para definir a quién asignar una cama cuando la capacidad instalada no alcanza para todos, Bertel sostuvo que esa competencia no la asume el centro, sino que cada hospital o clínica define, de acuerdo al perfil y las especificidades de cada enfermo, a quién estaría en capacidad de admitir.
“Nosotros lo que hacemos es comentar a pacientes a las centrales de referencia de las IPS que tienen UCI y ellos nos dicen si el paciente cumple para ese servicio. Si no es recibido, lo comentamos en otro y en otro y en otro, todos los días”, dice Bertel.
Mientras señala la pantalla en donde a lo largo del día aparecerá la cada vez más abultada lista de personas esperando una cama UCI, Manco Marín sostiene que el equipo del CRUE continuará dando su máximo esfuerzo para que cada uno logre encontrar un lugar.
Aunque, según admite el funcionario, la congestión del sistema ha generado que la situación se complique, tanto para los hospitales como los pacientes, la meta es seguir dando la batalla.
“Las 100 personas que trabajamos aquí tenemos muy claro que amamos nuestra labor. Es duro, porque hemos visto casos de gente cercana, amigos y personas que tal vez no volvamos a ver. Pero estamos con Dios y sabemos que vamos a salir adelante”, concluye Manco antes de regresar su mirada a la pantalla