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Estudiantes están “exiliados”: el colegio en ruinas y sin respuestas

No se ha entregado ninguno de los seis colegios priorizados para remodelar. Estudiantes están “exiliados”.

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28 de junio de 2022
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Al colegio Manuel María Mallarino lo demolieron en 2019 para volverlo hacer. Casi tres años después, su nueva construcción está en 0%. Lo paradójico es que está dentro de los seis colegios que la Alcaldía de Medellín priorizó en 2019 para su modernización. Entre tanto, los estudiantes han padecido los traumas que acarrea no tener una sede.

El Manuel María Mallarino está en San Antonio de Prado. Allá está otro de los colegios que se prometió remodelar y que, hasta ahora, no ha tenido éxito. Se trata de la Institución Educativa San Antonio de Prado, que apenas tiene un 11,14% de avance de obra, según la Secretaría de Educación de Medellín.

De los seis colegios priorizados, solo tres tienen avances importantes. El otro que está quedado es la escuela Santísima Trinidad, que debería estar en el 28% y hoy se ubica en un 6,24%. Pero, más allá de los números, el problema radica en las incomodidades que han sufrido los estudiantes y los padres de familia de cuenta de las demoras.

La situación más dramática se vive en San Antonio de Prado donde, como se dijo, hay dos de los colegios más atrasados. El corregidor de planeación en el nodo de infraestructura, Danilo Bustamante, denunció que las obras están detenidas desde 2019, cuando la administración anterior demolió el colegio. “Cercaron el colegio y no se ha comenzado la ejecución real”, precisó el consejero.

Bustamante comentó que el problema ha radicado en dos contratistas que no cumplieron con sus deberes. Pero la comunidad poco entiende de los procesos contractuales.

El problema de fondo es que los estudiantes del Mallarino y del San Antonio de Prado fueron recibidos en otros colegios, donde ahora conviven con alumnos de bachillerato, mucho mayores, lo que ha generado problemas. “Están conviviendo con muchachos más grandes que los inducen al alcohol, a las drogas. Son muchos los problemas que se han desencadenado tras la demolición y la falta de ejecución”, agregó Gutiérrez.

Los estudiantes de estos colegios parecen casi “desplazados” que llegaron a otras instituciones. Con ellos, a su pesar, han cargado problemas. Por ejemplo, en las escuelas receptoras ha desmejorado la movilidad, pues ahora hay muchos más estudiantes por recibir. Un buen ejemplo de esto es el colegio San José Obrero, que los ha recibido pese a las carreteras estrechas que tiene como acceso.

“Los barrios se han visto muy afectados por las congestiones. Además, los tiempos de desplazamiento han incrementado. Hoy los estudiantes tardan una hora más para llegar a las aulas”, anotó el corregidor.

Kelly Johana Osorio, madre de familia del Mallarino, alega que desde 2019 les están prometiendo la nueva sede. Dice que los problemas se camuflaron con la pandemia, pero que se han acrecentado con la reubicación de los niños en otros colegios. “Estamos ya cansados de esta situación y no creemos en las respuestas de la Alcaldía. Estamos dispuestos a protestar, a cerrar vías principales si no nos dan soluciones. Como padres no aguantamos más lo que viven nuestros hijos”.

Responde la alcaldía

Aunque este es un problema de vieja data, volvió a la luz pública en las últimas semanas por una queja ciudadana. Un colectivo realizó los premios “Medellín sin futuro”, una queja sobre los programas y las secretarías más quedadas de la actual administración. Según sus cuentas, la adecuación para jornada única estaba en 0%, lo que es parcialmente cierto.

Esto porque ninguno de los colegios ha sido entregado. En ese sentido, tiene lógica que el indicador esté en cero. Sin embargo, hay varios de ellos que están casi listos, como el Capilla del Rosario, con un avance del 99,50%. Le sigue el Diego María Gómez, que está en 88,20%. Sin embargo, están retrasados.

Para conocer qué ha pasado con la estrategia de modernización de las instituciones, EL COLOMBIANO consultó a la Alcaldía de Medellín. De manera escrita, la administración contestó que los seis colegios priorizados están dentro de un convenio con el Ministerio de Educación, entidad que pone el 70% de los recursos a ejecutar.

Según la Alcaldía, los contratistas Mota Engil y Germán Mora Insuasti incumplieron con los cronogramas en 2019. Entonces se abrió un nuevo proceso de licitación. Un año después, los nuevos contratistas iniciaron una verificación de lo que habían dejado los que incumplieron. Pero, argumentó la administración, la pandemia trajo consigo más retrasos.

Pasados dos años, sin embargo, no hay ningún avance en San Antonio de Prado, cosa que los padres de familia no entienden. Las explicaciones contractuales y burocráticas no los satisfacen: “Cada tanto nos citan y nos dicen que ya van a comenzar las obras, que tengamos paciencia. Han sido tantas veces que ya no les creemos nada”, dijo Kelly Johana.

Para la Alcaldía, la actuación de la Secretaría de Educación no es imputable, toda vez que es un proyecto que se adelanta con la Nación, pero lo cierto es que la administración es el enlace para sacarlo adelante. Los padres solo esperan que sus hijos no tengan que seguir padeciendo las incomodidades que hoy padecen sus hijos

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es el avance que tiene el colegio Mallarino luego de tres años de demolido.
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